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El Diario de Cantabria

Revilla y su metaverso cántabro

El RevillaZapatero.
El RevillaZapatero.
Revilla y su metaverso cántabro

Declaraba el presidente Revilla, en febrero de 2008, que José Luis Rodríguez Zapatero había tenido unas deferencias increíbles con Cantabria y, por ello, tendría su apoyo público para las próximas elecciones, las del 9 de marzo de 2008. Y este razonamiento, erróneamente fundamentado, lo esgrimía el representante de todos los cántabros en base a inversiones en infraestructuras tales como la Autovía Dos Mares, la Aguilar-Burgos o la promesa de licitación de las obras del AVE con Bilbao antes de que finalizara el citado año. Obras, dicho sea de paso, que todavía no se han materializado.

El presidente de Cantabria contribuyó a las demandas de Zapatero, le dio su apoyo público y, también, porqué no decirlo, las anchoas que tanto le reclamaba. Pero 14 años después Cantabria sigue esperando que los diferentes gobiernos socialistas cumplan con nuestra región.

El máximo representante regionalista cierra los ojos a la realidad de nuestra región y niega lo evidente, al igual que lo hacía el señor Zapatero en 2007 y 2008 cuando afirmaba que “La economía española ha entrado, en esta legislatura, en la Champions League de la economía mundial” o el “no estamos en una crisis económica, tenemos alguna dificultad que nos viene de fuera”.

Y si Zapatero sigue, en el 2022, viviendo en un mundo alejado de la realidad al afirmar que “objetivamente, y debe haber objetividad en democracia, es para que el gobierno tenga un sobresaliente por la situación económica y social del país y, sin embargo, hay sectores que están permanentemente atacando, descalificando lo que es una acción de gobierno seria, de compromiso social, con proyección internacional y de paz territorial ”, el presidente de los regionalistas ha creado su propio metaverso cántabro y no se entera de la realidad de nuestros vecinos.

El gobierno de Zapatero perdió la confianza de los españoles en 2011 al igual que el señor Revilla, su máximo valedor cántabro; y si Mariano Rajoy arrasó en las elecciones generales de 2011 con una mayoría de 186 escaños, Ignacio Diego no fue menos en Cantabria, la primera mayoría absoluta de los populares en la región.

Los regionalistas volvieron a sumar con los socialistas en los comicios del 2015 y desbancaron al Partido Popular, pero la realidad es que, a día de hoy, Revilla sigue haciendo genuflexiones ante los presidentes socialistas, primero Zapatero y ahora Sánchez, sin conseguir nada a cambio.

Los regionalistas fueron los únicos que votaron SI por servilismo a la investidura de Pedro Sánchez en julio de 2019, los únicos que le dieron un SI sin contraprestación alguna. Mucho mejor nos hubiera ido si nos hubiéramos abstenido como los nacionalistas o los secesionistas; a la vista está. Y Revilla continuó dando la cara, durante la pandemia, por el gobierno de socialistas y comunistas, apoyando todas las prórrogas del estado de alarma y pidiendo tiempo muerto para la crítica feroz que estaban recibiendo por su terrible gestión de la COVID.

Señor Revilla, sepa usted que Cantabria ya no aguanta más. Su sector industrial pide a gritos un acompañamiento por parte del gobierno a la vista del problema global existente sobre materias primas o el desorbitado encarecimiento de los combustibles, la energía y el transporte. Hace unos días fue el metal, pero dentro de unos meses empezarán a caer otros sectores como el del transporte por carretera, la industria agroalimentaria o, incluso, la industria sanitaria y la ganadería de nuestra región.

Señor Revilla, luche por las inversiones en infraestructuras, por la estabilidad nacional, por ayudas para el sector primario y no por defender a un Gobierno que pasa de decir que Argelia es un aliado estratégico para España y la UE a identificarlo como un agente de Putin que, curiosamente, está reforzando los vínculos con otros países europeos como Alemania o Italia.

Resulta curioso que el presidente del PRC, el señor Revilla, saque pecho en 44 años de historia de su partido de dos hechos solamente: recuperar el nombre de Cantabria y ser una autonomía. Si para nuestro presidente Cantabria “está bien”, al igual que para Zapatero lo está España, está claro que ambos viven en "mundos paralelos", que no son en los que habitamos el resto de cántabros y españoles.

Nuestro máximo representante cántabro debe darse un paseo por Torrelavega, corazón de la Comarca del Besaya. El comercio está tocando a su fin y cientos de locales cuelgan el cartel de “SE ALQUILA”. Con una inflación de más del 10% la población cántabra vive empobrecida, sin opciones y sin ilusiones.

Eso sí, la nueva precariedad socialista ha convertido a los contratos de tiempo parcial o fijos discontinuos en indefinidos para maquillar la temporalidad y ocultar la precariedad.

Y mientras todo esto pasa en nuestro país, nuestros gobernantes cántabros siguen apoyando a un ejecutivo nacional de socialistas y comunistas que mantiene una estructura mastodóntica de Ministerios que no está para servir a los ciudadanos ni para proteger los intereses generales, sino para dar cargos, asesores y coches oficiales a los partidos del Gobierno de coalición. Estructuras ministeriales para mayor gloria del Sanchismo, pero de los problemas de los españoles que se encarguen otros.

Pues eso haremos en el Partido Popular: defender a los españoles y sus intereses, impulsar toda medida que permita ser eficientes en políticas de prevención y buenas prácticas, y trabajar cada día para que, aquello que este Gobierno exige a los ciudadanos y a las empresas del sector privado, lo aplique también en las Administraciones en las que es competente.

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