Fue uno de los "casos sin resolver" más antiguos y que permaneció durante años en los cajones de la policía criminal francesa: un hombre, encontrado muerto en el sur de Francia, ha sido identificado como "Grêlé", un asesino y violador en serie buscado desde la década de los 80.

Durante treinta y cinco años, los investigadores habían seguido la pista a este hombre con el rostro picado de viruela sospechoso de "cinco delitos cometidos entre 1986 y 1994". Es sospechoso en particular de haber matado y violado a una niña de 11 años, encontrada muerta en el sótano de su edificio en París en 1986, y de haber estrangulado a una pareja en 1987, también en la capital.

Elementos recolectados durante la investigación orientaron las investigaciones "hacia un sospechoso no identificado que pudo haber ejercido la profesión de gendarme en el momento de los hechos y permitió aislar un perfil de ADN susceptible de pertenecer al autor", explicó el fiscal de la República de París, Laure Beccuau, en un comunicado de prensa publicado el jueves por la noche.

"Estos últimos meses", unos 750 gendarmes que habían trabajado en la región parisina durante los hechos habían sido convocados. Uno de ellos, "un hombre de 59 años, domiciliado en el sur de Francia, convocado el 24 de septiembre para una audición el 29 de septiembre, fue declarado desaparecido por su mujer" dos días antes de la citación y hallado muerto el 29, indicó la fiscal.

Se trataba de un "antiguo gendarme, que después trabajó como policía y estaba jubilado": su ADN correspondía al perfil genético hallado en varias de las escenas del crimen, precisó la fiscal.

El hombre se habría suicidado en un apartamento en Grau-du-Soi donde dejó una carta de confesión, indicó una fuente cercana a la investigación a la agencia France Presse.

Según varios medios, el hombre cuenta en esta carta que se sintió buscado por la policía. Confiesa los asesinatos "sin dar los nombres de las víctimas ni las circunstancias", y precisa que "no habría hecho nada desde 1997".

En 1986, se había distribuido ampliamente un retrato robot, que representaba a un hombre de unos 25 años, un metro ochenta de altura con la piel picada de viruela en la cara debido a rastros de acné. La mañana del asesinato de la niña, de hecho, varias personas lo habían visto en el edificio.

Preguntado por AFP, el abogado de la familia de la niña, Didier Seban, subrayó su "convicción reforzada de que uno nunca debe rendirse". Según el diario Le Parisien, el hombre también es sospechoso del asesinato de una joven de 19 años en 1994 en los suburbios de París. También se le atribuyen seis violaciones.