En un intento por blindar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, frente a las crecientes críticas y escándalos, la Comisión Ejecutiva Municipal del PSOE de Santander ha emitido un comunicado que destila más propaganda que realidades palpables. Este documento intenta pintar una imagen de estabilidad y éxito donde prevalece la controversia y la división.

El comunicado ensalza las virtudes de un gobierno que, según sus palabras, está "generando progreso, prosperidad económica, justicia social, cohesión social y territorial e igualdad". Sin embargo, estos elogios chocan con la realidad de una economía tambaleante, donde la inflación y el desempleo, especialmente entre los jóvenes, siguen siendo desafíos significativos, a pesar de las afirmaciones de creación de empleo "como nunca en la historia de nuestro país".

Contrariamente a lo proclamado por el PSOE santanderino, las instituciones democráticas se han visto debilitadas bajo el mandato actual, principalmente por las continuas tensiones y el cuestionable manejo de la reforma judicial y la renovación del CGPJ, temas que han provocado fricciones tanto a nivel nacional como europeo.

La "campaña de acoso" mencionada en el comunicado parece ser más bien una respuesta crítica ante la falta de transparencia y la serie de escándalos de corrupción que han salpicado al gobierno, incluidas las investigaciones que rodean a Begoña Gómez, la esposa del presidente. Lejos de ser un mero "hostigamiento", estas investigaciones y reportajes periodísticos buscan aclarar dudas legítimas sobre la integridad y la ética de quienes están en el poder.

Además, la llamada al respeto y la dignificación de la política suena hueca cuando proviene de un partido actualmente envuelto en múltiples controversias que sugieren todo lo contrario. La exigencia de respeto al "tiempo de reflexión" de Sánchez ignora el principio fundamental de que un líder debe estar presente y ser responsable especialmente en momentos de crisis.

En resumen, mientras que el comunicado del PSOE de Santander intenta consolidar apoyo y desviar la atención de los problemas reales, los hechos pintan un panorama muy diferente. Los ciudadanos merecen una política fundamentada en la realidad objetiva y no en el autoelogio desvinculado de la realidad cotidiana de los españoles.