18.04.2024 |
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ENTREVISTA

«Me siento muy afortunado de haber jugado en la mejor peña de la historia»

Entrevista a Ángel Lavín Rivero: El santanderino, con 52 años cumplidos en noviembre, iniciará en Cerrazo su trigesimocuarta temporada consecutiva en la máxima categoría y probablemente será la última, pero «no voy a retirarme por falta de fuerzas, ni mucho menos, porque me encuentro muy bien». Sus hijos, Ángel y Marcos Lavín Peñil, vienen pisando fuerte

Tres generaciones de campeones: Ángel Lavín Trueba, Ángel Lavín Peñil, Marcos Lavín Peñil y Ángel Lavín Rivero, de izquierda a derecha. / ALERTA
Tres generaciones de campeones: Ángel Lavín Trueba, Ángel Lavín Peñil, Marcos Lavín Peñil y Ángel Lavín Rivero, de izquierda a derecha. / ALERTA
«Me siento muy afortunado de haber jugado en la mejor peña de la historia»

El año 2021 es muy probable sea la fecha señalada para poner punto final a una brillante y dilatada vida deportiva. La segunda generación de una saga que vivió momentos de esplendor, muy pronto colgará las bolas, para dejar paso a sus dos hijos, que intentan hacerse un hueco entre la élite de los bolos. Así lo tiene decidido Ángel Lavín Rivero (Santander, 2 de noviembre de 1968) que acaba de comenzar su 34ª temporada consecutiva en la máxima categoría. Seis Ligas ganadas y 18 Copas, además de 52 concursos de Primera y la consecución del Campeonato de España en el Palacio de Deportes de Santander, me dicen bien a las claras, que estoy ante un grande de los bolos, que recibe a ALERTA en la bolera de Orejo, acompañado de sus dos hijos.

PREGUNTA: Seguro que el culpable de que tu juegues a los bolos ha sido tu padre.

RESPUESTA: Claro que sí. Es lógico y normal, de la misma manera que yo he influido en mis dos hijos. En mi casa, lo primero que vieron mis ojos fueron bolas. Empecé a tirar las primeras cuando mi padre jugaba en La Cavada y tras el partido mientras se quedaba hablando con los compañeros una vez finalizado el mismo, yo tiraba unas bolas en la misma bolera donde él había jugado. Así empezó todo.

P: Háblame de la Peña del Racing y no de fútbol.

R: Era una peña patrocinada por el Racing, y allí jugué una Liga de benjamines con unos muy buenos chavales, tengo grandes recuerdos de aquella época. Se jugaba en la bolera de Los Pinares, un entorno magnífico, por cierto.

P: De allí a la Escuela de Bolos de La Carmencita.

R: Eso es. Yo creo que era la primera de aquella época, fundada por Toño Gómez, pero más que una escuela vivíamos allí. Yo bajaba todos los días y nos reuníamos un montón de niños que nos pasábamos todo el día tirando bolas. Muy buenos tiempos que añoro cada día.

P: Tu primera peña seria me imagino que habrá sido Liérganes.

R: Por supuesto que sí. Allí di el salto a Primera categoría con aspiraciones a ganar. Me llevó mi padre para jugar junto a él, con otro veterano como José Mari Gutiérrez, y un joven como Sindo. Una mezcla de veteranía y juventud que funcionó a la perfección y conseguimos ascender a Liga Nacional. Un ascenso complicado porque había dos grupos entonces y tuvimos que jugar una promoción.

P: Ya estamos en La Cavada.

R: Exacto. La Cavada significó la confirmación del ascenso a la máxima categoría. La primera peña que confió en mí, me sacaron de Liérganes para jugar allí. No podía decir que no, porque era una peña muy importante. Nos fuimos Sindo y yo, y fueron tres años muy bonitos, muy bien tratados por cierto, y donde aprendí muchísimo junto a jugadores históricos como Calixto García, Rafael Marcos, Javier Pérez, Jaime García, y Fidel Linares.

P: Y pones rumbo a Noja tras unos años excelentes en la peña de Riotuerto.

R: La Cavada comenzó a perder un poco de fuelle, ya que se había quedado sin patrocinador, y me vinieron a buscar de Noja como dices. Era el año 1993 y Hermanos Borbolla había subido por primera vez a Liga Nacional, me hicieron una oferta muy importante para aquellos tiempos y para allá que marché. Fueron dos años buenos, el primero mantuvimos la categoría, y el segundo quedamos segundos detrás de la poderosa Peña Puertas Roper.

P: Estabas jugando de forma excelente y fichas por la poderosa Puertas Roper.

R: Eso ya eran palabras mayores. Irte a una peña que lo estaba ganando todo es sinónimo de que efectivamente estaba jugando bien. No gustó nada en Noja el que me marchara, porque estaban contentos conmigo, pero no podía decir que no a una peña ganadora, era mi oportunidad de ganar títulos, y así lo decidí. Los trenes pasan una sola vez en la vida y no podía perderle.

P: Sin embargo, regresas posteriormente a Hermanos Borbolla. Segundo ciclo.

R: Exacto. Tras seis años en Maliaño donde se ganaron muchas Ligas y Copas, la última Liga del año 2000 imbatidos. Tenía contrato con Roper, éramos seis jugadores de mucha categoría, y al pensar que posiblemente iba a jugar poco, hablé con la Directiva, y me dieron la baja sin problemas para iniciar otro ciclo en Noja.

P: En tu último año en Hermanos Borbolla surgen problemas y decides marcharte aún sin saber dónde ibas a jugar.

R: Eso es. Había sido un año complicado, surgieron problemas que no me esperaba, y aún corriendo el riesgo de quedarme sin jugar me marché. Una vez que todo el mundo se enteró de mi situación, me llamaron de varios sitios para jugar, pero la oferta que más me llenó vino de Renedo, y allí estuve cuatro temporadas, muy contento, no solamente con los jugadores, sino con la Directiva. Ganamos varios títulos, se jugó muy bien y estando en Renedo se dio la circunstancia de ganar el Campeonato de España individual, por lo que recuerdo aquella época como maravillosa.

P: Un buen día te encuentras por la calle con Manolo Mora, un buen amigo tuyo, y te propone algo...

R: La verdad es que no me lo esperaba para nada. Nunca pensé jugar en esa peña. Como dices, era amigo mío, nos sentamos para hablar un rato, y no tardé nada en decirle que sí, porque la oferta que me hacía era irrechazable. Firmé por tres temporadas y solamente estuve una, aunque muy contento del trato recibido.

P: Estás tan solo una temporada, porque de nuevo Gerardo Castanedo viene a por tí.

R: Sí. Había dado mi palabra a Manolo Mora en cumplir las tres temporadas, y por supuesto que era mi intención. En esto que me llama Puertas Roper les explico cual es mi situación claramente, sin esconder nada. Se lo comuniqué obviamente a Manolo Mora, y a partir de aquella conversación, ambas directivas comenzaron a negociar. Me dieron a elegir y regresé otra vez a Maliaño para seguir ganando títulos otra vez. Tal y como me había pasado varias veces, no podía rechazar otra oferta muy buena.

P: Ganas unas cuantas Ligas y Copas más con compañeros ‘desconocidos’.

R: Claro que sí. Nada más y nada menos que jugué con Tete Rodríguez, Jesús Salmón, Rubén Rodríguez, Roberto García, Óscar González, Alfonso Díaz, y más tarde llegaron Carlos García, Gabriel Cagigas, y Rubén Haya, casi nada para el aparato, la flor y nata de los bolos.

P: Y última parada en Cerrazo, donde vas a poner el punto final a una larguísima vida deportiva.

R: Seguro que sí. He comenzado la séptima temporada en J. Cuesta, donde estoy muy a gusto con grandes compañeros, pero no creas que voy a retirarme por falta de fuerzas, ni mucho menos, me encuentro bien, aunque la pasada temporada tuve unos pequeños problemas que me tuvieron apartado unas cuantas jornadas de la competición.

P: ¿Te pongo en un compromiso si te pregunto dónde te has sentido más a gusto?

R: Uff, un poco sí, la verdad. A lo largo de la entrevista, te he ido comentando aquellos lugares donde estuve muy bien tratado, pero analizando los 12 años que estuve en Maliaño, todos los títulos conseguidos, y el trato recibido, me quedo con Puertas Roper. Me siento muy afortunado de haber jugado en la mejor peña de la historia, la más laureada, sin duda ninguna. Para mi jugar en El Parque ha sido una bendición del cielo, y podría escribir un libro de todas las vivencias que tengo de aquella bolera.

P: Sin embargo, no te van a perdonar nunca como celebraste dos Copas, jugando en contra de los de Maliaño.

R: Es cierto. La que ganamos en Maliaño, cuando yo jugaba con Hermanos Borbolla, aunque tengo otro gran recuerdo de la que ganamos jugando con Renedo en Suances, y a la misma Puertas Roper. Fueron tardes muy bonitas para no olvidar jamás. Siempre puse todo de mi parte para ganar y ser competitivo.

P: Doce temporadas en Puertas Roper, y seis Ligas ganadas, el balance no está nada mal.

R: Ya lo creo. Y a ello tengo que añadir, que de las 18 Copas ganadas, una docena las ganamos también. En Hermanos Borbolla gané dos y otras dos en Renedo.

P: 52 concursos ganados, tienes que elegir el que más ilusión te hizo.

R: Por supuesto que el primero. Se lo gané a Santos Fidel Ruiz en la antigua bolera de Velo, la que estaba al lado de la carretera. Luego hay otros que me dejan un gran recuerdo para siempre, pero el primero nunca se olvida. Aquella bolera siempre se me dio bien.

P: Tenías 38 años, habías estado lesionado media temporada, las sensaciones no eran nada buenas y sin embargo llega el momento estelar de tu carrera deportiva.

R: Ya lo creo. No pude hacer pretemporada, empecé a tirar mis primeras bolas en el mes de mayo, y como dices no me encontraba nada bien como para ganar todo un Campeonato de España. Al contrario que otras temporadas, no había ganado ningún concurso, me había clasificado en muy pocos, y llegaba con malas sensaciones. Pero esa semana me salieron las cosas perfectas, llegué a la final con Rubén Rodríguez, y pude ganarle. Tengo que decir, que había jugado antes dos finales contra los hermanos Rodríguez y las había perdido. Once años antes me ganó Rubén, y tres años antes de proclamarme campeón de España su hermano Emilio Antonio. Por lo tanto, era mi tercera final, lo tenía todo en contra, lesión, rival, y mira lo que pasó. Me queda otro momento precioso de mi paso por los bolos en la ‘Ballena’, ante más de dos mil aficionados.

P: Retrocedo en el tiempo, pierdes una final de un Campeonato de España, y sin embargo, acabas tomando copas por El Sardinero con el campeón.

R: Ya ves lo que son las cosas. Es cierto, tras la final, nos encontramos como dices por la zona, y aunque éramos rivales dentro de la bolera, no así fuera de ella. Acabamos tomando unas copas como buenos amigos y es que siempre hemos sabido separar la rivalidad deportiva de las demás cosas. Nos sentamos en una terraza y comentamos cosas de la final, pero más bien procurábamos hablar de otros temas, para olvidar cuanto antes lo vivido, porque teníamos por delante concursos muy importantes todavía. Rubén Rodríguez siempre ha sido un ejemplo de deportista.

P: Tienes que elegir el compañero ideal que has tenido en la bolera.

R: Bueno, papeleta nada fácil, pero a día de hoy, y puestos a elegir, me quedo con David Ibáñez y Roberto García, puesto que conservo aquella amistad desde hace muchísimos años.

P: Tengo algún conocimiento de tus preferencias a la hora de competir por parejas y creo que José Ángel Vallines se lleva la palma.

R: Aciertas de pleno. Para mi Vallines significó mucho en su día, muy buen compañero, nos compenetrábamos excelentemente, tenía una clase inmensa, y ha sido un verdadero placer jugar con él. Ahora veo la gran labor que está haciendo en Borsal Textil y pueden sentirse afortunados todos los niños que cuenten con sus lecciones de bolos, no me cabe la menor duda que traslada su sapiencia a las futuras generaciones.

P: Hablamos de tu hijo mayor, la temporada próxima en Quijano. ¿Cómo vive los bolos?

R: A su manera.

Ángel Lavín, junto a sus hijos, esta semana en Orejo

Ángel Lavín, junto a sus hijos, esta semana en Orejo

P: Y ahora háblame de Marcos Lavín.

R: Marcos tiene más afición, más amor propio, más ganas de ganar, son distintos. Vive los bolos más intensamente que su hermano mayor.

P: Esta temporada has jugado con Marcos por parejas ¿cómo lo has vivido?

R: No pude jugar con él en la primera tirada clasificatoria por encontrarme lesionado, y en la segunda mi compañero Javi Puente, me dijo si quería jugar con él, ya que no tenían opciones de clasificarse. Se lo agradeceré siempre, y resultó ser una experiencia inolvidable, poca gente puede presumir de jugar con su hijo por parejas para clasificarse en un Campeonato, bien sea Nacional o Regional. Yo ya tuve esa experiencia inmensa de jugar con mi padre cuando tenía 17 años, y ahora con mi hijo, por eso me siento muy orgulloso la verdad.

P: Y llega un 15 de noviembre del año 2020. ¿Cómo te enteras?

R: Una fecha muy triste sin duda ninguna. Eran las 11,30 de la mañana y me llamó Nando Cuétara. Enseguida por el tono de voz me percaté de que algo grave pasaba y significó un golpe muy duro para mi. Y además sucedió en aquellos días que estábamos confinados, y no podías acompañar a la familia en esos momentos tan difíciles. Te puedes imaginar que me vine abajo. Luis Bustamante era un íntimo amigo mío desde hace 30 años y ha sido una desgracia enorme su pérdida. Estuve unos cuantos días fatal, pero la vida sigue, y hay que sobre ponerse a las desgracias.

P: En honor a su memoria, ¿los jugadores decidís que vais a jugar aunque sea gratis?

R: No es así. La directiva nos informa que quizás no puedan cumplir lo que Luis había acordado con nosotros, y los jugadores respondemos que vamos a jugar sí o sí y que al final de temporada percibamos lo que ellos puedan recaudar por distintos conceptos, pero la primera premisa como homenaje a un gran presidente insustituible totalmente, es jugar.

P: Marchar a jugar a Madrid un partido de Liga y aparecer en una verbena cerca de Cabañas de Virtus...

R: (Ríe) Esa ha sido muy buena. Era un sábado y salimos de La Cavada hacia Madrid pronto para jugar. El presidente no quiso que nos quedáramos a pasar la noche allí, y emprendimos viaje hacia Cantabria un poco tarde. Bastante antes de llegar al Escudo veníamos en reserva, las gasolineras habían cerrado y acabamos en la verbena de un pueblo, no recuerdo su nombre. Allí le comentamos a un hombre el problema que teníamos y se ofreció a darnos unos litros para continuar viaje. Calixto García y Rafael Marcos comenzaron a extraer gasolina aspirando con la boca una manguera y así pudimos llegar hasta Los Corrales que era donde vivía Marcos. Te puedes imaginar que llegamos a casa de día. Veníamos también José Ángel Vallines y el presidente de la peña.

P: Háblame del mayor milagro de la historia de los bolos.

R: Un partido entre Hermanos Borbolla y Puertas Roper. Yo jugaba con los de Maliaño, era un partido de Copa, cuartos de final, y nos mandaron en un chico a ganar a 56 bolos. Subimos 13 bolos tirando a emboque, las bolas no quedaron nada bien, pero empezamos a birlas bolas de 6, de 5, y alguna de siete y fuimos capaces de empatar. O sea, birlamos 43 bolos, nada más y nada menos. En el desempate, nos mandaron a 52 bolos, y nos sobraron dos bolas. Otro momento para la historia. Jugábamos Jesús Salmón, Óscar González, Rubén Rodríguez y yo.

P: Y más sorpresas te da la vida. No dabas un duro por ti, cuando tras salir de trabajar de noche, pones rumbo a Reinosa y ganas el Concurso de San Mateo.

R: Otra sorpresa más, sí. Salí a las 6 de la mañana, marché a mi casa a desayunar y a darme una ducha para espabilarme un poco. A  las 7,30 arranqué porque tiraba de los primeros, me salieron muy bien las cosas, y acabé ganando a David Penagos un torneo de los más importantes. Y es que los bolos son así de caprichosos, aquella mañana caían los bolos solos, recuerdo que pasé de los 400 bolos.

P: Y la otra cara de la moneda. Te ibas a comer el mundo en un concurso de Primera en la bolera vieja de Oruna... En cuartos de final te pones primero con la friolera de 151 bolos y decepción total en semifinales.

R: Vaya pifia sí. Parece mentira que en tan solo 40 minutos puedan cambiar tanto las cosas. En semifinales tiraba el último y jugaba la final si derribaba 101 bolos. Aunque te parezca mentira, no fui capaz de hacerlos, y se me quedó cara de tonto.

«Me siento muy afortunado de haber jugado en la mejor peña de la historia»
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