Así que Cantabria dice adiós estos días a uno de sus hijos predilectos, que ha llevado el nombre de esta tierra por todo el mundo y, en su pueblo natal, Guarnizo, reposa ya para siempre uno de los más grandes futbolistas del siglo pasado, que está considerado por muchos como el mejor extremo izquierdo de la historia del balompié.

Gento lo ha sido todo en el fútbol, y como bien decía estos días uno de sus insignes compañeros, Pirri, él siempre será el Gran Capitán del Real Madrid, uno de los más destacados representantes de ese equipo histórico forjado por Santiago Bernabéu, con aquella delantera irrepetible formada por Di Stéfano, Puskas, Kopa y Rial, además del propio Gento, que ganó cinco Copas de Europa seguidas y que tantas tardes de gloria dio a nuestro país en los difíciles años cincuenta, y también en los sesenta, en los que obtuvo su última “orejona” con el Madrid de los Yé-Yé, junto a otros delanteros gloriosos y míticos como Amancio, Grosso o Velázquez. Su velocidad y verticalidad le convirtieron en un jugador irrepetible, pues como él decía con mucha gracia, corría mucho, hasta el punto de que, en ocasiones, al menos en un principio, hasta se dejaba el balón atrás.

Quienes han tenido la fortuna de verle jugar jamás le olvidarán y otros muchos habrán oído en múltiples ocasiones las hazañas deportivas de este cántabro que tras haber jugado en equipos de la tierruca y en el Racing de Santander, pronto pasaría al Madrid, el club donde llevó a cabo una trayectoria profesional envidiable e irrepetible y del que ha sido Presidente de Honor hasta su fallecimiento. Gento se suma así, a ese selectísimo grupo de deportistas cántabros que forman parte de la historia de nuestra región, como el gran golfista Severiano Ballestero o, en la actualidad, la inigualable saltadora Ruth Beitia, el campeón mundial de ciclismo en ruta Óscar Freire, o el extraordinario piloto Dani Sordo, a los que se suman otros nombres míticos como los ciclistas Vicente Trueba “la pulga de Torrelavega”, o González Linares, el atleta José Manuel Abascal, o el boxeador Cecilio Lastra, y tantos otros ejemplos de personajes insignes de esta tierra, que hacen oportuno que cuando en Cantabria se aborden futuros proyectos museísticos, se reserve un lugar de privilegio al deporte cántabro, no solo por la extraordinaria riqueza de nuestros deportes autóctonos, sino también por la necesidad de dar a conocer, como se merecen, a esas figuras de prestigio mundial que hacen que esta tierra se haya convertido en cuna de excelsos deportistas que estarán para siempre en el recuerdo y en la memoria.

Paco Gento ocupará un lugar de privilegio en ese elenco de figuras inolvidables, que sirven y servirán siempre de ejemplo, de modelo y de estímulo para futuras generaciones y, especialmente, para los chavales que tendrán en él un referente que ya se ha convertido, por méritos propios, en una leyenda de Cantabria.