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BROTES CORONAVIRUS

La cara y cruz del brote de Villacarriedo

"El brote no tiene nada que ver ni con cazadores, ni con un bar o una comida, porque aquí no hay restaurantes, ni con nada de lo que están contando"
08/10/2020.- Vecinos del pueblo de Villacarriedo esperan para someterse a pruebas PCR en el pabellón del polideportivo de Selaya, este jueves en Cantabria. Un día después de anunciarse un brote de coronavirus relacionado con un bar de Villacarriedo, la respuesta de los vecinos, tanto de ese pueblo como de los de alrededor, ha sido inmediata para someterse a las pruebas PCR con las que se intentará conocer la realidad de la evolución del virus en la zona. EFE/Celia Agüero Pereda
Vecinos del pueblo de Villacarriedo esperan para someterse a pruebas PCR en el pabellón del polideportivo de Selaya, este jueves en Cantabria. EFE/Celia Agüero Pereda
La cara y cruz del brote de Villacarriedo

Un día después de anunciarse un brote de coronavirus relacionado con un bar de Villacarriedo, la respuesta de los vecinos, tanto de ese pueblo como de los de alrededor, ha sido inmediata para someterse a las pruebas PCR con las que se intentará conocer la realidad de la evolución del virus en la zona.

Los test, hasta 60 a la hora, se realizan en la localidad vecina de Selaya -a unos 8 kilómetros- y en cuyo polideportivo han formado una larga cola, desde primera hora, los más de 1.600 vecinos de Villacarriedo, junto a los 1.800 de Selaya y otros tantos de los pueblos de esta zona de los valles pasiegos.

Los vecinos de Villacarriedo están seguros de que con la realización de estas pruebas masivas si el miércoles fueron 23 los casos nuevos de coronavirus, que son los que por ahora están activos en el municipio según la Consejería de Sanidad, en los próximos días creen que se podría llegar sin problema a los 50 casos.

«El brote no tiene nada que ver ni con cazadores, ni con un bar o una comida, porque aquí no hay restaurantes, ni con nada de lo que están contando», han asegurado varios comerciantes y vecinos de la localidad de Villacarriedo, a pesar de que tanto el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, como el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, relacionaron ese brote con una comida en un bar de personas que estaban cazando por la zona.

Los vecinos se han mostrado, un día después de conocerse el brote, indignados con los medios de comunicación y han recordado que «el bicho esta ahí», en cualquier parte y no solo en Villacarriedo. Sin embargo, son optimistas, porque han asegurado que «diez o quince días tendrán la culpa». Y es que, mucha de la actividad de estos pueblos pasiegos, depende e, incluso, está centrada en el turismo, que es uno de los revulsivos de esta zona conocida por sus productos alimenticios, entre ellos los famosos sobaos pasiegos.

Los vecinos del núcleo urbano de Villacarriedo recuerdan que en los valles pasiegos no está solo su pueblo, si no que hay siete más. «Estamos hablando que, si esto pasa en Santander, si en una calle hay 23 casos la confinan y hay más habitantes en esa calle que en todo el pueblo de Villacarriedo, esa es la diferencia», han opinado.

Mientras los comerciantes de Villacarriedo revivían la sensación de estar en un confinamiento al no verse gente en sus calles ni en los establecimientos, la larga cola no ha cesado en toda la mañana en el polideportivo de Selaya donde no ha faltado la distancia de seguridad, la mascarilla o el gel hidroalcohólico.

Cientos de vecinos de todas las edades, entre mayores, niños e, incluso, familias completas, han acudido con nerviosismo e inquietud al polideportivo, ya que querían saber «cuanto antes» si portaban el coronavirus o no para poder acabar con la incertidumbre y la preocupación de poder contagiar a otras personas.

El brote detectado en Villacarriedo ha afectado por el momento a 23 personas y, en función de los resultado que se obtengan de la realización de estas pruebas PCR masivas, el Gobierno de Cantabria tomará las medidas oportunas, pero el miércoles el presidente de la región aseguraba que «de momento no hay ningún motivo para que se pueda cerrar».

La cara y cruz del brote de Villacarriedo
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