26.04.2024 |
El tiempo

Los comunistas y sus herederos se han convertido en la gran amenaza

Sangriento 
nacionalismo autoritario
Sangriento nacionalismo autoritario
Los comunistas y sus herederos se han convertido en la gran amenaza

ESTOS días ha sido noticia la invasión de Ucrania por parte de Rusia en un acto de guerra abierta y despiadada que nos retrotrae a los tiempos oscuros de la Segunda Guerra Mundial, cuando otro dictador, Adolf Hitler, iba invadiendo uno a uno los países de su entorno utilizando para ello, además de un implacable poderío militar, todo tipo de excusas y pretextos que escondían las verdaderas intenciones de un régimen totalitario y criminal, cuya ideología nacionalista le llevaba a entender que tenían una especie de derecho divino a obtener lo que llamaban el Lebensraum o espacio vital, a costa de sus vecinos y sacrificando para ello la vida de tantas personas como fuese necesario. Aunque todo parecía hacernos pensar que habíamos dejado atrás para siempre hechos tan aciagos como esos, el ruido de las bombas de estos últimos días nos ha despertado súbitamente del sueño en el que estábamos instalados como sociedad.

Una vez más, la funesta combinación entre nacionalismo y totalitarismo está llevado a Europa a una guerra. Si a finales de los años treinta del siglo pasado ese totalitarismo se encarnó en la odiosa y abyecta ideología del nazismo, ahora, más de ochenta años después, se manifiesta a través de los herederos del comunismo que, en Rusia, como si de un virus maligno se tratase, ha mutado en el régimen totalitario encarnado e implantado por antiguos dirigentes de la KGB soviética, como es el caso de Vladimir Putin. En manos de un dictador, de un totalitario, la utilización mezquina del sentimiento nacionalista hemos comprobado que puede llevar a la humanidad a un auténtico holocausto, y mediante la desinformación y el férreo control de los medios de comunicación y, con ello, de la mayor parte de la población, reprimiendo sin contemplaciones a la disidencia, nos puede conducir en la actualidad a una espiral de violencia cuyas consecuencias no podemos ni siquiera imaginar. El mundo estos días está sobrecogido como posiblemente hacía décadas que no lo estaba, pues la amenaza de una guerra en la que estén involucradas las grandes superpotencias nucleares pocas veces había estado tan próxima, y tenemos que remontarnos a episodios como la crisis de los misiles en Cuba, vividos durante la guerra fría.

Los comunistas y sus herederos se han convertido en la gran amenaza para la paz en el mundo, y su ideología, en la que se deshumaniza la sociedad, y en la que el individuo queda totalmente sometido a los intereses del Estado, constituye un peligro que, por desgracia, estamos viendo cómo se materializa ante nuestros ojos. Hoy el pueblo ucraniano está sufriendo una agresión que parece sacada de una historia de ficción, pero que, por desgracia, es una dura realidad que se está plasmando en la muerte de muchos inocentes y en el sufrimiento de todos los habitantes de una nación soberana que lucha, impotente, contra una bestia cuyo poderío militar es parejo a su crueldad y a su maldad. Ahora es necesario ver cuál es la respuesta de las democracias occidentales frente a esta agresión a un país europeo perpetrada con la cínica excusa de que tenía intención de incorporarse a la OTAN, y que se ha llevado a cabo advirtiendo que Rusia es una potencia nuclear de primer orden, de modo que una respuesta militar ante esta invasión daría lugar al mayor conflicto que jamás hubiera visto una humanidad que, en los dos últimos años, vive inmersa en enormes sobresaltos y que ha comprobado, un vez más, hasta qué punto resultan peligrosos, crueles,  abominables y sangrientos los nacionalismos totalitarios.

Los comunistas y sus herederos se han convertido en la gran amenaza
Comentarios