23.04.2024 |
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Un punto de partida

El Racing confirmó en Lezama que va a ser un equipo aguerrido difícil de ganar | Aún así, para conseguir su objetivo no puede quedarse sólo ahí, sino que ha de proponer mucho más | La disponibilidad de Camus y Soko puede alterar el dibujo

Javi Rozada, conversando con Pablo Andrade durante el entrenamiento de ayer. / Hardy
Javi Rozada, conversando con Pablo Andrade durante el entrenamiento de ayer. / Hardy
Un punto de partida

Siempre resulta inteligente comenzar a construir una casa por los cimientos. De esta manera, uno impide que un simple lobo la eche abajo con un fuerte soplido. Se hace menos vulnerable y, sea el acabado más o menos bonito, al menos el creador de la obra sabrá que se va a mantener siempre en pie. Es lo que sucede con un equipo de fútbol y, sobre todo, con un proyecto que está dando sus primeras pasos y que mira hacia la primavera del próximo año con ambición de conseguir lo máximo que se puede conseguir en la categoría en la que está. El Racing demostró en Lezama, ante, teóricamente, uno de los mejores rivales que uno se puede echar a la cara esta temporada, mostrar un comportamiento defensivo notable, comportarse como un equipo aguerrido, incómodo, sólido y contundente en el juego aéreo. De primeras, no parece que vaya a regalar nada. Y ese es un primer paso notable, pero no se puede quedar ahí. Ha de evolucionar porque un equipo con las aspiraciones que tiene Racing debe ofrecer mucho más. No siempre le va a bastar con lo que hizo en Lezama.

A Rozada le gustó mucho lo que vio el domingo a mediodía. De hecho, durante la comparecencia de prensa posterior al partido, incluso se mostró un tanto a la defensiva cuando un periodista le planteó que el gol de Balboa había servido para disimular la imagen que había mostrado el equipo. En su opinión, había sido muy buena a pesar de que él mismo reconoció que había sido incapaz de dar más de tres pases seguidos y que apenas había tenido presencia en campo rival. Le daba igual. El Racing había salido a jugar al campo del Bilbao Athletic a lo que jugó y le salió bien. Se la jugó a sentirse fuerte y arropado atrás y a encontrarse con una buena jugada arriba que sacara a relucir la calidad de sus atacantes. Y le salió bien. El técnico ovetense subió al autobús de vuelta a Santander mientras se encendía un puro y decía aquello de «me gusta que los planes salgan bien».

El Racing ha demostrado que puede ser un equipo fiable atrás. Sus tres centrales completaron una gran actuación en territorio vizcaíno y está por hallar aún a unos carrileros que puedan actuar como tal, ya que Álvaro Bustos y Ceballos no lo son. En la izquierda, tanto Pablo Andrade como Joan Maynau tienen unos perfiles que se pueden corresponder con ese rol que se pide a quien se le concede todo el carril, pero eso dejaría también sin espacio a dos futbolistas llamados a ser importantes en el Racing como son Álvaro Bustos y Marco Camus. Por eso es probable que conforme vaya disponiendo de extremos, termine el técnico por cambiar de esquema y volver a jugar con cuatro atrás, tal y como hizo, predominantemente, durante la pretemporada. De hecho, por la derecha, Ceballos y Mantilla son laterales pero con más dificultad actúan como carrileros. Y está por ver lo que Soko puede dar de sí.

Rozada vino a reconocer tras el partido ante el Portugalete que el esquema lo había dictaminado la diferente disponibilidad de los futbolistas y, en definitiva, el hecho de no contar con extremos. Aquel día le faltaban Soko y Camus y, aunque había probado con Cejudo en la derecha en los dos últimos amistosos, había quedado acreditado que la fórmula no funcionaba. Para el encuentro de Lezama pasaba más de lo mismo. El canterano apenas había completado un puñado de entrenamientos tras su lesión y el camerunés acababa de llegar. Además, Andrade andaba renqueante de la rodilla y a Manynau, como quedó acreditado en los pocos minutos que jugó en Lezama, le queda por adquirir todavía el tono físico necesario para competir. Por eso la situación era similar y por eso no tuvo demasiadas dudas sobre el esquema a elegir. Otra cosa será lo que suceda el próximo fin de semana.

Para medirse al Alavés B, Rozada contará ya con Pablo Andrade,  que arrastró problemas en la rodilla toda la semana pasada, Camus, que salió de una convalecencia de tres semanas y con quien no quisieron correr riesgos, y Soko, que llegó hace una semana y que afrontará el fin de semana con un buen puñado de entrenamientos ya a sus espaldas y el ‘jet lag’ ya superado. También con Maynau, que acumulará más días de entrenamiento. En definitiva, si no hay imprevistos durante los próximos días, Rozada tendrá de verdad a todos sus jugadores disponibles y se verá cuál va a ser su verdadera apuesta a desarrollar a medio plazo: si mantiene el juego con tres centrales y carrileros o si vuelve a jugar con extremos.

Contra el Bilbao Athletic se vio claramente que formar con cinco atrás y dos hombres por delante como Villapalos y Nana, que tienen una gran capacidad de abarcar mucho espacio del terreno de juego, levanta una muralla difícilmente franqueable. El problema es el precio a pagar a cambio, ya que el equipo se vio muy limitado el pasado domingo a la hora de generar juego. Su incapacidad con el balón fue manifiesta y, de hecho, al igual que impidió que el Bilbao Athletic pusiera en problemas a Iván Crespo, tampoco él fue apenas capaz de poner en aprietos a Iru, el portero rojiblanco. Sentó unos cimientos sólidos pero, a la hora de ir poniendo el resto de ladrillos, las ventanas y la electricidad, le costó.

El Racing generó poco juego por dentro y apenas por fuera. Dependía de la aparición de Pablo Torre para que sucediera algo y, en menor medida, también de Álvaro Bustos. Actuando de carrilero, el asturiano es menos de lo que en verdad es y, de hecho, el mismo Rozada admitió tras el encuentro que prácticamente había sido una situación de circunstancias y valoró en especial su trabajo y el de Ceballos por desarrollar roles a los que no están acostumbrados. El Racing necesita al Bustos extremo del mismo modo que precisa recuperar a Camus, que hasta antes de su lesión venía mostrándose como uno de los principales argumentos ofensivos de su equipo. Todo ello podría invitar al entrenador a plantearse volver al 4-3-3 con el que, sobre todo, profundizó en pretemporada. Más aún, ante la perspectiva de un nuevo partido en Los Campos de Sport.

En el fútbol, el gol lo cambia todo y el que marcó Balboa en Lezama tapó esas carencias creativas y ofensivas del Racing y esa sensación de estar jugando a equipo pequeño durante buena parte del partido. De no haberse producido ese chispazo en medio de la oscuridad que terminó en el 0-1, el clima en torno al conjunto cántabro sería muy diferente. La mala imagen del estreno liguero ante el Portugalete se habría sumado a otro triste empate en Lezama. Y no por el punto conseguido, sino por la imagen que habría dejado el equipo. Es una imagen que sólo es válida si da frutos. Si no va acompañada de una victoria, deja la apuesta desnuda.

Lo bueno es que esos tres puntos cosechados en Lezama permiten al Racing trabajar con tranquilidad, sin ansiedad y con buen clima. Es un buen punto de partida porque dejó claro que el equipo es competitivo y va a ser complicado meterle mano, pero ha de evolucionar. Y lo mejor es que, aunque Rozada se marchó más que satisfecho con lo visto en las instalaciones del Athletic, también adelantó que el equipo iba a crecer. E incluso se lanzó a dar un plazo. «En dos o tres semanas, se verá al mejor Racing», anunció. Y es esa perspectiva la deseable. Ya ha demostrado ser solvente atrás, que es por donde empieza todo proyecto ganador, y, a partir de ahí, hay que mirar hacia delante.

Tiene Rozada jugadores para firmar esa evolución con balón que necesita. Por ahora, está apostando por Villapalos por delante de la defensa pero lo cierto es que en cada partido está dejando en evidencia que está fuera de forma. No tiene que demostrar nada a nadie pero aún le falta para ser el jugador que fichó el Racing. Tampoco Nana transmitió buenas sensaciones con balón el pasado fin de semana, pareciendo desubicado y desacertado a la hora de mover la pelota. Con todo, el conjunto cántabro apostó por no iniciar el juego por bajo, sino hacerlo por alto, con el problema de no ganar esos duelos ni acertar en las segundas jugadas. Parece claro que los dos futbolistas nombrados han llegado para ser importantes pero si ahora no están, hay recursos de sobra para dar la alternativa a otros.

Ahí está Iñigo, que ha cumplido bien cada vez que ha ejercido de ‘seis’ durante la pretemporada, donde también creció Martín Solar, que aún no ha jugado ni un solo minuto oficial. Los dos esperarán su momento y llegará. Ahora que el entrenador tiene a todos sus hombres disponibles y que éstos van acumulando más días y semanas de trabajo, la competencia ha de ir incrementándose y, con ella, también el rendimiento del equipo. Y lo mejor es que, mientras el armazón va tomando la forma definitiva, llegó la primera victoria y la primera portería a cero. Los cimientos parecen estar construidos.

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