El gobierno italiano liderado por Giorgia Meloni ha convertido a África en una prioridad en su política exterior, destacando su Plan Mattei presentado en la cumbre Italia-África como un esfuerzo multimillonario para el desarrollo del continente en áreas como educación, alimentación y energía. Este plan tiene como objetivo garantizar el desarrollo, la soberanía y la seguridad en los países africanos, con el fin de evitar que los jóvenes se vean obligados a arriesgar sus vidas en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa.

Sin embargo, más allá de la ayuda económica, el plan de Meloni para África también busca contrarrestar la expansión rusa en el continente, especialmente en el Sahel, una región estratégica que actúa como frontera natural entre el África subsahariana y el Magreb. El Sahel se ha convertido en un bastión para terroristas yihadistas, así como en una ruta importante para el narcotráfico hacia Europa, lo que representa una amenaza para la seguridad europea.

En este contexto, Italia ha decidido consolidar su presencia en el Sahel, utilizando su base militar en Níger para llevar a cabo una misión bilateral de apoyo a la República de Níger. Esta misión tiene como objetivo fortalecer la capacidad de control del territorio por parte de las autoridades nigerinas y de los países del G5 en el Sahel, así como para combatir el tráfico de personas y otras amenazas a la seguridad en la región.

Además de su presencia en Níger, Italia también tiene misiones en otros países africanos como Somalia, el Sáhara Occidental y Djibouti, tanto por iniciativa propia como en el marco de misiones europeas o de la ONU. En resumen, Italia está emergiendo como una punta de lanza europea en África, liderando esfuerzos para estabilizar la región y contrarrestar las amenazas a la seguridad.