En un giro esperanzador para la salud pública, Cantabria se prepara para despedirse de las mascarillas en los centros sanitarios. A partir de este miércoles, la medida preventiva dejará de ser una obligación, marcando un punto de inflexión en la lucha contra las enfermedades respiratorias en la región.

El consejero de Salud, César Pascual, anunció esta decisión en una reciente rueda de prensa. Junto a él, Luis Carretero, director gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), destacó la notable mejora en la situación sanitaria de la región. "La presión tanto en atención primaria como hospitalaria ha descendido hasta niveles habituales", explicó Carretero.

Esta medida viene respaldada por estadísticas alentadoras. Según Pascual, los datos de incidencia de virus como la gripe, el virus respiratorio y la COVID-19 han experimentado un descenso considerable en la última semana. "Estamos hablando de una disminución del 46% en la gripe, 42% en el virus respiratorio y 38% en COVID-19", detalló el consejero.

La reducción de la presión asistencial en atención primaria ha permitido que un impresionante 80.4% de los centros de salud programen citas en menos de 48 horas, y más del 70% lo hagan en menos de 24 horas. "Nos encontramos en una situación de normalidad, donde la presión sobre la asistencia en primaria y hospitalaria ha disminuido significativamente", concluyó Pascual.

La publicación de la resolución que elimina la obligatoriedad de las mascarillas se espera para mañana en un Boletín Oficial de Cantabria extraordinario. Este anuncio representa un paso significativo hacia la normalidad y es una noticia muy esperada por los ciudadanos de Cantabria, quienes han enfrentado con resiliencia los desafíos de la pandemia.