24.04.2024 |
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El mercado, los precios y la demagogia populista

Una persona coge una caja de fresas en la frutería 'Vitaminas', a 2 de enero de 2023, en Madrid (España). El Gobierno ha suprimido durante seis meses el IVA del 4% que se aplica a todos los alimentos de primera necesidad, entre ellos el pan o la leche, y ha rebajado del 10% al 5% el del aceite y la pasta para hacer frente al impacto de la guerra de Ucrania y el alza de la inflación. El IVA de la alimentación en España varía entre el tipo reducido (10%) y el superreducido (4%).
02 ENERO 2023;MADRID;ALIMENTOS BÁSICOS;4%;FRUTERIA: ALIMENTOS DE PRIMERA NECESIDAD
Carlos Luján / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
02/1/2023
El mercado, los precios y la demagogia populista

Mis padres eran ganaderos y en casa siempre hemos vivido muy de cerca las dificultades de un sector que ha perdido peso en Cantabria. Hemos sufrido los precios bajos de la leche y los problemas para rentabilizar una cuadra. Como en muchos hogares, los hombres también trabajaban fuera, y complementaban los ingresos de la familia; en el caso de mi padre como albañil. La ganadería era un sector duro, con poco beneficio frente al esfuerzo que se realiza, y ha llevado a que la actividad, tras la jubilación de mis padres, no siguiera adelante. En otros casos, se ha producido una concentración de cuadras, para conseguir la rentabilidad. El hecho es que el mercado ha hecho cambiar de modelo, que Cantabria no sea tan dependiente de pequeñas explotaciones ganaderas.

¿Qué hubiera pasado en Cantabria si no hubiéramos reaccionado a tiempo ante el mercado? ¿Dónde estaría nuestra economía y desarrollo sin los ajustes, a veces traumáticos, del mercado? Pienso en las explotaciones mineras de Asturias. El final del siglo XX fue letal para la mayor parte de ellas y para muchas comarcas, pero hubiera sido aún peor mantenerlas abiertas, sin atender a la realidad.

Cuando escucho a Podemos proponer supermercados con tope de precios me viene a la memoria todo lo que hemos vivido en Cantabria estos años. El libre mercado es duro, no admite atajos, pero logra poner de acuerdo oferta y demanda, contribuye al progreso. Si se desprecia este principio y se altera la realidad aparecen los efectos perversos, como el mercado negro o el desabastecimiento. No es algo teórico, es pura experiencia. Y en plena globalización, surge una nueva pregunta: ¿Quién va a evitar que se revendan esos productos en la red al salir del supermercado?

La demagogia y la falta de escrúpulos de algunos políticos les lleva a presentar como 'justa' una medida que rompe las reglas del sentido común en la economía libre. Los efectos de esas propuestas ideológicas están a la vista. El mercado libre es eficaz, porque se ajusta al cambio social, aunque no siempre sea justo. Y ahí es donde debe entrar el Estado, para minimizar los efectos en las personas más vulnerables, pero no imponiendo los precios por decreto.

Si para algo existe el Estado es para ayudar a quienes se quedan desprotegidos o a quienes sufren situaciones adversas. Debe garantizar la atención social a quienes pierden el empleo o la sanidad gratuita a quienes no pueden pagarla. Pero el hecho de que el Estado ponga su maquinaria a controlar la Economía es un desastre, demostrado con el sufrimiento de millones de personas en los ‘paraísos’ comunistas, ‘paraísos’ donde triunfa el hambre, la miseria y la inseguridad. 

El mercado, los precios y la demagogia populista
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