20.04.2024 |
El tiempo

Perder el tren de la credibilidad

Sánchez, Revilla y su credibilidad.
Sánchez, Revilla y su credibilidad.
Perder el tren de la credibilidad

La  niñez es el Paraíso de nuestras vidas. Un lugar sagrado del que somos expulsados por el paso del tiempo; un sancta sanctorum. Pero el presidente de Cantabria irrumpió en los prolegómenos de la festividad de Reyes haciendo chascarrillos a los niños sobre el Emérito. Ni lo más frágil, bello y bueno, la inocencia infantil que envuelve todo lo relativo a los Magos de Oriente, es capaz de respetar el populista Revilla. El vídeo se hizo viral, que es lo que él pretendía con arreglo al principio ‘que hablen de mí, aunque sea mal’.

Todos sabemos, aunque intente esconderlo, que Revilla pasó de su etapa falangista en aquella España que era ‘Una, Grande y Libre’ al regionalismo de boquilla, del café para todos autonómico. Sin rubor.  Así es él: ‘estos son mis principios, si no le gustan tengo otros’. Y durante años, con su personalidad camaleónica y arrimándose en cada ocasión al sol que más calentaba, ha ido capeando temporales hasta la actualidad. Casi veinte años después de ser nombrado, que no elegido en urnas, Presidente de Cantabria, todavía no ha conseguido que se materialice la llegada de su tan nombrado y repetido AVE a la comarca campurriana. Su programa es el mismo siempre. Revilla promete, promete y promete: AVE, Comillas, Ciudad del Cine, mina de Reocín, puente Requejada-Suances… pero no cumple nada; y mientras tanto sus chistes distraen la atención de los que todavía se sienten atraídos por sus chascarrillos.

El presidente de Cantabria ha hecho de la mentira su mantra, al igual que hace Pedro Sánchez, que llegó a negar hasta en cinco ocasiones un posible pacto con la formación proetarra Bildu o con los independentistas catalanes. Y ahora son estos anticonstitucionalistas, que quieren romper España, los que parecen tomar las decisiones sobre nuestro país. El tiempo dirá si Pedro Sánchez pasará a la historia como ‘El Desenterrador’ o ‘El Enterrador de España’.

Sánchez y Revilla tienen un común el uso de la mentira para mantenerse en el poder, pero de servir al pueblo, que para eso están y fueron elegidos, nada de nada. Más bien al contrario, lo traicionan, lo venden, lo minusvaloran. Recordemos que Sánchez no conciliaría el sueño con Iglesias de paladín, pero se encama con Otegui, Puigdemont y Junqueras. Y Revilla conseguiría el AVE para Cantabria, pero ir y volver en tren de Santander a Cabezón de la Sal son tres horas. Está llevando Cantabria de vuelta al siglo XIX. Así todo, al regionalista, en contraposición con Pedro Sánchez, hay que reconocerle un mérito; su buen manejo de las masas. Parece que le funciona su copia y pega de la puesta en escena de los populistas hispanoamericanos, como «su amigo del alma» Lopez Obrador, que para distraer la atención sobre los problemas de la población mexicana se dedica a enviar cartas a nuestro Rey exigiendo disculpas y resarcimiento por la Conquista española de México por Hernán Cortés.

Pero ya son demasiado años enseñando el plumero y, aunque no imposible, sería poco menos que increíble que el pueblo vuelva a tropezar en la misma piedra del populismo vacío. Hay una frase muy sabia que dice: ‘Un desconfiado puede volver a ser confiado, pero un descreído nunca volverá a ser creído’. Confiemos por tanto en la sabiduría de los ciudadanos pues, por fortuna para todos, serán las urnas del próximo 28M las que marquen el necesario cambio en nuestra región. Este regional socialismo no le sienta bien ni a nuestros jóvenes, que ven como el paro juvenil alcanza el doble de la media europea, ni a nuestros mayores, que sostienen, en muchos casos, a la familia con sus pensiones. Una pensión que cada día da para menos, pues cuando parece que van a bajar el IVA de los productos básicos de la cesta de la compra, se dejan fuera a elementos esenciales como el pescado, la carne o las conservas. Y lo que es peor, eliminan la ayuda a los combustibles para autónomos o familias más vulnerables. Hace faltan un gobierno al servicio de los ciudadanos. Es necesario un cambio. De igual manera que sucederá en nuestra región, este cambio ocurrirá en la Nación unos meses más tarde. Y se abrirá un tiempo nuevo en que se imponga la sana razón de Estado. No más populismos, no más mentiras, no más promesas vacías. En manos del pueblo está borrar de un plumazo esta página negra de nuestra Historia.

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