25.04.2024 |
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Aumento de la mortalidad en abril

Fallecieron 206 personas dependientes más que la media de los últimos cinco años

Varias personas de avanzada edad caminan por Puertochico, Santander. / JOSÉ RAMÓN
Varias personas de avanzada edad caminan por Puertochico, Santander. / JOSÉ RAMÓN
Aumento de la mortalidad en abril

Los fallecimientos de personas dependientes en Cantabria en marzo se mantuvieron en la media de los últimos cinco años, mientras que en abril registraron un «repunte significativo» al registrase 469 muertes, 206 más que la media del último lustro para ese mes en la región. Así se detalla en el boletín informativo especial sobre el impacto de la COVID-19 en las personas dependientes, que ha publicado la Dirección General de Políticas Sociales, que revela que más de la mitad de los dependientes han fallecido en residencias y el resto en sus domicilios. El documento, que se puede consultar a través de la página web del ICASS, recoge la evolución mensual de la mortalidad de personas dependientes durante los últimos cinco años, de modo que permite realizar un ejercicio comparativo con respecto a este año 2020 marcado por la pandemia, según ha informado el Gobierno de Cantabria en un comunicado. El informe, según ha explicado el Ejecutivo regional, expone que el número de fallecidos en los tres primeros meses de este año es similar o incluso por debajo a otros ejercicios, mientras que en el mes de abril se ha registrado un «repunte significativo».

Así, en los meses de enero, febrero y marzo de 2020 han perdido la vida 373, 293 y 328 personas dependientes, siendo la media entre los años 2015 y 2019 de 385, 321 y 303, respectivamente. En cuanto al mes de abril, este año han fallecido 469 personas dependientes frente a las 293 del año anterior y las 263 de media del último lustro.

Pandemia. Según el director de Políticas Sociales, Julio Soto, «aunque el efecto de la pandemia se ha comenzado a notar en marzo, la mortalidad es muy similar a la de años anteriores. Sin embargo, la registrada en abril de 2020 es notoriamente mayor a la de otros «abriles», pero cercana a la de años en la que la gripe común ha sido fuerte, como en enero de 2018 y 2019 cuando el número de fallecidos ha superado los 400». Otro de los aspectos que recoge el informe es el número de personas fallecidas en los meses de marzo y abril con expedientes del Sistema para la Autonomía y Atención de la Dependencia (SAAD), que asciende a un total de 797, de las que el 81% estaban recibiendo una prestación, el 4% estaban pendientes de ello y el 15% restante estaban siendo valoradas para resolver el PIA (Programa Individual de Atención). «Se estigmatiza a las residencias como las que han padecido lo más duro de la crisis y las cifras desdicen esta creencia generalizada: de las personas dependientes que han fallecido en Cantabria, casi la mitad (45%) vivían en sus domicilios particulares y casi la otra mitad (55%) vivían en residencias», ha afirmado Soto. En consecuencia, según ha añadido, la mortalidad está más asociada al deterioro asociado a la edad que al lugar de residencia, como lo avala el hecho de que el 82% de los fallecidos tenía más de 80 años. «Lo que es cierto es que en las residencias las probabilidades de contagio aumentan por el simple hecho del elevado número de personas que conviven en un mismo espacio», ha alegado Soto.

El director de Políticas Sociales, Julio Soto, ha destacado la «absoluta transparencia» con la que está actuando el Gobierno de Cantabria en esta crisis sanitaria, ofreciendo «todo tipo de datos para conocer el impacto real que está causando la COVID-19».

Ha recordado que este boletín informativo extraordinario se suma al que semanalmente está publicando la Consejería de Políticas Sociales sobre los centros residenciales y a los que diariamente difunde el Servicio Cántabro de Salud. Del documento, Soto ha señalado que una de las conclusiones que se pueden extraer es que «los datos ponen de relieve que el coronavirus se ceba con las personas de más de 80 años, independientemente de si viven en su domicilio o un centro residencial, por lo que no es justo achacar a las residencias la responsabilidad de esta crisis». No obstante, ha precisado que en los centros el riesgo de contraer el virus puede ser mayor al haber un flujo mayor y constante de entrada y salida de personas, lo cual es «inevitable».

Sobreesfuerzo. Soto ha reconocido una vez más el «sobreesfuerzo» que están realizando los centros residenciales y sus profesionales, así como el personal del servicio de ayuda a domicilio y teleasistencia, para sobreponerse a esta pandemia y que las personas dependientes tengan cubiertas todas sus necesidades. Con relación al impacto de la pandemia COVID-19 en las residencias de Cantabria, ha indicado que se han realizado un total de 10.795 pruebas, 5.947 a residentes y 3.091 a profesionales, de las que el 82 % han resultado negativas en el caso de los residentes y el 87% en el de los profesionales. Respecto a los centros, se han realizado pruebas en prácticamente la totalidad de ellos, y en la actualidad hay 19 residencias con pacientes afectados por el COVID-19 y otras 4 con pacientes con sintomatología compatible, de un total de 82.

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