Y en estas llegó Trump
La noche del domingo día 28 en Moncloa tuvo que ser dramática. Nunca imaginó el Presidente del Gobierno semejante triunfo del PP. Se debió sentir abrumado, tan abrumado que optó por convocar elecciones generales para el 23 de Julio. Con ello Sanchez se pareció más que nunca a Sánchez: golpe de efecto, audacia (o temeridad) y sortear, como ha hecho en muchas ocasiones, la que se preveía como una cita difícil con la dirección de su partido, además, claro está, de tratar de opacar el triunfo del PP. Muchos pájaros de un solo tiro.
Tomada la decisión comparece ante sus grupos parlamentarios con un discurso leído en el que, en realidad, no hubo autocrítica pero sí un diagnóstico apocalíptico si gana la derecha extrema y la extrema derecha, expresión que utilizó más de media docena de veces. Tan apocalíptica que para que le entendiéramos bien, el 23 de Julio, quien no le vote vota, de manera diferida, nada menos, que a Trump y, por supuesto, a Bolsonaro. Auguró que le llegarían a detener y se lamentó porque esos imitadores de personajes tan abyectos tienen a su disposición grandes medios y grandes empresas. Resulta increíble que precisamente el hable en estos términos teniendo como tiene todos sus medios a su disposición y ha sido él quien ha despreciado a no pocos. Y no debe temer porque nadie le va a detener y nadie va a asaltar parlamento alguno. Que se recuerde fueron los socialistas quienes rodearon la asamblea andaluza cuando, por primera vez, ganó Juanma Moreno.
No ha podido equivocarse más el que será candidato socialista. Las exageraciones, de las que no está libre la derecha, nunca son rentables y menos cuando las mismas superan con creces el más mínimo sentido común. Alguien se imagina a Nuñez Feijoo, el "insolvente", decir que antes de un hijo gay prefiere un hijo muerto? , como dijo Bolsonaro.
Los socialistas deberían abandonar la estrategia del miedo, del dóberman, de ridiculizar a su principal adversario y este de ninguna manera caer en la provocación. La mejor respuesta es la serenidad, cuando no el silencio y la no exageración a la hora de criticar a su adversario. Ni unos ni otros necesitan a Trump. Era lo que nos faltaba.
El que será candidato socialista se ensañó con su principal adversario y tuvo un enorme ataque de amnesia al no reivindicar el gobierno progresista. No solo no lo reivindico sino que trato de ocupar el espacio de su mimada Yolanda Diaz. Fue a por todas y quizás se quede sin ninguna. Sabe el Presidente, aunque nunca lo reconozca, que los españoles han dicho a su coalición, a su altivez, a su permivisidad con unos socios que han jugado a la contra. Contra esto es lo que han votado los españoles castigando a Sánchez en las personas de sus barones
Los españoles creo que tenemos que estar tranquilos. Ni Lula, ni Bolsonaro ni Trump pintan nada en esta campaña. Pintamos los españoles con nuestro derecho y yo diría que con nuestra obligación de acudir a las urnas. La limpieza de las elecciones nadie puede ni debe ponerla en cuestión. No cabe pucherazo alguno como ha dicho Ayuso. Lo que cabe es ir a votar, bien por correo, bien presencialmente pero votar. La democracia está por encima del calor y muy por encima de un Trump inexistente en España.