UGT ha denunciado el recorte del 50% del servicio de transporte público interurbano de Cantabria con la entrada en vigor el 6 de noviembre de las nuevas restricciones de movilidad y el confinamiento de los municipios, lo que, según el sindicato, «ha aumentado aún más la aglomeración de viajeros, sobre todo en las horas punta, y la imposibilidad de que se mantengan las distancias de seguridad tanto en autobuses como en trenes».

El Sector de Transportes de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo (FeSMC) de UGT ha instado a la Dirección de Transportes y a la de Salud Pública del Gobierno de Cantabria a que «supervise la desmedida concentración de viajeros» en las principales líneas del transporte público interurbano porque en su opinión «no tiene el más mínimo sentido aprobar medidas para frenar la escalada de la pandemia mientras se permite al mismo tiempo que autobuses y trenes circulen repletos de pasajeros».

El sindicato ha recordado que desde la entrada en vigor del confinamiento de los municipios cántabros, todas las principales líneas interurbanas han reducido su servicio un 50%, como en Reinosa, Torrelavega o Laredo, o han visto disminuir significativamente su frecuencia de paso como la línea Santander-Maliaño-Astillero, que pasa de 20 a 30 minutos, o la que comunica Santander con Liencres, de 30 a 40 minutos.

«Esta disminución se ha hecho sobre un servicio ya recortado con anterioridad por la pandemia y que nunca se ha recuperado al 100%», ha subrayado UGT, que ha criticado que otros operadores tanto públicos como privados del transporte de viajeros por carretera o por ferrocarril están en la misma situación, «sobre todo cuando coinciden a las mismas horas los viajeros que acuden a su trabajo o a su centro educativo como la Universidad de Cantabria». Según el sindicato, además de un «pésimo servicio al ciudadano», esta reducción de servicios también está generando un «drástico recorte de empleos» en el sector, principalmente porque se han rescindido muchos contratos temporales de trabajadores que han pasado al desempleo y se unen a los que sufren o ya han sufrido un ERTE.