Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) no dejan lugar a dudas: Cantabria vivirá este martes, 26 de marzo, una jornada marcada por lluvias débiles y nevadas en su interior a pesar de que luce el sol en la costa, anunciando un descenso notable en las temperaturas, especialmente en los valles del sur.

La región despertará bajo un manto nuboso, que ocasionalmente dará paso a claros esporádicos durante la tarde. Las primeras y últimas horas del día podrían verse envueltas en brumas y nieblas dispersas en las alturas, añadiendo un velo de misterio al ya cambiante clima cantábrico.

Las precipitaciones débiles y los chubascos serán los protagonistas, con la posibilidad de tormentas ocasionales que no harán sino aumentar la expectación ante el inusual clima de este marzo. La cota de nieve, situándose entre los 700 y 1000 metros, promete dejar postales invernales en plena primavera.

Las temperaturas, en una caída libre, experimentarán un descenso, con las máximas en los valles del sur sintiendo el cambio de manera más acusada. Las heladas débiles, presentes en zonas altas y en los valles del sur, y localmente moderadas en las cumbres, recordarán a los habitantes y visitantes de Cantabria la importancia de abrigarse bien.

Los vientos, adoptando un carácter moderado a flojo en el litoral y variables en el interior, con intervalos moderados o fuertes en las zonas elevadas, marcarán el ritmo de este día que desafía las expectativas de la estación.

Temperaturas a tener en cuenta:

• Cabezón de la Sal: Se prevén temperaturas de 4 a 13°C, sugiriendo una jornada para disfrutar con precaución.
• Castro Urdiales y Santander: Ambas localidades experimentarán máximas de 13°C, ideales para quienes buscan un respiro fresco.
• Potes y Reinosa: El frío se hará más intenso, con mínimas que alcanzan los -1 y -5°C respectivamente, transformando el paisaje en una estampa más propia del invierno.

Este martes en Cantabria se presenta como una oportunidad única para experimentar la diversidad climática de la región, aunque siempre con un ojo puesto en el cielo y otro en el termómetro. La naturaleza, una vez más, demuestra su capacidad para sorprender y desafiar nuestras expectativas estacionales.