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La unión de Liébana y Campoo, un desafío técnico ante una reivindicación histórica

A pesar de los beneficios potenciales para la economía y el turismo, el proyecto enfrenta oposición ecológica por su impacto en zonas naturales | El Gobierno de Cantabria inicia un proyecto para conectar Liébana y Campoo por carretera, enfrentando desafíos técnicos y ambientales. Con una inversión prevista de 100 millones de euros, busca fomentar la economía local y combatir el despoblamiento

GRAF2031. ESPINILLA (CANTABRIA), 11/02/2024.- Imagen del mapa de Cantabria señalando la zona por la que irá la carretera que el Gobierno regional tiene proyectado construir para unir las comarcas de Liébana y Campoo. El Gobierno de Cantabria arrancó hace meses el proyecto de unir por carretera Liébana y Campoo, una reivindicación histórica de ambas comarcas que se prevé larga por las dificultades técnicas y los condicionantes ambientales, que provocan el rechazo de los colectivos ecologistas. EFE/Pablo Ayerbe
Imagen del mapa de Cantabria señalando la zona por la que irá la carretera que el Gobierno de Cantabria tiene proyectado construir para unir las comarcas de Liébana y Campoo. EFE/Pablo Ayerbe
La unión de Liébana y Campoo, un desafío técnico ante una reivindicación histórica

El Gobierno de Cantabria arrancó hace meses el proyecto de unir por carretera Liébana y Campoo, una reivindicación histórica de ambas comarcas que se prevé larga por las dificultades técnicas y los condicionantes ambientales, que provocan el rechazo de los colectivos ecologistas.

El consejero de Fomento, Roberto Media, anunció el pasado octubre que el actual Ejecutivo que lidera María José Sáenz de Buruaga (PP) daba el primer paso para hacer realidad esta conexión, de la que existen planos de los años 50, y que el Gobierno prevé que sea una realidad en 10 años y tras una inversión de 100 millones de euros.

Este departamento trabaja desde entonces en el estudio informativo, que se adjudicó en diciembre y en el informe de impacto ambiental de la iniciativa, unos trámites que llevarán aproximadamente uno o dos años según explica la directora general de Obras Públicas, María del Carmen López.

De este estudio informativo, se espera conocer de forma aproximada el trazado de la carretera, que podría pasar por Castilla y León, uniendo el puerto cántabro-palentino de Piedrasluengas con Brañavieja, donde se encuentra la estación invernal de Alto Campoo; o bien quedarse en Cantabria y atravesar la zona de la mancomunidad Saja-Nansa.

Ambos recorridos implicarían salvar un gran desnivel, ya que se trata de una zona muy montañosa, por lo que, aunque es cautelosa, la directora general opina que «lo lógico» es que el proyecto implique la construcción de un túnel.

Entre los desafíos del proyecto, Carmen López destaca el factor ambiental, ya que las distintas alternativas que se estudian afectan a parques naturales, zonas de alto valor cinegético, o planes de recuperación del oso pardo y el urogallo.

Se trata de una zona de «gran valor ecológico, paisajístico, faunístico y botánico», así como geológico, y todas las alternativas que están sobre la mesa discurren por espacios de la Red Natura 2000.

Además, la idea es también poder acondicionar la CA-184 hasta Pesaguero, ya en Liébana, que está declarada «carretera singular» y de especial protección.

Los factores ambientales, sin embargo, no suponen un freno al proyecto, según López, sino que exigen «definir medidas» para que la afección en el entorno sea mínima. «Pensar que no hay ninguna afección es un poco imposible», opina.

La directora general señala que la actuación beneficiaría a un área en el que viven 60.000 habitantes, que verían reducido «bastante el trazado y los tiempos», en una zona en la que el riesgo de despoblamiento es alto. «Con esta actuación ayudas a mejorar la economía de la zona, atraes turismo, atraes a gente a vivir: Mejoraría las condiciones económicas de la comarca», señala.

«Carreteras, sobran», según los ecologistas. Las características del proyecto hacen que las organizaciones ecologistas de la región hayan mostrado su rechazo, ya que el asfalto recorrería «un corredor verde» que se «debe conservar», dice a el portavoz de la Asociación para la Defensa de los Recursos Naturales de Cantabria (Arca), Carlos García.

«Hay de sobra carreteras: déjalo cómo está», lamenta García y avanza que Arca «se opondrá» a los avances del proyecto.

El representante de esta asociación opina que la iniciativa es fruto «del desarrollismo de hace 60 años», que está «fuera del tiempo actual» y es «un producto de políticos obsoletos» que «depredan en función de las ocurrencias».

También rechaza que el nuevo trazado ayude a combatir el despoblamiento que, en su opinión, obedece a la falta de «modelo productivo rentable en los núcleos rurales» y no a la falta de infraestructuras.

«Arreglar eso es demasiado difícil: vamos a hacer obritas, que es lo que hemos hecho siempre», critica.

«Un revulsivo» para los alcaldes. La unión de Liébana y Campoo ha sido una reivindicación histórica de los alcaldes de la zona y entre ellos de Pedro Luis Gutiérrez (PP), que lleva ocho legislaturas al frente del Ayuntamiento de Campoo de Suso.

Gutiérrez asegura que la infraestructura será «un revulsivo» a nivel turístico para su comarca, similar al impacto económico de las fábricas de Reinosa. «Va a dar vida y va a dar inversiones», subraya.

De hecho, dice que en Brañavieja ya existe un proyecto para construir 36 viviendas y el anuncio de que esa infraestructura echa a andar ha generado una «inquietud favorable para que la inversión llegue».

Este regidor opina que la carretera pasará en su totalidad por Cantabria, porque a Castilla y León «no les interesa esa unión», pero a su vez dará «vida» a zonas despobladas en la región como Polaciones. «La gente está muy ilusionada», apostilla.

Sobre los condicionantes medioambientales, confía en que «con todas las medidas cautelares» se salven los escollos existentes. «Por encima de lo importantísimo que es el medio natural, está la vida de las personas», advierte.

La unión de Liébana y Campoo, un desafío técnico ante una reivindicación histórica
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