POLÍTICA
Rueda asume la presidencia de la Xunta con un llamamiento a la unidad y el compromiso con Galicia
El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, ha revalidado su cargo mediante una ceremonia de investidura marcada por la solemnidad y la emotividad. Ante la presencia de una distinguida audiencia, que incluyó a líderes políticos tanto regionales como nacionales, Rueda juró cumplir y hacer cumplir el Estatuto de Autonomía, en un acto que simbolizó el compromiso con el "interés supremo" de la comunidad gallega.
La elección del lugar para la investidura, el parque de Bonaval, no fue casual. Esta ubicación fue seleccionada por su significado histórico y simbólico, vinculado a la identidad y la tradición gallega. La presencia de los predecesores de Rueda en el cargo, así como de destacados representantes políticos, subrayó la importancia y el alcance del evento.
Durante su discurso, Rueda hizo hincapié en varios aspectos fundamentales. En primer lugar, destacó su compromiso con la unidad y el respeto a los principios fundamentales del sistema autonómico. En un momento político marcado por la diversidad y la descentralización, el presidente reafirmó su determinación de trabajar en colaboración con los demás líderes autonómicos, evitando cualquier intento de socavar la integridad del modelo autonómico.
Además, Rueda expresó su gratitud hacia quienes lo acompañaron en su trayectoria política, reconociendo especialmente el apoyo de su familia y colaboradores. Este gesto de reconocimiento reflejó la importancia de la colaboración y el respaldo mutuo en el ejercicio del liderazgo político.
En cuanto al contenido de su discurso, Rueda destacó la importancia del diálogo, el consenso y la responsabilidad en la gestión de los asuntos públicos. En un contexto caracterizado por la polarización política y la confrontación ideológica, el presidente hizo un llamamiento a la moderación y la estabilidad como valores fundamentales para el progreso de Galicia.
En este sentido, Rueda enfatizó el carácter abierto y firme del pueblo gallego, destacando su capacidad para adaptarse a los desafíos del presente sin perder de vista sus raíces y tradiciones. Esta visión de Galicia como una comunidad moderna y progresista, pero también arraigada en su historia y cultura, resonó en su discurso inaugural.
Por último, Rueda reiteró su compromiso con el servicio público y su deseo de gobernar "para todos". En un momento de incertidumbre y desafíos, el presidente se comprometió a trabajar con determinación y ambición por el bienestar de todos los ciudadanos gallegos, haciendo especial hincapié en la necesidad de estar "acompañado" en esta "gran tarea".
En resumen, la investidura de Alfonso Rueda como presidente de la Xunta de Galicia fue un evento cargado de simbolismo y significado político. Más allá de la formalidad del acto, este evento marcó el comienzo de un nuevo capítulo en la historia política de Galicia, caracterizado por el compromiso con la unidad, la responsabilidad y el servicio público.