La llegada de Rosa Vargas a un pequeño pueblo del noroeste de España para investigar la desaparición de una niña marcó un hito insólito. Vargas es la detective policial de ficción en O sabor das margaridas (Las margaritas amargas), que en 2019 se convirtió en la primera serie en gallego, un idioma que hablan menos de 2,5 millones de personas, que emite Netflix. La serie se convirtió en una de las 10 series de habla no inglesa más vistas en el Reino Unido e Irlanda apenas un mes después de su estreno internacional.

Una década después de que el cine negro nórdico captara la atención de las audiencias televisivas internacionales, un género televisivo que algunos llaman "cine negro gallego" está emergiendo desde el lluvioso rincón de España. El año pasado, HBO se estrenó en lengua gallega con la miniserie hispano-portuguesa Auga seca, una historia de asesinatos ambientada en la ciudad portuaria de Vigo, a la que pronto siguió el thriller policial de producción gallega La unidad, en la plataforma de suscripción española Movistar+. Más recientemente, El desorden que dejas, basada en una novela del guionista Carlos Montero, se estrenó en Netflix en diciembre.

El auge de las producciones gallegas se enmarca en una oleada de dramas españoles que han tenido éxito en todo el mundo, entre los que destacan series de Netflix como el thriller adolescente Élite, también escrito por Montero, y La casa de papel (Money Heist), el programa de habla no inglesa más visto de la plataforma. Viendo el potencial de España para llegar no solo a las audiencias de América Latina sino de todo el mundo, Netflix estableció su primer centro de producción europeo en Madrid en 2019 y ha estado invirtiendo fuertemente en contenido en español, con un enfoque en "historias locales creadas por talento local y producidas localmente".

Gracias a su paisaje, muy diferente al del resto de España, y a una industria cinematográfica ya existente, Galicia ofrece un buen punto de partida, según Ghaleb Jaber Martínez, uno de los guionistas de Amargas Margaritas. "Galicia tiene una gran diversidad de paisajes, ciudades, pueblos, mar, montañas... y eso siempre es muy atractivo para la ficción", dice. "También tenemos una red de trabajadores de la industria del cine con grandes habilidades técnicas y creativas". El mes pasado, Amazon Prime fue la última plataforma en lanzar una producción gallega con 3 Caminos, una serie dramática sobre un grupo de amigos que se unen mientras recorren la ruta de peregrinación del Camino de Santiago.

Pero son las historias de crímenes que surgen en Galicia las que tienen sus raíces en la literatura de la región. Como parte de un movimiento cultural más amplio, la novela negra literaria despegó en los años ochenta tras el éxito de la novela policíaca de Carlos G. Reigosa, Crimen en Compostela. Galicia ha sido durante mucho tiempo un lugar de desembarco de piratas y contrabandistas, y su historia reciente ha estado plagada de tráfico de drogas, un tema común que recorre varias novelas policíacas gallegas. En la última década, el género no ha dejado de crecer, sobre todo con el bestseller Muerte en una orilla gallega, de Domingo Villar, y el libro de no ficción Fariña, de Nacho Carretero, que fue adaptado en una serie de televisión y estrenado internacionalmente en Netflix como Costa de Cocaína en 2018. Las instituciones públicas han reconocido incluso un nuevo subgénero llamado novela negra Viguesa, dedicado a las numerosas historias criminales ambientadas en la ciudad de Vigo.