La crisis en Sudán es una de las guerras más preocupantes que se gesta en el corazón de África y que podría tener repercusiones catastróficas para Europa, aunque reciba una atención mínima en comparación con otros conflictos globales más mediáticos.

Mientras los ojos del mundo están puestos en los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, la situación en el norte de África y el Sahel, así como en el Mediterráneo, está pasando desapercibida. Países como Mali, Nigeria, Níger y Burkina Faso se han convertido en focos de desestabilización debido a golpes militares, la presencia de grupos yihadistas y la llegada de mercenarios rusos.

Sin embargo, es en Sudán donde se está gestando una guerra particularmente peligrosa. El vacío de poder generado por el conflicto ha permitido el crecimiento de grupos criminales dedicados al tráfico de personas hacia el Mediterráneo. Según informes, esta situación podría desencadenar la mayor crisis de refugiados del mundo, con millones de personas tratando desesperadamente de llegar a Europa.

La guerra civil en Sudán, que ya lleva dos años, enfrenta al Ejército sudanés con el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido. La violencia ha provocado una hambruna y el desplazamiento de nueve millones de personas.

La ruta de escape para muchos refugiados es desde Sudán hacia Libia, y desde allí intentan llegar a las costas europeas en embarcaciones precarias. Además, Sudán sirve como paso intermedio para los refugiados que buscan emigrar desde el Cuerno de África hacia Europa.

El conflicto en Sudán estalló en abril de 2023, cuando las Fuerzas de Apoyo Rápido se rebelaron contra el gobierno de transición. Lo que comenzó como un conflicto político pronto derivó en un conflicto étnico, especialmente en la región de Darfur, que ya había sufrido un genocidio en el pasado.

La intervención de países extranjeros como Emiratos Árabes Unidos e Irán ha avivado aún más el fuego de la guerra y ha enquistado el conflicto. Sudán, como importante productor de petróleo con puertos estratégicos, podría convertirse en una pieza clave que desencadene un conflicto aún mayor en toda la región del cuerno de África.

Aunque esta crisis no reciba la atención mediática que merece, su impacto potencial en Europa y en el mundo es significativo y debería ser motivo de preocupación para la comunidad internacional.