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El Diario de Cantabria

El PSOE pone el terror

Portada de El Cantabria, del 22 de Julio de 1936.
Portada de El Cantabria, del 22 de Julio de 1936.
El PSOE pone el terror

Tenemos el país incendiado por una guerra que sucedió al fallido levantamiento y que duraría mucho más de lo que se hubiera deseado. Sin embargo, en la septentrional provincia santanderina la guerra no acucia pues los frentes están muy lejos de ella. Es por ello que autoridades y pistoleros de la izquierda, miembros de partidos, sindicatos como la UGT o la CNT y bandas mafiosas como la FAI, se dedican a su entretenimiento más apreciado: la caza del “fascista”, término empleado para denominar a todos los que ellos consideran sus enemigos de clase, aunque en muchos casos no sean más que creyentes católicos o tradicionalistas monárquicos o, su presa favorita, curas y monjas.

Un frenesí de sangre, sufrimiento y tortura que se extendió durante un año completo y que tiene nombres propios que no deben olvidarse porque son sus “herederos” los que ahora pretenden envolverlos en un halo de pureza virginal cuando, en realidad, fueron unas hienas ensoberbecidas y enloquecidas al olor de la sangre. El primero y principal responsable, Juan Ruiz Olazarán, gobernador civil y perteneciente al PSOE; el segundo, un mal bicho de nombre Manuel Neila Martín, miembro del mismo partido que el anterior y elevado por aquel a la Jefatura de Policía desde su experiencia como mercader de telas. 

Tres chekas funcionaron en Santander y otras varias por el resto de la región, destacando la de Reinosa pero, si bien la del Ayuntamiento tuvo poco recorrido, la de los Ángeles Custodios, “regentada” por la FAI, verdaderos especialistas en “paseos” por toda la provincia, y, la que para siempre será reconocida como la Cheka de Neila, pasarán a la historia como lugares de sevicia, infamia e inhumanidad que retratan a sus protagonistas pero, sobre todo, a los que ahora se presentan como sus valedores, tan impúdicamente miserables como ellos. Raro era el que pasaba por ese terrorífico lugar y volvía a ser visto vivo. Así como los tribunales populares funcionaron más bien poco, la comisaría de Neila era una fábrica de picar carne; de allí se salía para morir y en buena cantidad de casos, desaparecer para siempre. Varios eran los destinos de las víctimas, pero los favoritos del comisario y sus esbirros eran la bahía de Santander, cerca de la isla de Mouro, donde eran fondeados con pesos y, aunque algunos cadáveres aparecían en diversos lugares de la costa, de gran parte se perdió su rastro para siempre. Otros lugares frecuentados fueron los ya célebres de Jesús del Monte y Peñas Negras donde fueron masacrados centenares de montañeses, muchos quemados vivos, en una espiral de odio y violencia que justifica sobradamente lo que posteriormente se llamará “represión” y que no será más que obligada y necesaria justicia.

Los Neila, Olazarán, Ferrer o Alonso escaparían, alguno con el fruto de sus saqueos, torturadores unos y amparadores los otros. Su ideología impregnada de odio les sirvió para despojarse de cualquier escrúpulo, por ello, un muchacho como Miguel Crespo Poo, apenas 15 años, pudo ser molido a palos en el despacho contiguo al comisario hasta su muerte. Hoy, un sujeto, tan despreciable como aquellos, ha decidido que ese lugar, donde la sangre de Miguel y de centenares de personas más se vertió en nombre de la sinrazón, sirva para que una compañera suya se lo lleve “caliente” ensalzando el nombre de los asesinos. Maldito seas, Zuloaga.

No acabará aquí la infamia…nos espera el barco prisión.

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