Castro ha vuelto este año a los tiempos en los que tenía que andar buscando remeros debajo de las piedras. No hay lírica posible en medio de tanta necesidad, de un equipo que en octubre todavía no tenía entrenador y que hasta hace apenas mes y medio no pudo completar una trainera para salir a entrenar. Trece de los remeros que tan bien terminaron el curso pasado ya no están y entre ellos están buena parte de los titulares.

Tras la salida de Paul Galdiz, la apuesta de la directiva que decidió poner fin a la etapa liderada por Kike Vitoria en el verano del 21, desaparecieron los valientes. El club rojillo llamó a cantidad de entrenadores pero nadie quería meterse en el lío de dirigir a ‘La Marinera’. Hasta que un viejo rockero levantó la mano. Aquí estoy yo, dijo José Angel Vázquez ‘Txanpan’. 

El veterano exremero castreño cogió el equipo cuando incluso otro técnico, Mikel Portularrume ‘Paorra’, que venía de saldar con éxito su paso por la ‘Sotera’ de Santurtzi, había comenzado la pretemporada al frente de ‘La Marinera’. Aceptó el reto pero vio lo que había y se marchó. Fue entonces cuando hubo que recurrir a ‘Txanpan’. “Se oían rumores de que habían llamado a doce, yo no quería tampoco pero al final me animé para conseguir que al menos la trainera saliera, por la gente del pueblo y ver si los remeros, al ver que la cosa se ponía en marcha, se animaban a bajar”, explica. No fue fácil.

Cuando él se puso al frente, sólo tenía diez hombres a su disposición. Mala cosa. Comenzando desde ese punto, las dificultades están aseguradas. La viabilidad de la trainera estuvo en entredicho pero, finalmente, va a llegar a puerto y el sábado estará ‘La Marinera’ en la primera regata de la ARC 1. No es poco. Pero ahora toca lo más difícil. “Mantenerse será como si ganamos la liga”. 

Asume José Ángel Vázquez que la embarcación roja llega “con dudas”. En concreto, va a comenzar a caminar con 17 remeros gracias a la incorporación de juveniles y a tres cesiones de jóvenes valores de Kaiku. Sin ellos, quizá habría que haber dejado el bote en la balda. Así, el equipo apenas ha podido tener “un mes y medio o dos meses de entrenamientos más o menos acordes” y de cierta calidad. ‘La Marinera’ llega muy justa, con la lengua fuera y después de un largo invierno muy complicado, caminando sobre el alambre y con muchas semanas de retraso en la preparación que, como recuerda el entrenador, “al final se notan mucho”.

Al próximo fin de semana, cuando se alzará el telón de la ARC 1 en San Juan de Luz primero y en Pasajes después, aterrizará la embarcación castreña tras los ensayos realizados en las regatas disputadas en Santander. Como el resto, las aprovechó el técnico para “hacer pruebas” de las que no sacó demasiadas conclusiones positivas. Sí le gustó parte del recorrido que realizó el bote en la Sotileza y menos su rendimiento en la Bansander. Lo que no tiene claro es si la calle cuatro en esta última le condicionó demasiado. De hecho, espera que así sea para que tanta distancia respecto a Astillero, equipo de la ARC 2, no sea real.

De la calle tiene miedo, precisamente, en la jornada inaugural de la liga, ya que será en el campo de regatas de San Juan de Luz que, para empezar, obliga a completar seis largos y cinco ciabogas. No es la mejor manera de estrenar un verano. Además, a quien le toca la uno, como recuerda ’Txanpan’, “está perdido y es mejor subir al autobús y volver”. Sufre la desembocadura de la ría y habitualmente queda descartado. Y el entrenador cántabro, que antes fue un reputado remero con muchas regatas, muchas banderas y muchos títulos a su espalda, teme lo peor: “A perro flaco todo son pulgas. Ya verás como nos toca a nosotros”.

Asume el técnico de ‘La Marinera’ que a este primer fin de semana de competición se acude siempre “nervioso y con la incertidumbre de saber dónde puedes estar”. Tiene claro que los resultados cosechados a lo largo de los últimos meses, tanto en los descensos, como con los botes pequeños y en las dos citas santanderinas de los últimos días, “no han acompañado”, pero tampoco sorprende a nadie.

“Es muy complicado. Fíjate que el año pasado tenían 22 remeros, más una trainera B y otra de chicas. Hay trece, una tripulación entera, que se han marchado. Yo sólo tengo a cuatro del año pasado y uno de ellos empezó a entrenar hace cuatro meses porque, si no, no salíamos. La plantilla, mayormente, está formada por los remeros de la ARC 2, que muchas veces quedaban últimos, y juveniles”, recalca.

Lo bueno es que, quienes están, están “animados y dando el cien por cien”. Para el primero que no fue fácil fue para él mismo porque sabe bien que hay aficionados de Castro que no le pueden ni ver desde que era uno de los remeros más queridos de ‘La Marinera’ y fichó por Astillero. Para él se ha convertido en una cuestión de “orgullo” trabajar por mantener la trainera de su pueblo en el agua y no se va a bajar por mucho que, tras unos años apartado del mundillo, se haya encontrado con un remo que dista mucho del que él conoció. 

“Ya no hay remeros como los de antes”, afirma. “Ahora están con los relojes, viendo lo que marcan, y yo les digo que no, que se fijen en las sensaciones, que lo demás está bien para el pabellón y para el ergómetro, pero que en el agua todo son sensaciones”, apunta. Recuerda que aquí “hay viento, corrientes, mar de fondo… hay muchos factores que juegan”. “Hay que tener sensaciones y no pensar”, apunta a la vez que también echa de menos “el compromiso” que existía en su época. 

Ese déficit resta potencial. “Por eso sigue remando gente de 47 y 50 años, porque los jóvenes no reman como reman ellos”, explica. Es una realidad que se ve en cualquier cuadrilla, sobre todo en Cantabria. No hay quien aparte a los viejos rockeros. Y él es uno de ellos al que toca navegar en aguas turbulentas. “Cuando en el club van mal las cosas, va todo mal, todo a la deriva. La situación es complicada pero a ver si nos salvamos. Si lo conseguimos, lo celebraremos. Si no, seguiremos peleando, pero yo estoy convencido de que lo vamos a sacar. yo no tiro nunca la toalla. Vamos a por todas”, concluye.