25.04.2024 |
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Pilar Cernuda
21:42
28/11/22

La continuidad de Garamendi en un momento clave

La continuidad de Garamendi en un momento clave

Antonio Garamendi continúa al frente de la CEOE tras ganar las nuevas elecciones con más del 80 por ciento de los votos, sin trampa ni cartón, con voto presencial y sin delegación, lo que ha obligado a empresarios de toda España  a viajar a Madrid para depositar su voto en la sede de Diego de León. Un palo para Sánchez Llibre,  presidente de  Foment,  y para sus terminales mediáticas, que  movilizaron en una campaña contra Garamendi que incluyó dardos personales. Como fue un palo también para un sector del independentismo catalán.

El gobierno ha tomado buena nota de lo que supone esa continuidad. Sánchez se inauguró como presidente de la Internacional Socialista lanzando un mensaje a Garamendi para que acepte  ya un pacto de Empleo; el ministro Escrivá ha iniciado negociaciones con los sindicatos y solo sindicatos   para que acepten la subida de cotizaciones que le permitirá recaudar 70 mil millones de euros y callar a Bruselas, que sigue preocupada con  las cuentas españolas,  mientras que  Yolanda Díaz, que presumía de buenas relaciones con Garamendi - no eran  tan buenas-  quiere, como Escrivá, que Garamendi acepte que la subida del Salario Mínimo Interprofesional quede vinculado a la inflación.

Ya le gustaría a Sánchez, a Yolanda Díaz y a todos los españoles, que efectivamente se produjera esa subida, pero más allá de demagogias y electoralismo habría que preguntarse si se puede asumir.  No  hay economista al que se pregunte, de derechas o de izquierdas, que no reconozca sinceramente  que la España actual no está para alegrías, y que por mucho que presione el gobierno a los empresarios, saben perfectamente sus ministras Calviño y Montero (María Jesús) que el sistema hoy no aguantaría  ese incremento en función de la inflación, porque  provocaría  cifras imposibles para el empleo. Cierres y reestructuraciones con despidos, y reticencias para abordar  nuevas contrataciones. Sobre todo si además de subir obligatoriamente los salarios suben también las cotizaciones a la seguridad social. Cruda realidad que conocen sobradamente los empresarios, los sindicatos, los jóvenes que no consiguen primer empleo y los menos jóvenes que llevan años sin que reincorporarse al mercado del trabajo. Y lo saben los autónomos, que cada vez son más,  y están a vueltas con los  números para hacer frente a las nuevas subidas de inflación y de las cotizaciones.

Se comprende que los sindicalistas aprieten con el incremento salarial, pero ¿el gobierno?. Conoce mejor que nadie las consecuencias del el gasto ingente al que nos somete, la irresponsabilidad con que  reparte subvenciones inasumibles por el sistema.

Garamendi no es el único español que planta cara al gobierno cuando tanto aprieta,  pero al menos  pelea para que la  frivolidad de ese  gobierno disparando el gasto, la deuda y la  presión fiscal, no repercuta en el bolsillo de los empresarios, sobre todo de los  medianos y pequeños. Porque son los empresarios los que crean más trabajo. Y los emprendedores que  se buscan la vida como pueden.

La continuidad de Garamendi en un momento clave
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