25.04.2024 |
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La política y el síndrome del entrenador de fútbol

La política y el síndrome del entrenador de fútbol

Lo confieso, como político padezco el síndrome del entrenador de fútbol. Desde el sillón de casa, viendo un partido, todos tenemos claro que habría que cambiar a ese defensa o que el equipo apenas rinde en ataque y que si saliéramos nosotros al campo lo haríamos mejor. La realidad de un técnico profesional es que tiene muchos más datos en cuenta de los que se ven en la tele y sabe gestionar muchas variantes, como los activos del equipo contrario. 

Llevo como senador en las dos últimas legislaturas y anteriormente, del 2011 al 2015, he sido diputado en el Congreso. Yo también, como los entrenadores de fútbol, tengo la sensación de que apenas se valora nuestro trabajo, todo parece muy sencillo desde casa. No voy a echar balones fuera. Parte de la culpa es nuestra, sin duda, al no ser capaces de comunicar la labor parlamentaria. Y por eso quiero aprovechar este final de legislatura para dar algunas pinceladas de una labor de la que me siento muy orgulloso. 


Durante estos últimos años he sido portavoz de la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Senado. Puede parecer una cuestión muy técnica. Y lo es. Les aseguro que como Ingeniero de Telecomunicaciones he tenido que dedicar muchísimas horas de estudio y trabajo a gestionar por ejemplo trasposiciones de legislación europea. Y es algo que, aunque no sea políticamente muy atractivo, ayuda por ejemplo a que se avance en la trasformación digital en toda España, o a que la banda ancha pueda llegar hasta el último pueblo. O que nuestro país sea reconocido por el trabajo en legislación sobre Inteligencia Artificial tras 2 años de trabajo en el Senado cuyas conclusiones presentamos en París al resto de países de la OCDE. He sido ponente en una ley de fomento de las empresas emergentes, las llamadas ‘startups’, que son esenciales para el progreso y el futuro de este país. He sido ponente igualmente en una Ley General de Comunicación Audiovisual, que vela por el respeto de la pluralidad y la libertad de expresión.

También lo he sido en la Ley General de Telecomunicaciones, básica para facilitar el despliegue de redes en nuestro territorio y básica por ejemplo para proteger hasta el uso del teléfono móvil de los ciudadanos y evitar que algunas empresas abusen de su posición de dominio. Otra de las cuestiones en las que he trabajado como ponente ha sido la Ley de transformación digital del sector financiero, así como en una ley reguladora de servicios electrónicos de confianza. La mayoría de estas leyes han salido adelante con el consenso de los principales grupos políticos. Eso exige, aparte del enorme esfuerzo técnico, un diálogo y una búsqueda de acuerdo, clave para generar seguridad jurídica, facilitar la inversión y crear empleo. Pero en eso, así lo entiendo al menos, consiste la buena política, en la capacidad de llegar a acuerdos que beneficien a todos los ciudadanos. Cierro esta legislatura con la cabeza alta, orgulloso de representar a mis vecinos y amigos de Cantabria, y con el deseo de que se valore un poco mejor el papel de quienes trabajan en la política lejos de los focos de Ronaldo y Messi.  

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