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Fermín Bocos
17:41
1/12/23

Sánchez, un engaño tras otro

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, interviene en una rueda de prensa en la segunda y última jornada de la Cumbre de la OTAN 2022 en el Recinto Ferial IFEMA MADRID, a 30 de junio de 2022, en Madrid (España). La Cumbre de la OTAN 2022 comenzó oficialmente ayer, 29 de junio, y termina hoy. La celebración coincide con el 40 aniversario de la adhesión de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. La invasión rusa de Ucrania, las tensiones entre Moscú y la Alianza y la adhesión de Finlandia y Suecia marcan la agenda de un evento en el que participan delegaciones de 40 países y que convierte a Madrid en el epicentro de la política mundial durante su celebración.
30 JUNIO 2022;OTAN;IFEMA;MADRID;CLAUSURA
Eduardo Parra / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
30/6/2022
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Eduardo Parra / Europa Press (Foto de ARCHIVO)
Sánchez, un engaño tras otro

En los países de usos y costumbres democráticas no hay precedente de un gobernante capaz de mentir -el lo llama cambiar de opinión- con tanta naturalidad como lo hace Pedro Sánchez. Tras concurrir en unas elecciones proclamando que la amnistía era inconstitucional, todo fue perder los comicios y correr a buscar el apoyo de los diputados del prófugo Carles Puigdemont quien a cambio de la impunidad le permiten seguir en La Moncloa.

A partir de ahí, patrocina y defiende la futura Ley de Amnistía asegurando que es constitucional. Dice ahora que no era el paso que quería dar pero asegura que es coherente para "normalizar" Cataluña. Dijo lo mismo cuando tras negar los indultos que posteriormente concedió a los golpistas condenados por sedición acabó cambiando el Código Penal para rebajar las penas por malversación. También entonces era para "normalizar" Cataluña.

El valor de su palabra haría dudar al comprador de un coche de segunda mano. Lo malo es que merced a sus maniobras políticas, retorciendo las leyes y el significado de las palabras -mentir solo es cambiar de opinión- ha conseguido ahormar la repetición de la coalición parlamentaria de la moción de censura que le permitió por primera vez alcanzar la presidencia del Gobierno. Esta vez a un precio mucho más oneroso porque los partidos separatistas le imponen la humillación de negociar fuera de España el cumplimiento de las exigencias políticas que han pactado. Algunas son abiertamente contrarias a la Constitución como la citada Ley de Amnistía o la celebración en Cataluña de un referéndum de autodeterminación.

En la tarea de justificar el pacto con lo separatistas que le permite seguir en el poder ha llegado a defender la figura del relator internacional -ahora lo llama "acompañante"-, que era otra de las exigencias de Puigdemont planteada como inequívoco trágala para humillar a nuestro país trasladando en Europa la idea de que el pacto al que han llegado es entre España y Cataluña. Como si se tratase de un proceso de descolonización. Cuesta, ya digo, asimilar que alguien sobre quien recae la honrosa encomienda de presidir el Gobierno de España acepte semejante humillación y para más deshonra, intente justificarla con argumentos tan pueriles como comparar el amplio rechazo que suscita la propuesta de Ley de Amnistía con el que en su día generó en ambientes muy determinados la ley del divorcio o la del matrimonio igualitario.

Sánchez pisa poco la calle y quizás por eso asegura que quienes se manifiestan contra esa ley o los partidos que se oponen a ella, caso del PP y Vox, acabarán asumiéndola. Llegados a este punto cabría preguntarse en qué país vive el presidente y sí, de verdad, cree que se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo. Es triste tener que señalar que lo suyo es un engaño tras otro. Y conduce a la melancolía recordar que Alfredo Pérez Rubalcaba, su antecesor en la secretaria general del PSOE, decía y no le faltaba razón qué los ciudadanos españoles se merecen un Gobierno que no les mienta

Sánchez, un engaño tras otro
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