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El Diario de Cantabria

HORARIOS

La sociabilidad forma parte de "nuestro ADN"

La costumbre española de querer prolongar la vida más allá del anochecer es fácilmente palpable en el sector hostelero
Ambiente en las terrazas de los bares de la Plaza de Cascorro en Madrid en el Puente de Todos los Santos. La Comunidad de Madrid está cerrada perimetralmente hasta el martes. EFE/Luca Piergiovanni
Ambiente en las terrazas de los bares de la Plaza de Cascorro en Madrid en el Puente de Todos los Santos. La Comunidad de Madrid está cerrada perimetralmente hasta el martes. EFE/Luca Piergiovanni
La sociabilidad forma parte de "nuestro ADN"
El ritmo de vida de los españoles se distingue en gran medida del resto de Europa, pero las restricciones contra el coronavirus ha abierto una brecha para plantear una adaptación al horario europeo, aunque la idiosincrasia española supone un obstáculo.

Adelantar el horario de cierre de bares, restaurantes y comercios y los toques de queda ha alterado los hábitos de vida de la población y, en cierto modo, ha asemejado su rutina a la mayoría de ciudadanos europeos, que comen y duermen a horas más tempranas.

El horario español deriva de un cambio de hora impulsado en la época del franquismo, pero el anterior a esta variación se identificaba con una sociedad agrícola en la que los ritmos temporales los marcaba el sol, recuerda a Efe el sociólogo Luis Ayuso.

"La sociedad agrícola dio paso a la sociedad industrial que con la luz artificial nos permitió administrar el tiempo de otro modo y esta va a dar lugar a la digital, donde va a cambiar todo", explica.

Asegura que el coronavirus ha acelerado el nacimiento de la nueva sociedad digital, y que, por lo tanto, el emerger de una nueva era propicia la aceptación de nuevos cambios como sería la racionalización de los horarios, aunque existen circunstancias que lo dificultan.

Cambiar un hábito a nivel individual es complicado, pero el de una sociedad entera lo es más aún, por lo que el sociólogo discrepa de que la covid logre ser determinante en la modificación de estas costumbres, ya que son un elemento fundamental de la cultura española: la sociabilidad, que forma parte de "nuestro ADN".

Acomodarse al horario europeo se traduce en adelantar unas horas el momento de la cena o la salida del trabajo, lo que generaría diversos beneficios que podrían repercutir en la productividad, además de estar más en consonancia con los cambios de luz solar, precisa el profesor de la Facultad de Medicina de Málaga Pedro Valdivielso.

La costumbre española de querer prolongar la vida más allá del anochecer es fácilmente palpable en el sector hostelero, donde se puede ver a los turistas extranjeros cenando horas antes que los residentes, y Valdivielso coincide con el sociólogo Luis Ayuso en que esa costumbre está “muy arraigada” en España, por lo que no se va a poder modificar fácilmente.

En su opinión, las restricciones influirán en los horarios en función de la duración que estas tengan, y solo podrán tener algún impacto si se extienden durante muchos meses, ya que un par de meses no pueden cambiar hábitos de toda una vida.

Afirma que otro de los condicionantes necesarios para lograr europeizar nuestras costumbres sería que hubiera un cambio "en bloque" de todas las actividades del día a día, es decir, no sólo en los horarios de comidas, sino en los laborales y el ocio doméstico, que se enfoca fundamentalmente a la televisión.

En muchos países, como Estados Unidos, el horario de máxima audiencia televisiva es a las siete de la tarde, "la hora en la que la gente comienza a cenar en sus casas", asegura Valdivieso.

Debido a las restricciones, "podemos cenar antes en casa, pero si el 'prime time' televisivo y los horarios laborales siguen manteniéndose como hasta ahora, poco podremos cambiar", ha subrayado. 

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