19.04.2024 |
El tiempo

Las residencias de ancianos tendrán que tener un plan ante rebrotes

Las residencias de ancianos tendrán que tener un plan ante rebrotes

Las residencias de ancianos de Cantabria tendrán que contar con un plan de contingencia ante la aparición de casos de coronavirus y disponer de zonas aisladas para separar a los enfermos de la COVID-19, de cara a la reapertura de estas instalaciones tanto públicas como privadas en la región, cuyos usuarios podrán empezar a recibir visitas de sus familiares con cita previa y por tiempo limitado.

Estas son algunas de las medidas que impone la resolución de la Consejería de Empleo y Servicios Sociales para la reactivación de los centros de servicios sociales de atención diurna y residencial para personas mayores y personas con discapacidad durante el estado de alarma y sus posibles prórrogas, ocasionado por la COVID-19, que publica este martes el Boletín Oficial de Cantabria.

La resolución establece también la obligatoriedad de que los usuarios que han permanecido durante el confinamiento por la pandemia en sus domicilios se constate la ausencia de coronavirus a través de pruebas PCR, a la vez que deberán de permanecer durante 14 días en aislamiento desde su ingreso, lo que no será necesario para aquellos usuarios que hayan pasado la enfermedad.

En casos de ancianos que esté en proceso terminal podrán estar acompañados por un familiar, aunque se extremarán las medidas de protección, con el uso de mascarillas y la limpieza de manos, especialmente si son positivos en coronavirus o presenta síntomas de poder padecer la COVID-19, para lo que se establecerá una vía de acceso y un circuito seguro que minimice el riesgo de contacto con el resto de residentes y trabajadores.

En un comunicado, el Gobierno de Cantabria ha destacado que esta resolución ha sido elaborada por las Consejerías de Empleo y Políticas Sociales y de Sanidad teniendo en cuenta las aportaciones realizadas por los propios centros a través de las entidades más representativas del sector (FED, LARES, CERMI, Obra San Martín, etc.), propone una serie de medidas de desescalada encaminadas a “facilitar la sociabilización y la actividad física y cognitiva de los residentes”.

La titular de Empleo y Políticas Sociales, Ana Belén Álvarez, ha sostenido que Cantabria se encuentra en una “posición razonable” para ir tomando medidas en este sentido y ha defendido “la necesidad de garantizar el bienestar emocional de las personas dependientes permitiendo las visitas de sus familiares”.

“Los profesionales de las residencias han hecho una labor encomiable, se han volcado con los mayores y las personas con discapacidad, realizando en estos dos meses un sobreesfuerzo no solo para garantizar sus cuidados básicos, sino también para suplir las carencias de afecto de sus familiares. En las condiciones actuales, ha llegado el momento que todos estábamos deseando de poder reabrir los centros y que se produzcan los reencuentros”, ha manifestado Álvarez.

Según la resolución, los visitantes estarán obligados a realizar lavado de manos antes y después de acceder a la residencia, a utilizar una mascarilla que deberán abrir en presencia del personal y a dejar sus complementos o ropa de abrigo en una bolsa cerrada a la entrada. Previamente, habrán de rellenar una declaración responsable confirmando que no presentan sintomatología compatible con el COVID.

Además, el centro deberá disponer de un sistema de limpieza de calzado en el acceso y mantendrá un registro de visitas con recogida de datos para poder alertar y actuar en caso de un posible contagio. No estará permitido introducir comida u objetos del exterior, y no se entregará ropa a los residentes hasta que no sea desinfectada en las instalaciones del centro.

Las estancias y el mobiliario se desinfectarán tras cada visita, y cuando sea posible estas se realizarán en espacios exteriores.

Para aceptar nuevas altas, las residencias de ancianos deberán de llevar 15 días sin casos positivos confirmados, tanto de residentes como de trabajadores y su ritmo dependerá de la capacidad del centro para aislar a los nuevos usuarios durante un periodo de dos semanas. Para ello, se deberá garantizar al menos una capacidad de aislamiento del 10 % de plazas al efecto de poder dar respuesta ágil y segura a situaciones de personas usuarias que requieran ser aisladas del resto de residentes.

Respecto a las actividades grupales deberán realizarse en espacios comunes o espacios abiertos privados, manteniendo en todo caso la distancia interpersonal de seguridad y extremando el cumplimiento de las medidas de higiene.

También se permite reanudar los servicios de peluquería y podología, siempre con cita previa y garantizándose la limpieza desinfectante de utensilios y superficies después de cada uso.

Para actividades en el exterior, los residentes podrían hacer uso del espacio público en caso de que el ayuntamiento correspondiente haya establecido un perímetro de seguridad alrededor del centro.

En cuanto a los centros de día, tendrán que elaborar y trasladar a la Consejería de Empleo y Políticas Sociales un plan de acción que incluya, entre otras cuestiones, el aforo máximo compatible con la exigencia de distanciamiento social.

Tendrán que realizar también un estudio de la situación y necesidad de apoyos de todas y cada una de las personas usuarias, en el que se determine si precisan de la presencia física en el centro o si podrían recibir el servicio en el domicilio combinando esta atención presencial con apoyos y seguimientos telemáticos.

La incorporación de los usuarios será programada y paulatina, atendiendo a criterios de necesidad social, gravedad, vulnerabilidad y grado y nivel de dependencia, “priorizando los casos más graves y con mayor necesidad”, ha explicado la consejera.

En cuanto a los trabajadores, se realizará un test de coronavirus a todos y, en la medida de lo posible, cada uno de ellos se ocupará siempre de los mismos usuarios, evitando realizar rotaciones en su cuidado.

Los usuarios con reserva de plaza podrán retornar al centro de día cuando tenga autorizado su plan de acción a partir del 1 de junio y habiendo obtenido resultado negativo tras la realización de prueba diagnóstica de coronavirus con tres días de antelación como máximo.

Para la entrada al centro se exigirá siempre la utilización de mascarilla y se asegurará la desinfección del calzado en el exterior, mientras que la realización de las actividades se organizará en grupos de no más de siete personas. En el comedor también deberá guardarse la distancia de seguridad de dos metros y se utilizarán manteles y servilletas desechables, explica el Gobierno regional en su nota de prensa. 

Las residencias de ancianos tendrán que tener un plan ante rebrotes
Comentarios