19.04.2024 |
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La salud mental en la niñez

La salud mental en la niñez

Criar a un niño puede ser un reto. Aun en las mejores circunstancias, sus comportamientos y emociones pueden cambiar con frecuencia y rápidamente. Hay momentos en que todo niño se pone triste o está ansioso, irritable o agresivo. A veces resulta difícil para los niños quedarse quietos, prestar atención o interactuar con los demás. En la mayoría de los casos, estas son sólo fases normales del desarrollo. Sin embargo, en el caso de algunos niños, estos comportamientos pueden indicar un problema más grave.

Los trastornos mentales pueden comenzar en la niñez. Algunos ejemplos incluyen trastornos de ansiedad, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, trastorno del espectro autista, depresión y otros trastornos del estado de ánimo, trastornos de la alimentación y trastorno por estrés postraumático. Sin tratamiento, estos trastornos de salud mental pueden impedir que los niños alcancen su máximo potencial. Muchos adultos que buscan tratamiento de salud mental infantil reflexionan sobre el impacto que los trastornos mentales tuvieron en su infancia y desearían haber recibido ayuda antes.

El papel del entorno escolar

En las primeras etapas de la vida los niños y adolescentes deben hacer frente a diversos estresores. El inicio de la escolarización obligatoria es uno de ellos. Requiere un cambio de rutinas en el niño y el comienzo de una etapa con mayor autonomía, sin el apoyo continuado de los padres.

En España, la escolarización es obligatoria desde los 6 hasta los 16 años. Eso significa que un niño pasará al menos 10 años de su vida en un centro escolar, permaneciendo allí un mínimo de 5 horas al día. Sin duda, los centros educativos tienen un papel muy relevante como lugar de aprendizaje de conocimientos. El colegio es el lugar donde socializan con sus iguales, donde se fortalece su autonomía al permanecer por primera vez lejos de sus padres, donde potencian su habilidad para gestionar sus emociones, donde ponen a prueba su autocontrol y donde aprenden a manejar su frustración al relacionarse con los demás.

Así lo considera la Organización Mundial de la Salud, al destacar el papel que los centros educativos tienen en la promoción del bienestar de niños y adolescentes. Los centros educativos ofrecen una oportunidad única para la detección y prevención de los problemas psicológicos, ya que cuentan con la ventaja de reunir a diario, y durante años, a los menores, facilitando por tanto posibles intervenciones.

La salud mental durante la pandemia

La pandemia y el confinamiento por la covid-19 nos han afectado a todos de una manera que se ha hecho notar a todos los niveles. Y los niños y niñas no escapan de ello. Según los expertos, durante estos dos años, se ha visto incrementado el número de consultas infanto juveniles tanto en el servicio de Pediatría como en el de Psicología. Y, como explican, las consultas más frecuentes en este tipo de población están relacionadas con tres cuestiones: la ansiedad por separación, retrasos en el desarrollo y alteraciones de la conducta y de las emociones.

Detección de problemas y aprendizaje de habilidades

El mejor tratamiento de los problemas psicológicos es su prevención: cuanto antes, mejor. Contar con recursos psicológicos para hacer frente a las adversidades de la vida reduce la vulnerabilidad de los niños hacia la aparición de problemas de salud mental. Aprender a gestionar sus emociones, a solucionar problemas que surgen al relacionarse con los demás, a controlar su ansiedad, o a eliminar pensamientos irracionales que no les ayudan, son habilidades muy útiles que les preparan para la vida.

Un problema de salud pública

Los trastornos psicológicos suponen hoy en día un importante problema de salud pública. En un informe, Aldeas Infantiles SOS de España estima que, más de 50.000 niños, niñas y adolescentes que crecen privados del cuidado óptimo, han vivido experiencias traumáticas en sus vidas y casi la mitad recibe algún tratamiento de salud mental. Es imprescindible realizar un seguimiento y evaluación a nivel psicológico que permita detectar el impacto de la pandemia, tratarlo y evitar problemas de salud mental a medio y largo plazo.

Según la Comisión de las Comunidades Europeas, promocionar la salud mental en la infancia y la adolescencia “es una inversión de futuro, ya que los primeros años de vida son determinantes. No detectar a tiempo un trastorno psicológico tiene importantes consecuencias. Cuando tardan en detectarse y no reciben una intervención adecuada, los trastornos persisten en el tiempo y pueden ser precursores de otros problemas en la etapa adolescente o en la edad adulta”.

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