Desconozco si el señor Revilla estaba de invitado en ‘El Hormiguero’ o en ‘Sálvame’ cuando le dijeron que su amigo Sánchez le iba a preparar unos trenes más grandes que ninguno, que íbamos a ser la envidia de toda Europa... No sé si entre los momentos en que deja de actuar en televisión, tuvo tiempo de saber lo que estaban haciendo en el Ministerio de Fomento. Lo más probable es que no.

 Desconozco si el señor Revilla estaba ensayando alguna nueva canción para proclamar en una fiesta infantil cuando le han comunicado los últimos datos de desempleo en Cantabria. No creo que en su agenda haya podido encontrar hueco para pensar en las 1.139 personas que han engrosado las listas del paro en el mes de enero en nuestra Comunidad.

 Desconozco si el señor Revilla estaba revisando el marketing de su último libro cuando se enteró de que Cantabria ha perdido 281 autónomos en el último mes, en el caso de que lo sepa. Personas que sacaban adelante un pequeño negocio o una explotación agrícola o ganadera que no puede continuar con su actividad, con lo que todo eso conlleva para sus familias y para el entorno. Muchos pequeños municipios, con una población cada vez más envejecida, asisten a una muerte anunciada, sin que haya oportunidades para los más jóvenes.  Desconozco si cuando Revilla ha ido a hacerse la última revisión, le deseo todo lo mejor en cuanto a su salud, le han informado sobre los más de 15.000 pacientes en lista de espera o que el tiempo medio de esa lista es de 153 días, el doble que en el 2016.

 Lo que sí sabemos quienes vivimos en esta tierra es que llevamos años sin un proyecto serio para Cantabria. Años sin un proyecto diseñado por profesionales, que cuente con el respaldo empresarial y académico de nuestra tierra y que se interese por ofrecer un futuro a los más jóvenes.  Que el presidente de una de las Comunidades Autónomas de España con el tremendo nivel de desempleo juvenil se pasee por los platós de televisión no solo es ridículo, es una falta de respeto a miles de personas. No quiero ni pensar la opinión que tendrán de sus divertidos bailes ante la cámara quienes han tenido que irse de nuestra tierra para conseguir un trabajo digno. Desde Alemania, Inglaterra o Francia deben estar contentos de tener una estrella audiovisual.

 Lo que sí sabemos quienes vivimos en Cantabria es que los problemas no se arreglan con comentarios de tertulia, con chistes de bar en la televisión. Trabajar por el futuro supone un liderazgo serio, competente y creíble. Son palabras que no tienen cabida en nuestro Gobierno regional. Al final, siempre es mucho más fácil que otros conduzcan el tren, mientras uno se mantiene en el vagón de cola a agitar el farolillo rojo.

 Lo que sí sabemos es que hay una alternativa centrada en la creación de empleo, apoyando a pymes y autónomos. Hay proyecto si nos centramos en la transformación digital, que promueva sectores más competitivos y productivos. En definitiva, tenemos una alternativa para que Cantabria se ponga, por fin, a los mandos de la máquina del tren.