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El Diario de Cantabria

Cuatro días en los que Yolanda Díaz se lo juega todo, todo

Cuatro días en los que Yolanda Díaz se lo juega todo, todo

Oiremos hablar mucho en las próximas setenta y dos horas acerca de las negociaciones entre el Movimiento Sumar, o sea Yolanda Díaz, y Unidas Podemos, es decir, Ione Belarra, Irene Montero, Pablo Echenique, Lilith Verstrynge y, claro, Pablo Iglesias a los mandos remotos desde 'su' tele. En estas horas, la aún vicepresidenta y ministra de Trabajo, la figura política más en ascenso y mejor valorada, pero también la más temida e inaprehensible, se lo juega todo: allanar algo el camino hacia esa presidencia del Gobierno a la que ella aspira a llegar algún día... o un batacazo del que le iba a costar mucho recuperarse. Así que acordar o no un pacto --puestos en las listas, dinero, programas...-- con sus dos muy poco queridas 'colegas' en el Consejo de Ministros y demás tropa es la cuestión. Ser o no ser, ni más ni menos.

El caso es que la señora Díaz, que entre sus virtudes cuenta con un notable olfato político, sabe que a ella personalmente muy poco le beneficiará pactar con gentes que, como Belarra, Montero, Echenique y demás, han acumulado el rechazo de buena parte de esa izquierda-de-la-izquierda a la que todos quieren representar. Una cosa es Más País de Errejón, o en Comú de Colau, o el Más Madrid de Mónica García, o el Compromís de Baldoví, o los Verdes de López de Uralde, y otra esos herederos/as de Pablo Iglesias, una figura que despierta muy escasas simpatías y muy abundantes recelos a su derecha y, sobre todo, en el territorio de la izquierda.

Y, sin embargo, es preciso optar, y hacerlo antes del viernes: Podemos es aún, pese a su derrota el domingo 28, una máquina electoral considerable, con relativamente buena implantación en cuatro comunidades y en una decena de provincias, aunque en otras sea prácticamente inexistente. Sumar no cuenta con estructura territorial alguna, sus apoyos no tienen apenas la condición de militantes y son poco conocidos y su gran activo siguen siendo, prácticamente en exclusiva, el tirón y el carisma de Yolanda Díaz. ¿Se puede ganar unas elecciones con eso y con el respaldo, poco tranversal, de Izquierda Unida y el organigrama del PCE? Así que lo que tiene que decidir doña Yolanda, y le quedan muy pocas horas para hacerlo, es si Sumar, con Podemos, de verdad suma; o si, digan lo que digan las encuestas --que, en este terreno, van casi a ciegas--, resta.

Me dicen que el PSOE, con su secretario general al frente, está muy pendiente de hacia qué lado se inclina la balanza -los socialistas quisieran el pacto a su izquierda, pensando tal vez que aún sería posible reeditar la 'mayoría de la moción de censura' tras las elecciones del 23-j--. Pero el PSOE, abocado a una difícil reunión de su comité federal, en la que hasta habrá que hablar de quién sería el 'número dos' de Sánchez en la candidatura por Madrid, bastante tiene con lamerse las heridas y reconsiderar la táctica y la estrategia que los asesores externos sugieren al inquilino de La Moncloa. Veremos si, al final, es el PSOE quien tiene que acudir al rescate de doña Yolanda -y viceversa--, forzando una especie de 'coalición pre electoral' que hoy se ve casi imposible.

Lo que sí saben todas las partes es que la gente no vota lo que no comprende. Y, la verdad, el lío en el que está metida esa izquierda-de-la-izquierda es muy difícil de entender.

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