A más de seiscientos kilómetros de distancia, el escritor y periodista, Ricardo Alba, atiende al teléfono al diario ALERTA. Entre chascarillos, y una banal conversación sobre las ventajas y desventajas de un día de lluvia, Alba nos habla de su obra ‘Las ovejas duermen en familia’. Un libro de relatos cortos que publicó la editorial Hebras de tinta a principios de este año y que planea ya su segunda edición. La obra, en cuestión, cuenta además como madrina, nada más y nada menos, que a la escritora alemana y autora de la brillante ‘Trilogía de la Nube Blanca’, Sarah Lark. Aunque para nuestro protagonista, es más una vieja y adorada amiga.

‘Las ovejas duermen en familia’ es una obra que trata sobre los distintos personajes y sus circunstancias, en toda su diversidad, cómo conectan entre sí a través de singulares vínculos. Por una parte, todos se desarrollan en una localidad utópica, Alcandora, que el au-tor sitúa en algún punto imaginario de la costa mediterránea española. De otro lado, el trasfondo de cada historia es una alfombra tejida de sensibilidad por la que transitan casi en silencio las complejas emociones a flor de piel de los pro-tagonistas. Al abrir el ejemplar, encontramos un mapa del imaginativo Alcandora, que hace las veces de índice. Una idea que no fue cosa del propio autor, y que al principio no le convencía pero que «luego,  empecé a mirarlo con otros ojos, con más cariño», comenta el periodista al otro lado del teléfono.

PREGUNTA. – ¿Cómo surge el escribir un libro de relatos?

RESPUESTA. – En mi vida profesional habré escrito miles y miles de reportajes de todo tipo, ¿no? Pero, en esta profesión lo que escribes hoy se publica mañana y pasado mañana ya es historia. Y tenía ganas de dejar algo que no fuese tan efímero. Algo que fuese perdurable en el tiempo. Y, bueno, fruto de haber vivido en once ciudades distintas, llevado por mi recorrido profesional, y de la cantidad de vivencias y de experiencias recogidas en esos reportajes, pues… Me dio pie para a escribir relatos.

P. – ¿Fue díficil?

R. – Me costó mucho, porque ha habido personajes que me pedían más recorrido. Más protagonismo en su trayectoria, en sus vivencias. Pero quería mantenerme fiel a un género literario, y tuve que ‘mutilar’ a protagonistas que se que se ponían a mi lado en el desayuno, la comida y la cena y de, venga, venga… Y no. En fin, he tenido que hacer un ejercicio de contención bastante serio.

P. – Una idea para un libro. Pero es que se ha propuesto escribir dos más, de relatos y hacer una trilogía...

R. – Sí. Precisamente porque esos personajes que me pedían más vida, podía incluirlos en otros libros de relatos. Encadenando los personajes unos con otros. En este, cada historia tiene un principio al final. En el siguiente, pues un personaje va a dar lugar a otro, y este a otro más y, posiblemente, se encuentren en camino y vayan conformando un núcleo más agrupado que aparece en ‘Las ovejas duermen en la familia’.

P. – ¿Formará todo parte de un conjunto?

R. – Yo creo que se va a acercar bastante a la novela. Sin las características de literarias propias, porque no va a haber un conflicto.  Y ya en el tercero, pues algunos personajes que van a aparecer en la segundo libro de la trilogía, sí que van a tener una historia entre sí.

P. – El título es ‘Las ovejas duermen en famila’, ¿cómo surge?

R. – Hay un relato que habla de unos pastores que se encuentran en una encrucijada de caminos y, al final, se van contando sus pequeñas vivencias. Está inspirado en un reportaje que hice acerca de una trashumancia que recorrió media España. Les estuve acompañando, pasando frío, pasando calor, y un buen día, le pregunté  a uno: «¿Tú conoces a todas las ovejas?». Y me respondió «sí», «¿pero por el nombre?», y dice «hombre, algunas tienen nombre y otras no». Y le pregunté, de manera natural: «¿Cómo duermen las ovejas?» Y, el hombre se me quedó mirando y me dice «pues yo creo que en familia».

P. – ¿Qué es Alcandora?

R. – Es un nombre bastante, por lo menos para mí, evocador de lo que cada uno quiera sentir o pueda sentir cuando lo pronuncie. El lugar de Alcandora es consecuencia de haber vivido en once ciudades distintas. Y, al final de cada una me he quedado con un trocito. Y con todos esos rincones, esos parques, esas playas… He construido un lugar, y una vez que tengo construida el pueblo, pues tengo que llenarlo de habitantes.

P. – Once ciudades, son muchas, ¿qué descubre uno después de haber vivido en tantos sitios?

R. – Se te abre la mente. Te hacen ver que no somos tan distintos, y que hay listos y que hay tontos así en todas partes. Y, sobre todo, lo que más me ha gustado de cada sitio en el que he vivido, es que saben guardar sus costumbres, sus tradiciones. Creo que no hay pueblo con futuro si no sabe conservar su pasado.

P. – La autora Sarah Lark, es madrina del libro, ¿cómo fue la idea?

R. – Fue la primera persona que leyó el manuscrito. Se lo di, personalmente, para que me diera su opinión porque tampoco quería hacer el ridículo. No pretendo el premio Planeta ni el Premio Nobel de Literatura, pero tampoco pretendía hacer el ridículo. Y quisimos hacer la presentación juntos, pero con el tema de la pandemia se tuvo que cancelar todo. Pero, llegó un momento que viendo al actor y director, Santiago Segura, estrenar su película, pues pensé: «Si Santiago Segura se lanza, también yo».