19.04.2024 |
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Sánchez no da ninguna explicación, ni se la pidieron

El secretario de Organización del partido socialista, Santos Cerdán; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero.
El secretario de Organización del partido socialista, Santos Cerdán; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero.
Sánchez no da ninguna explicación, ni se la pidieron

Ni la dio ni se la pidieron. El secretario general del PSOE reunió al Comité Federal de su partido no para explicar los cambios de calado que ha hecho en el mismo ni las razones que lo motivan ni, tampoco, para pedir la opinión del máximo órgano socialista entre Congresos ni, mucho menos para pedir la aprobación o convalidación de estos nombramientos y el cese de los nombrados hace apenas nueve meses. Es más, veinticuatro horas antes de convocarles, todos su miembros -incluidos los que iban a cesar- sabían ya por los medios de comunicación quiénes no seguían y quiénes eran "los nuevos". Es más, cuando Sánchez llegó a la reunión lo hizo rodeado del nuevo equipo. Y de la hora que duró su discurso, solo dedicó un minuto a los cambios.

Pero lo que más me asombra de todo es que nadie, absolutamente nadie, le pidió explicaciones. No hubo ninguna crítica. Muchos menos autocrítica. Nadie preguntó por qué los cambios que hace nueve meses venían a dar sangre nueva al partido, ya no valían. Nadie quiso saber por qué se crea un comité director que se confunde con el aparato del PSOE o cómo van a realizar sus tareas en el PSOE y en el Gobierno dos ministras que en cada cargo deberían tener dedicación exclusiva por la exigencia de los mismos. Nadie preguntó sobre la difícil relación con Unidas Podemos ni por las relaciones peligrosas con ERC, PNV o Bildu y el daño que les puede hacer en las próximas municipales y autonómicas. Bajaron la cabeza, aplaudieron y se fueron. A ver quién se atreve si quiere seguir donde está.

El profesor Alejandro Nieto, al que siempre hay que leer con atención, explica en su último libro, 'El mundo visto a los 90 años', la teoría de los poderes usurpados. El Legislativo no es una cámara de debate y acuerdos sino una extensión del Ejecutivo que, con sus mayorías, impone sus normas. "¿Qué sentido tiene que se reúna tanta gente, y todos cobrando, si el contenido de los votos está fijado de antemano?". El Legislativo controla el Poder Judicial y solo eso le interesa de la Justicia, que es la última esperanza de los ciudadanos y, hoy por hoy, el único y pequeño resquicio de independencia. Y, por último los partidos, formados por ciudadanos agrupados en defensa de una ideología, han desplazado en el Parlamento a los representantes de los ciudadanos -se elige una lista impuesta y cerrada- y en la Administración pública a los funcionarios, y ellos mismo han sido ocupados por "el aparato", una minoría de militantes profesionalizados que imponen su voluntad a los demás. Y, en algunos casos, como sucede ahora en el PSOE, ni siquiera "existe" un equipo directivo. Todo lo decide una sola persona.

No es solo el PSOE. Ya hemos visto lo que pasa en Unidas Podemos, desgarrada en luchas internas, haciendo la guerra cada uno por su cuenta y con episodios bochornosos como los viajes y los ceses y nombramientos de militantes por disputas ideológicas. O en el PP, con el derrumbamiento de Casado y el nombramiento de Feijóo. O en Ciudadanos que avanza imparable hacia la autodestrucción sin que los militantes tengan voz ni voto. Y otro tanto sucede en Vox, en el PNV, en ERC, en Junts y no digamos nada en Bildu. Por los ciudadanos, pero sin los ciudadanos. Por los militantes, pero sin ellos. No es de extrañar que lo que preocupa a los ciudadanos -el coste de la vida y el empleo- importe menos a los políticos que alcanzar el poder y mantenerlo al precio que sea. Hay que regenerar la democracia con urgencia si no queremos ser Italia. No estamos tan lejos.

Sánchez no da ninguna explicación, ni se la pidieron
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