Las calles de Santander, habitualmente un hervidero de actividad, reflejan una realidad que se extiende más allá de su paisaje urbano y rural: la lenta pero constante disminución de sus habitantes. En el primer trimestre de 2024, Cantabria ha registrado una pérdida neta de 160 residentes, lo que representa una disminución del 0.03% de su población, dejando el total en 591,004 personas según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE).Este descenso, aunque leve en términos porcentuales, es parte de una tendencia que ha afectado a otras regiones españolas, pero que en Cantabria se siente con particular preocupación debido a su impacto en una comunidad ya de por sí pequeña, situando a la región entre las cinco comunidades autónomas de España que han experimentado una disminución de habitantes en este período, junto con Aragón, Extremadura, Castilla y León y Asturias. 

El análisis detallado revela que la pérdida de población se debe principalmente a la disminución de residentes españoles, que han disminuido en 909, una caída del 0.16%.  Por otro lado, el número de residentes extranjeros ha visto un incremento considerable de 749 personas, lo que representa un aumento del 1.65%. 

Esta dinámica sugiere una transformación en la composición de la población de Cantabria, con 544,970 residentes nacionales y 46,034 extranjeros registrados al 1 de abril de este año, un cambio demográfico que podría redefinir el tejido social y económico de la región en los próximos años.Este escenario plantea interrogantes críticos sobre el futuro de Cantabria. ¿Qué se puede hacer para invertir esta tendencia? Las políticas migratorias y de incentivos para la natalidad, junto con estrategias de desarrollo económico que atraigan y retengan a jóvenes y familias, serán cruciales para garantizar que Cantabria no solo detenga su declive poblacional, sino que revierta esta tendencia hacia un crecimiento sostenible y retención de su población local. 

Además, el éxodo de población pone en evidencia la necesidad urgente de abordar temas como la vivienda, el empleo y la integración social de los nuevos residentes extranjeros. Así, mientras Cantabria enfrenta estos desafíos, su gente continúa adaptándose y buscando soluciones para asegurar un futuro próspero, en una tierra que, a pesar de sus desafíos actuales, sigue siendo rica en cultura, historia y potencial humano.

MEDIDAS DE CAMBIO. Adicionalmente, a pesar de la disminución poblacional, Cantabria ha experimentado un ligero aumento en el número de hogares. 

Durante el primer trimestre de 2024, se sumaron 49 hogares más, un incremento del 0.02%, elevando el total a 245,182. Este dato podría interpretarse como un indicativo de que las medidas para atraer y retener población en la región están empezando a tener un impacto positivo, aunque sutil. En respuesta a esta situación de despoblación, el Gobierno de Cantabria ha implementado un plan integral con 144 medidas para revitalizar las zonas más afectadas, especialmente en los 39 municipios identificados como en riesgo de despoblamiento. 

Las iniciativas van desde rebajas fiscales y la reforma de la Ley del Suelo hasta incentivos para la adquisición de vivienda y mejoras significativas en la infraestructura educativa y de transporte.

Estas medidas se han centrado en hacer de Cantabria un lugar más atractivo para vivir, trabajar y criar familias, especialmente en las zonas rurales más vulnerables. 

Por ejemplo, la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia, ha destacado los beneficios fiscales y las facilidades para la construcción de viviendas como puntos clave en la lucha contra el despoblamiento. Asimismo, el aumento del financiamiento autonómico para obras públicas en estos municipios resalta el compromiso del gobierno regional para asegurar un desarrollo equitativo.

Con estos esfuerzos, el Gobierno cántabro busca no solo detener la pérdida de población, sino también adaptar la comunidad a las nuevas realidades demográficas y asegurar un futuro próspero y sostenible para todos sus habitantes. 

La esperanza es que estas políticas, junto con la colaboración ciudadana y la participación activa de los sectores locales, puedan revertir las tendencias de despoblación y iniciar un nuevo capítulo de crecimiento y desarrollo para Cantabria.