19.04.2024 |
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A la espera de noticias

La segunda b no tendrá fecha de inicio hasta que no se elabore un protocolo de actuación y un plan de competición para que ésta no se bloquee por los positivos | Al Racing le han transmitido que la liga empezará a mediados de octubre

Javi Rozada, en el que será su banquillo a partir de la próxima temporada. / Hardy
Javi Rozada, en el que será su banquillo a partir de la próxima temporada. / Hardy
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El Racing tenía que haber empezado a entrenar el pasado lunes, pero sus jugadores siguen de vacaciones. Se mantienen a la espera, con el teléfono cerca y rodeados de incertidumbre. Como casi todo el mundo. Ellos no saben cuándo comenzará el curso porque, a día de hoy, no lo sabe nadie. Tenían subrayada en rojo la fecha del 26 de septiembre pero esa ya no sirve. Es posible que todo se retrase alrededor de un mes de la fecha inicialmente prevista, pero no mucho más allá. La información que la Federación ha transmitido a los clubes es la de que la maquinaria arrancará en la segunda quincena de octubre y que lo hará, además, con todas las interrogantes cerradas y con fórmulas activas para que la competición no se detenga independientemente de que se detecten positivos en un equipo. Y eso lleva su proceso. A lo que se han comprometido es a dar al menos un mes de plazo entre que quede todo bien claro negro sobre blanco y el balón eche a rodar de manera oficial para que cada uno de los equipos se prepare. Lo que tiene claro el Racing es que no van a esperar hasta que le pongan el semáforo en verde porque sabe bien que un mes es poco tiempo para una pretemporada.

El fin de semana pasado hubo mucho nervio porque trascendió la noticia de que la Federación estaba estudiando trasladar el inicio de la nueva temporada al 2021. Muchos se llevaron las manos a la cabeza y empezó a hablarse de posibles desapariciones de clubes y de todos los contratos que había en juego y que corrían serio peligro. Todos decían aquello de que la salud era lo primero para añadir después el habitual ‘pero’ que deja sin valor lo primero. Hay que jugar y en eso están todos de acuerdo.

Lo que falta saber es cómo hacerlo para, en la medida de lo posible, limitar los riesgos para los jugadores. Esto, de partida, va a ser ciertamente complicado porque, lógicamente, queda descartado realizar continuos PCR a los jugadores que vayan a participar en una jornada liguera. Como recuerdan desde la Federación, hay más de un millón de licencias en España y eso supondría presupuestar varios millones de euros para esa partida. Y ni se lo plantean.

Desde las federaciones e incluso desde los clubes asumen que, lógicamente, va a haber continuos positivos. De este modo, el gran objetivo a alcanzar para poder dar inicio a una temporada que, de partida, no aporte dudas sobre su viabilidad es encontrar la manera de que no se quede bloqueada la liga en cuanto aparezca el caso de un futbolista o un técnico infectado o que no haya superado satisfactoriamente un test PCR. De esta manera, todo lo ideado con vistas a los playoff de ascenso del último mes ha quedado demostrado que no sirve. Por ejemplo, la final entre el Sestao River y el Portugalete se tuvo que retrasar quince días y la repesca de campeones ni siquiera se va a celebrar finalmente porque, echando números, han calculado que no se podría jugar casi hasta septiembre. Y eso alargaría el inicio del siguiente curso aún más de lo que lo va a hacer. Por eso, fiel a la estrategia que está llevando el organismo presidido por Luis Rubiales desde la primavera, optó por dejar a todos contentos y ascender a todos los que la iban a disputar. Por eso la Segunda B ha pasado a tener 102 equipos. Se va a parecer al camarote de los hermanos Marx.

En la reunión que se mantuvo el pasado lunes no se habló tanto de cuándo empezar la competición, que pareció ser la cuestión sobre la que giró toda la polémica y el debate de los días previos, sino cómo hacerlo. Y, obviamente, antes han de quedar las cosas bien claras y reglamentadas para no tener que improvisar como, en definitiva, ha habido que hacer finalmente en el tramo final del curso 2019-20, que incluso sigue activo en cuanto a la Segunda División se refiere. En ese sentido, la Española pasó la pelota a las instituciones e hizo un llamamiento a alcanzar un común acuerdo con el Comité Olímpico Español, el Consejo Superior de Deportes y el ministerio de Sanidad para aprobar un protocolo que, sobre todo, afectará a las competiciones interprovinciales o intercomunitarias. La Segunda B pertenece a este último grupo pero no así la Tercera.

Todo lo que tenga que ver con las ligas que se desarrollan entre Tercera División y las categorías regionales ya será competencia exclusivamente de la Federación Cántabra y de la consejería de Sanidad del gobierno autonómico. En los últimos días, el presidente de la primera de ellas, José Ángel Peláez, ha estado en continua comunicación con el director general de Deportes del Gobierno de Cantabria, Mario Iglesias. La intención de la Federación es enviar en las próximas horas el protocolo de actuación que ha diseñado y no tiene dudas de que será aprobado porque se ha redactado sobre el diseñado por el propio Ejecutivo Cántabro para el desarrollo de actividades deportivas. Lo que posiblemente sea más complejo será el que afecte a la Segunda B porque hay que ir a instancias mayores y habrá muchos intereses encontrados.

Buscando una fórmula. Será sólo cuando se firme ese protocolo a nivel estatal y cuando el fútbol español elabore un plan de competición para que éste no se quede bloqueado por el goteo continuo de positivos cuando ya se establezca una fecha de inicio de las diferentes ligas. Esto último no va a resultar sencillo y desde la Federación admiten que, posiblemente, haya que encontrar un modelo de actuación mediante el cual se resuelvan los partidos entre equipos afectados por algún positivo por Covid sin necesidad de jugarlos. Necesitan una fórmula como, por ejemplo, la encontró el mundo de las traineras para poder avanzar este verano. Ya ha habido dos casos de remeros afectados, uno en la trainera femenina de Arraun Lagunak (de San Sebastián) y otro en la masculina de Getaria y la competición ha continuado. La solución en ambos casos, aunque con matices diferentes porque pertenecen a ligas distintas que tienen normativas propias, fue sumarles en las regatas en las que no pudieron participar la media de puntos que habían sumado hasta el momento en el que apareció el positivo. No es descartable que el fútbol deba tomar un camino similar para no quedarse bloqueado.

La medida que se apruebe nunca podrá ser justa, pero será una solución de urgencia para salvar una situación extraordinaria. Y es algo que deberá quedar bien regulado para que después no se dé pie a constantes demandas incluso judiciales por equipos que se sintieran perjudicados por la medida. Lo que tienen claro es que, sea cual sea el plan que aprueben, afectará a todas las competiciones del fútbol español por igual.

Será sólo cuando ya esté redactado el protocolo de seguridad y el plan de competición cuando puedan comenzar las competiciones y el balón pueda volver a rodar de nuevo. Y en la reunión del pasado lunes entre todas las federaciones territoriales acordaron dejar al menos un mes de margen entre la aprobación de toda esta nueva normativa de urgencia y el inicio de las ligas para que los equipos puedan disponer de un mes para realizar la pretemporada. Se trata de un plazo de mínimos pero que puede ser superior si así lo estiman oportuno. A buen seguro, dependerá de en qué momento se cierren los acuerdos con las instituciones públicas para elaborar ese marco de actuación sobre el que deberá funcionar el fútbol (y otros deportes) el próximo curso.

Lógicamente, hay equipos que no están dispuestos a esperar. Desde la Federación han trasladado la idea de que el balón empezará a rodar de nuevo en la segunda quincena de octubre. De hecho, sus dirigentes se mostraron sorprendidos por la idea que se trasladó los días previos que ya daba por hecho que, como muy pronto, la temporada arrancaría en diciembre o enero del 2021. Niegan la mayor y ahí tienen el respaldo de los clubes y también de los futbolistas, que están muy pendientes de lo que sucede porque sus nóminas dependen de ello. La Segunda B se ha ido profesionalizando cada vez más y ya son muchos los jugadores que viven exclusivamente del fútbol. Lo de ir por la mañana a trabajar y por la tarde a entrenar es algo que cada vez se estila menos.

Lo que también han de acordar las federaciones con las autoridades pertinentes es el acceso de aficionados a los terrenos de juego. Los clubes ya han trasladado lo fundamental que es para su supervivencia la presencia de público para poder vender abonos y entradas, ya que es prácticamente la única fuente de ingresos o, por lo menos, la más importante que tienen en Segunda B y Tercera, a donde apenas llega el maná televisivo. Eso entrará dentro de los protocolos que hay que acordar y donde tendrá mucho que decir Sanidad. Al menos, la Federación quiere conseguir que se pueda ocupar el 50% del aforo. A día de hoy, se antoja utópico. De hecho, el próximo día 21 hay una velada de boxeo en El Malecón y sólo podrá haber quinientas personas en las gradas y otras tantas en las sillas que se colocan alrededor del ring. Y esta limitación por parte del Gobierno Autonómico se estableció cuando la situación sanitaria era mucho mejor que la actual.

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