24.04.2024 |
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«Sueño con un país como el que veo en los balcones cada tarde»

El párroco cántabro Juan Carlos Velarde, trabaja en la actualidad en uno de los países más castigado por la pandemia que sufrimos por el COVID-19, Italia, con más de 150.000 infectados y más de 19.000 personas que han perdido la vida. Habla con ALERTA en la Semana Santa más atípica que vivimos de los últimos años 
«Sueño con un país como el que veo en los balcones cada tarde»

P.- ¿Cómo está viviendo estos momentos tan difíciles?

R.- Rezando y mucho por nuestros profesionales sanitarios, siempre los he admirado por las distintas experiencias que he tenido en mi entorno familiar; y ahora no tengo suficientes palabras de valoración y agradecimiento por su auténtico trabajo vocacional y subrayo la palabra «vocacional», de donde nacen sus fuerzas para seguir adelante horas y horas y donde nace la valentía para seguir en la primera línea de lucha, al igual que nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y nuestro Ejército.

También no puedo por menos que rezar por la recuperación de todos los enfermos de coronavirus; por los fallecidos cuyo número impresiona y rompe el corazón y, ¡cómo no! por las familias que no han tenido la oportunidad de acompañarles en esos durísimos momentos, incluso sin poder celebrarles un funeral en la Parroquia, sino tan sólo acudiendo al cementerio y en un número máximo de tres personas. Todo es muy duro.

Aún así, considero que es importante vivir estos días de confinamiento con esperanza. Los creyentes en Jesús sabemos que no estamos solos, Jesús está con nosotros, en cada mano solidaria, valiente y entregada que hace lo que puede ante esta situación: unos quedándose en casa, otros cosiendo mascarillas, otros aplaudiendo a nuestros héroes, otros ayudando a los mayores del portal a hacer la compra, a tirar la basura... No tengo duda, no estamos solos. Él nos acompaña en este Vía Crucis que nos toca vivir. Pero no podemos olvidar que pasada la cruz Jesús resucitó. Lo vamos a vivir esta Semana Santa. Así nos pasará también a nosotros.

En otro sentido, lo estoy viviendo en mi casa junto a mis padres. Me parece importante estar con ellos para cuidarles y evitar el riesgo de contagio y así ante la necesidad de ir a la compra o a la farmacia pueda hacerlo yo, tomando las debidas precauciones que nos han dicho de llevar guantes y mascarilla, guardando la distancia y lavando frecuentemente las manos. 

Son días en los que estoy terminando de escribir y de pintar las ilustraciones del cuarto cuento para niños que escribo en mi vida, aprovecho más tiempo para rezar porque cuando no estamos en estado de alarma, a veces, no dispones del tiempo del que ahora sí que dispones, hago deporte y así ayudo a mis padres a que se muevan algo en casa.

P.- ¿Qué le diría a la gente que está pasándolo mal en estos momentos de Semana Santa?.

R.- A pesar de las graves dificultades por las que pasamos por la pandemia y por la crisis económica que ya está aquí, a mí me gustaría llamar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a unirse a una misión que podríamos bautizarla con el mismo nombre con el que estudian la posible vacuna del coronavirus: «Solidaridad». Creo que si todos apostamos por ser solidarios e incluso a seguir poniendo en práctica la «creatividad de la solidaridad» que estamos viendo estos días; estoy seguro que las grandes dificultades se suavizan, porque no nos sentimos solos, porque sabemos que a nuestro lado hay alguien que nos quiere y que va a hacer lo posible por nosotros y a la vez yo pensaré cómo servir a mis prójimos, a mis próximos. No podemos enfrentarnos a la realidad en soledad, sino como sociedad, y teniendo por lema aquel que nos dejó el Papa San Juan XXIII: «Es mucho más lo que une que lo que nos separa». Pues bien, seamos sensatos y optemos por la solidaridad.

Como sacerdote también surgen en mí como en otros creyentes, la nostalgia de poder celebrar en el templo las celebraciones de la Semana Santa con la riqueza de sus signos, las procesiones de fe pública,… este año no puede ser, pero no por ello los creyentes debemos caer en una tristeza enfermiza. Animo a todos a que asumamos esta realidad, a recordar que Jesús vive dentro de nosotros y que gracias a los medios de comunicación como la radio, televisión, internet, vamos a poder celebrar esos oficios, pero sabiendo que lo más importante de nuestra fe es vivir a Jesús cada día y no solo en Semana Santa y no tanto conociendo su vida, sino viviendo su misma vida.

P.- ¿Cree que el Gobierno de Cantabria está lidiando bien contra el coronavirus?

R.- No me gusta entrar en juicios de valor, lo primero porque no tengo información de primera mano, tan solo recibo como el resto de la población las noticias que se nos ofrecen. Por tanto, solo puedo hablar de mi experiencia personal cuando he hablado con algún amigo que trabaja como sanitario en Cantabria. Según ellos, han faltado en algunos momentos medios de protección; aspecto que me pareció y me parece muy grave, porque si no damos todo y más a los que nos cuidan, ¿qué vamos a esperar?; pero en la mayor parte de las conversaciones que he mantenido recientemente, estos amigos me han dado señales de esperanza cuando me han dicho cuantas empresas, comercios pequeños, familias, asociaciones, como también nuestra Iglesia diocesana de Santander, la Junta General de Cofradías… han hecho lo posible y lo imposible por aportar su granito de arena para que nuestros hospitales y nuestros sanitarios tuvieran todo lo necesario. Actualmente me han comentado que la situación en nuestros hospitales está controlada (con la cautela con la que debemos decirlo); pero yo insisto, en que debemos cuidar de nuestros sanitarios, yo siempre les he estado y les estaré muy agradecido por mi experiencia personal con ellos, pero pienso que nuestro país, nuestra sociedad debe movilizarse por ellos, para que la débil memoria que a veces tenemos, jamás olvide lo que ellos han hecho, están haciendo y harán por cuidar de nosotros. De corazón os doy las gracias y mi más sincero aplauso a vosotros nuestros sanitarios. Contad con mi oración.

P.- ¿Y el Gobierno de España?

R.- Reconozco que las dimensiones de esta pandemia mundial superan a cualquier gobierno, es indudable, pero no por ello debo de compartir mi gran decepción en asuntos que considero de una alta gravedad. Me refiero sobre todo a la falta de prevención cuando se nos está diciendo que se había avisado de la gravedad de la pandemia desde Enero. Aún sabiéndolo se permitieron hacer actos políticos que reunieron a muchas personas, manifestaciones, partidos de fútbol… Creo firmemente en que «más vale prevenir que curar». También hace daño escuchar a nivel nacional el grito de los sanitarios vistiendo con bolsas de basura para defenderse del contagio del virus; el grito desesperado de tantas residencias de ancianos a los que el Estado debe proteger con uñas y dientes, no solo con palabras.  

Me alegra una decisión que recientemente he escuchado de la intención de invertir mucho en empresas de carácter sanitario que abastezcan a nuestro país ante cualquier riesgo como el de la presente pandemia, eso sí, espero que no pase como nos pasa tantas veces en la vida cotidiana, que pasado el problema cerramos la carpeta la colocamos en la biblioteca y al poco tiempo no sabemos ni dónde la pusimos.

Si me permitís comparto con vosotros un sueño: sueño con un país en que gobierne la verdad, la coherencia y el sentido común, en que no se discrimine a nadie por ninguna razón, repito ninguna razón, que lucha por lo que le une y no ensalza tanto lo que le separa, que mira hacia delante y no tanto hacia atrás, sueño con un país en que el bien común de sus ciudadanos esté por delante de las ideologías, con un país donde las Instituciones, sean cuales sean se valoren y si no gustan, al menos se respeten, sueño con un país que no se avergüenza de su bandera cuando pasa el efecto del triunfo de un mundial de fútbol, en resumen sueño con un país como el que veo en los balcones y ventanas cada tarde a las ocho, con un país donde la creatividad de la solidaridad se pone en marcha inmediatamente se la necesite, sueño con un país que no olvida mañana, lo que pasó ayer cuando había una pandemia, cuando se nos morían muchos de nuestros ancianos que nacieron con una guerra y se nos mueren en una pandemia, cuando nuestros sanitarios trabajaban horas y horas luchando por salvarnos, mientras temían como los demás por sus familias y carecían de medios suficientes de protección… Al Gobierno de España, le pido más unidad, que ahora no gobiernen siglas de partidos, que ahora gobierne el corazón y la cabeza de un país, todos a una.

P.- Trabaja también en el Vaticano, ¿Cómo está la situación por allí?

R.- Todas las mañanas tengo videoconferencia con mis compañeros de Radio Vaticano. Me cuentan que estos días son como poco extraños. Una Plaza de San Pedro totalmente vacía, las calles de Roma vacías y el trabajo de la Radio, como yo estoy haciendo ahora, todo mediante el uso de internet en casa.  De momento, en el Vaticano ha habido siete casos de coronavirus, todos están controlados con aislamiento. El Papa se encuentra bien después del catarro que tuvo vísperas del estadillo fuerte de la pandemia. Mantiene la distancia con sus colaboradores, dado que es persona de riesgo, no podemos olvidar que tiene 83 años y que le falta la parte superior del pulmón derecho desde joven. Será como para nosotros, su primera Semana Santa en soledad. La va a presidir con muy pocos colaboradores desde el altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro sin presencia del pueblo. Yo me uniré a sus celebraciones dado que se pueden ser seguidas tanto en 13 TV, como en la 2 TVE, así como por internet desde la página www.vaticannews.va

Lo que sí os aseguro es que el Papa está sereno y confiando en Dios. Nos lo ha manifestado con tantos gestos de cercanía: la oración del rosario a la Virgen de Fátima, la bendición urbi et orbi del viernes, 27 de marzo, la misa diaria retransmitida desde su capilla en la Residencia Santa Marta, el otorgar el perdón de los pecados a los enfermos de coronavirus o a los fallecidos por su causa y su último video de ánimo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Debemos seguir rezando y confiando pero, insisto, sin dejar de poner a trabajar la creatividad de solidaridad con el próximo.

P.- Minuto libre para que me exponga aquello que considere oportuno.

R.- En esta última parte de la entrevista quiero enviar mi aplauso y un gran abrazo y mi seguridad en la oración a todo el personal sanitario de nuestra Cantabria, de nuestra España, de todo nuestro mundo, al igual que a nuestro Ejército, a la UME y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Mi abrazo y mi oración a cada enfermo y a sus familias, al igual que mi oración por los fallecidos de esta manera tan desencarnada; y a sus familias tan rotas porque ni siquiera han podido despedirse como hubieran querido. A vuestro lado solo me queda guardar silencio, acompañaros, respetaros y con mi oración abrazar vuestra alma rota por el dolor con la única finalidad de daros consuelo y esperanza; el mismo consuelo y la misma esperanza que os invito a todos a pedir a Dios para toda la humanidad.

«Sueño con un país como el que veo en los balcones cada tarde»
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