25.04.2024 |
El tiempo

Una oda a la alta cocina que triunfa en la playa del Sardinero

Imagen2
Una oda a la alta cocina que triunfa en la playa del Sardinero

La famosa playa del Sardinero ha sido históricamente un reclamo que ha encandilado a miles de visitantes y turistas de todo el mundo. Hace más de un siglo que era el reclamo perfecto para que la realeza española y familias de la aristocracia veranearan en las épocas más calurosas del año. Para tomar el sol y también para que pudieran montar sus fiestas, aunque eso tenía otro destino concreto. Un antiguo casino edificado en 1870 y sobre cuyas cenizas a la postre se erigió el actual Gran Casino Sardinero en los inicios del siglo XX. Uno de los establecimientos que más ha sufrido las consecuencias del covid en el último año y medio y que apenas pudo reabrir en el pasado mes de julio.

Hablamos de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Santander, un bien de interés cultural destinado a ser palacio real y reconvertido a casino, lo que no le priva de ser una auténtica joya arquitectónica de estilo modernista y vienés. Una sala de juegos que ha pasado por muchas etapas y que recobró su normalidad a finales de los años 70, convirtiéndose ahora en un punto de encuentro con la gastronomía del norte de la península gracias a su restaurante pop up. Un espacio completamente renovado, que ha tomado un camino contemporáneo en lo que a estilo de negocio de refiere, y que está dando que hablar en toda la comunidad.

El casino es uno de los más antiguos de España y de los más hermosos que existen, más allá de su gran oferta de juegos en el interior que también es para destacar. Los juegos de ruleta o bacarrat permiten rememorar tiempos pasados cuando personajes como Amadeo de Saboya o Alfonso XIII pasaban su tiempo probando suerte en las mesas junto a sus amigos y allegados. Ese espíritu es el que ha querido rescatar su restaurante, que ahora se ha convertido en un espacio gastronómico destinado a que varias empresas pasen por él por un periodo limitado de tiempo, con el objetivo de darle la mayor frescura posible.

Esa fue la decisión tomada por el Grupo Comar después de que el Grupo Merino decidiera en mayo de 2021 acabar con el servicio de restauración que estaban proporcionando al Casino Sardinero desde hacía más de 20 años. El hostelero Carlos Crespo es el que ha tomado el relevo, pero lo ha hecho durante apenas dos meses. Del 15 de julio al 15 de septiembre ha durado la comparecencia del propietario de la Bodega del Riojano en este espacio de Santander y con el chef Álex Ortiz al mando como gran estandarte de la propuesta. Y lo cierto es que no le ha ido nada mal.

Pero ahora que esta terraza tomaba tintes de ser una de las más exclusivas del Sardinero, el Gran Casino tendrá que buscar un nuevo grupo dispuesto a innovar bajo esa terminología de “restaurante emergente”, tan popular en Australia y Reino Unido y que se viene expandiendo poco a poco por Europa. Lo hace como una oportunidad para que los nuevos cocineros presenten su concepto culinario. Y eso le da una inestabilidad algo incierta al local por un lado, y por otro le brinda la oportunidad de atraer una clientela que bien puede acabar siendo especialmente fiel.

Destinado a los cambios

La llegada de Crespo y todo su equipo le ha dado al Casino Sardinero al suficiente caché para convertir su terraza en todo un lugar de sensaciones, donde se organizan grandes eventos, comidas y bodas. Sus salones aglutinan una capacidad de casi 500 personas, aunque es el espacio abierto de uno de sus balcones con vistas a la playa lo que más ha destacado durante la etapa veraniega. Lo ha hecho con una decoración muy habitual parisina, pero que también entremezcla el lujo de la estampa cántabra.

El Grupo El Riojano elaboró una carta en la que destacaban por encima del todo los pescados asados como el bonito del norte o la merluza, si bien las carnes guisadas y los platos tradicionales como los callos tampoco desentonaban. Una buena selección de platos típicos de la tierra, elementos propios que la empresa lleva allá por donde va ofreciendo sus servicios y unos postres donde el helado y el brownie son las verdaderas estrellas, completan una selección basada en la exquisitez. La misma de la que podían disfrutar las altas esferas de otras épocas anteriores, cuando residían en el edificio previo al actual.

Además, todo el espacio gastronómico combina a la perfección con toda la oferta de entretenimiento que el Gran Casino Sardinero tiene preparada para todos sus clientes en sus zonas interiores. Varias salas en las que apostar a todo tipo de juegos, con posibilidad de tomar un descanso en una de sus zonas de retransmisión de eventos deportivos, con barras de cócteles y snacks justo al lado.

La incógnita es saber qué clase de estilo gastronómico acompañará al espacio del casino de aquí a final de año y que nuevo grupo será el que se encargará de revelar novedosas propuestas. Un destino seleccionado por el propio Grupo Comar que conocía de la necesidad de llevar al salón de juegos por este recorrido culinario.

Una oda a la alta cocina que triunfa en la playa del Sardinero
Comentarios