Si Pedro Sánchez decide dimitir, desencadenaría una serie de eventos constitucionales y políticos que determinarían el futuro inmediato de la gobernanza en España. Aquí desglosamos las claves y el procedimiento a seguir según la Constitución Española y las normas parlamentarias.

La dimisión de un presidente del Gobierno implica que el Gobierno en su totalidad cesa, pero continúa en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Ejecutivo. Esto significa que, aunque dimitido, Sánchez y su gabinete seguirían realizando las tareas administrativas esenciales sin poder iniciar nuevas políticas o legislaciones.

Proceso Post-Dimisión

    1.    Gobierno en funciones: Según el Artículo 101 de la Constitución, el Gobierno cesante, tras la dimisión de su presidente, continúa en funciones realizando únicamente los actos necesarios para el despacho ordinario de los asuntos públicos y asegurando la continuidad administrativa hasta que el nuevo Gobierno sea efectivamente investido.
    2.    Ronda de consultas y formación de nuevo Gobierno:
    •    El Rey, como parte de sus funciones constitucionales, convocará a las diversas fuerzas políticas a una ronda de consultas para proponer un candidato a la presidencia del Gobierno.
    •    Este proceso está amparado por el Artículo 99 de la Constitución, que facilita la investidura de un nuevo presidente a través del Congreso de los Diputados.
    3.    Posibilidad de nuevas elecciones:
    •    Si las rondas de consultas no resultan en un candidato capaz de obtener la confianza del Congreso, y tras un período específico detallado en la ley, el Rey disolvería las Cortes y convocaría a elecciones generales.
    •    Este proceso incluye un periodo electoral que no puede ser menor de 54 días desde la convocatoria hasta la celebración de las elecciones, posiblemente apuntando al 21 de julio como la fecha más próxima para nuevos comicios, siguiendo la normativa que impide una convocatoria antes del 29 de mayo debido a la restricción anual.

Posibles candidatos y escenarios políticos

En caso de dimisión, es probable que el PSOE, el partido de Sánchez, nomine a un sucesor interino o candidato a la presidencia. La elección de este candidato podría depender de las dinámicas internas del partido y del panorama político actual, influenciado por la colaboración o el enfrentamiento con otros partidos, especialmente en un contexto de posible negociación o alianza post-electoral.

La dimisión de Pedro Sánchez no solo sería un movimiento político significativo por sus implicaciones personales, sino que también reconfiguraría el tablero político español, forzando a todos los partidos a reevaluar sus estrategias y alianzas en un posible escenario electoral adelantado.

Estos eventos subrayan la importancia de la estabilidad política y la capacidad de adaptación de los partidos políticos en una democracia parlamentaria como la de España, donde la gobernabilidad a menudo depende de la capacidad de formar coaliciones o mantener un apoyo estable dentro del parlamento.