La tenista cántabra Cristina Bucsa aseguró el pasado martes, tras su victoria en el torneo de dobles del WTA de Bogotá, que aunque ahora tiene unos días de descanso en Torrelavega, ya está centrada en preparar sus próximos torneos en tierra que son Madrid, Roma, Estrasburgo y Roland Garros.

A preguntas de los periodistas, la cántabra ha explicado que tiene una pequeña lesión en la extensión del codo, pero que esas dolencias no la van a impedir seguir entrenando, durante estos próximos quince días, en su residencia habitual.

«Estoy al cien por cien, ahora vengo un poco tocada del codo por haber jugado tanto, pero no es nada, tengo que hacer un poco de descarga muscular y ya está», ha apostillado. Bucsa ha destacado que, después de más de un mes fuera de casa jugando torneos, es «un privilegio» estar en Torrelavega y poder disfrutar de unos días de descanso que «tanto» merece.

Afirma que la preparación para los torneos suele hacerlos «en casa», aunque, dependiendo de los torneos, se va unos días antes para aclimatarse a la ciudad y a los horarios, como ha sucedido en este último en Bogotá, porque se jugaba a más de 2.000 metros de altura. En un acto organizado por la Asociación Amigos de Torrelavega, que ha consistido en una entrevista de la tenista con el psicólogo deportivo Joaquín Díaz ‘Quinichi’, Bucsa ha recordado sus inicios en la ciudad cántabra, a la que llegó con cuatro años, y en el mundo del tenis. 

"A los 12 años fui a mi primer campeonato de España en Barcelona, y lo gané, algo que nadie se pensaba que podía conseguir una chica de Torrelavega, porque la gente creía que iba a ganar la máxima favorita Júlia Payola, y mi primera victoria en un torneo internacional fue en 2017 en Santarém, Portugal", ha dicho.

La cántabra ha comentado su mala experiencia en el Centro de Alto de Rendimiento de Barcelona porque, a su juicio, había «muchísimos favoritismos» por parte de sus dos entrenadores, que la dejaban «de lado» tanto en entrenamientos como en partidos.

«Allí se decía que las diez que estábamos íbamos a ser la élite del tenis español, pero al final la única que ha llegado a ser profesional he sido yo», ha afirmado. Bucsa ha recordado la dificultad de sus inicios, comenzó en el circuito profesional a los 15 años, porque eran sus padres los que tenían que costearla «todos los viajes, comidas, hoteles»... mientras que, desde que llegó al 200 del mundo -ahora es la número 73- «está todo prácticamente pagado por el torneo». Ha explicado que, cuando empiezan a jugar a nivel profesional, una 700 del mundo no puede presentarse a un WTA 250, porque «primero deben de ir haciendo puntos en torneos menores» para poder acceder a las competiciones de mayor nivel.

También ha relatado cómo es la preparación de los partidos, porque, estudiando al rival, conocen sus fortalezas y debilidades para jugarles, aunque a veces que el plan no sale porque cuando sienten que las ha estudiado «cambian su forma de jugar».

«No hay nadie que te sobrepase, ni las del top ten, todas tenemos el mismo nivel solo que hay algunas diferencias de puntos y de juegos que las otras lo hacen mejor, y hay que estar muy concentrada en saber que hacer en cada momento», ha comentado Bucsa.

La tenista cántabra ha afirmado que es buena en, «prácticamente, todo lo técnico», porque sino no estaría donde está. «Mi juego es más de ataque porque me gusta subir a la red y volear, aunque si tengo que defender no me importa», ha aseverado. Y ha señalado sobre su mentalidad, que la cuesta la entrada a los partidos, sobre todo, «en los dos primeros juegos», pero luego se mete en partido «rápido» y tarda poco en analizar a su rival.