25.04.2024 |
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El legado de la enseñanza de la República

La gente celebra en la calle la proclamación de la II República. EFE/Archivo
La gente celebra en la calle la proclamación de la II República. EFE/Archivo
El legado de la enseñanza de la República
Muchos de los principios de la reforma educativa impulsada por la República siguen hoy vigentes e inspiran nuestra forma de enseñar y aprender en las aulas, una profunda renovación pedagógica que se acompañó de un enorme esfuerzo por construir una escuela pública, mixta y laica y donde la adquisición de conocimientos eran tan importante como la formación integral de la persona.

La Segunda República, de cuya proclamación se cumplen 90 años el próximo 14 de abril, “no solo fue la historia de un fracaso, de un conflicto, sino que hubo realizaciones importantes como la educación, la ciencia y la cultura”, explica a EFE el presidente de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), José García-Velasco.

La Institución, creada en 1876, fue uno de los pilares en los que se inspiró la reforma educativa del 31. Un proyecto de modernización de la sociedad española a través de la enseñanza concebida por Francisco Giner de los Ríos y sus colaboradores de la ILE que defendía una educación que no fuese mera instrucción, sino que potenciase el trabajo personal y creador por parte del alumno, la coeducación y la apertura de la escuela a la vida, a la naturaleza, al arte y al entorno social.

Las ideas de este “laboratorio” nutre las experiencias más innovadoras de otros países y se generalizan en España a partir de la República, basadas “en una educación concebida como integral, no como una acumulación de conocimientos sino como una educación física, moral, científica, emocional; en definitiva en la formación del ciudadano, el espíritu crítico, la creatividad y el trabajo cooperativo”, explica García-Velasco.

¿QUÉ NOS QUEDA DE LA REFORMA REPUBLICANA?

“Nos queda mucho. Hay mucho por hacer pero también hay mucha tradición recuperada. La mayoría de los profesores no considera hoy que es más importante la acumulación de conocimientos que la formación integral; es predominante el sentimiento de que lo importante es formar a ciudadanos y que la educación es continua -que no se circunscribe a la enseñanza reglada-; y la formación continua de los profesores sigue muy en boga, por no hablar de la coeducación, hoy la segregación (por sexo) es anecdótica”.

Según García-Velasco, muchos de los principios de aquella reforma educativa “están presentes en la actualidad, aunque haya gente que no sepa quién es Giner de los Ríos” y, “paradójicamente”, “muchos están reflejados en la ley general de educación de 1970, con el franquismo”.

“VAMOS A LLENAR A ESPAÑA DE MAESTROS Y LIBROS”

Ana Martínez Rus, coautora de “La Segunda República (Pasado y Presente)”, un volumen de casi 1.400 páginas, recuerda a EFE el lema “Vamos a llenar a España de maestros y libros”, que sintetizaba el objetivo de extender la educación a todos los rincones del país a través de iniciativas como la creación de 5.000 “modestas” bibliotecas para escolares y adultos, en un momento en el que las tasas de analfabetismo funcional (no saber escribir ni leer) superaba el 40 % de la población .

En opinión de la profesora titular en Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid, “hay una clara influencia de la reforma republicana en nuestros días, pero también hay mucho peso de la educación religiosa franquista. Lo que la República pretendía era sacar a la Iglesia de las escuelas, que fueran públicas y laicas, pero en algunas partes de España aún hay una presencia de concertados religiosos muy alta”.

Además de la enseñanza mixta, Martínez Rus destaca durante aquellos años la supresión del castigo físico, la introducción del ejercicio físico -incluso en algunos colegios se construyeron piscinas- y la articulación de un sistema de becas para los alumnos más desfavorecidos.

Aparte de la influencia de la Institución Libre de Enseñanza, la profesora destaca la escuela nueva de Manuel Núñez Arenas, del Partido Socialista, pero, subraya que “su gran modelo son las leyes de Jules Ferry de la tercera república francesa (una escuela pública, laica y gratuita)”.

LA SUPERACIÓN DEL ELITISMO

Leoncio López-Ocón, investigador científico del Instituto de Historia del CSIC, destaca que el esfuerzo de renovación pedagógica de aquella época fue retomado después por movimientos “dinámicos” de profesores durante la transición democrática.

“El esfuerzo actual por mejorar la transmisión de conocimientos y hacer al alumnado más partícipe en la construcción y transmisión de conocimientos deriva de los esfuerzos de renovación pedagógica que la República estimuló”, recalca.

El codirector del proyecto de investigación “Desafíos educativos y científicos de la Segunda República española. Internacionalización, popularización e innovación en universidades e institutos” destaca asimismo la coeducación y la feminización de las aulas que se produjo entonces y que hoy se mantiene: por primera vez entran de “forma considerable las mujeres al sistema educativo”, que se incorporan a la práctica deportiva, a lo que se une el “esfuerzo por superar el elitismo y para dar entrada a los hijos de la clase media”.

Los republicanos beben de dos fuentes para su proyecto: la Institución Libre de Enseñanza -“que fue el motor inicial, crea la semilla que luego se esparce en las décadas siguientes”- y la renovación pedagógica del PSOE de 1917, que “había trabajado mucho para hacer más accesible la educación a la clase trabajadora”.

Uno de los problemas que enfrentaron era el “abismo” entre la España urbana y la rural. “Promovieron las Misiones Pedagógicas para llevar la cultura a la España profunda; es un ejemplo de educación expandida para ampliar a lugares recónditos y dotar de bienes al mayor número de personas”, un esfuerzo que se ha mantenido en el tiempo de la mano de “nuestros responsables políticos y educadores hoy en día”.

Los “misioneros” llegaban en destartaladas furgonetas a la España agraria con gramófonos, proyectores, títeres, bibliotecas itinerantes, escenarios de sencillo montaje o reproducciones de cuadros del Prado, y durante varios días impartían conferencias y charlas.

LA EDAD DE PLATA DE LA EDUCACIÓN

Según Luz Martínez Ten, directora del proyecto “Las maestras de la República” y responsable de la web “La escuela de la República”, este periodo supuso un cambio radical en “una España en blanco y negro y trajo la esperanza de una ilusión educativa; la llamamos la Edad de Plata de la educación porque fue una revolución increíble en aldeas perdidas donde no había luz ni radio; los maestros eran como los misioneros de la ilusión”.

La recién aprobada ley de educación (Lomloe) “recoge en gran medida ese espíritu de la República, en el sentido de que quiere formar a personas en un mundo hiperconectado y ser ciudadano con todas las letras. No nos sirve tener conocimiento en ámbitos concretos sino saber relacionar”, añade Martínez Ten, también secretaria de Mujer y Políticas Sociales de FeSP UGT.

Recuerda que la Segunda República se encontró con un país analfabeto, con muchas escuelas instaladas en “calabozos, gallineros, en lugares inhóspitos”, donde hasta entonces los maestros no tenían ningún reconocimiento social y en donde los niños -que llevaban cajitas con cenizas para calentarse en invierno- memorizaban mucho “entre otras cosas por la falta de libros”. Entre las herencias de esta época recalca la extensión de la educación a las clases menos pudientes, la enseñanza mixta y bilingüe (lengua materna de los niños) y la formación integral de la persona.

Los decretos que se están preparando para desarrollar la Lomloe inciden precisamente, añade, en la necesidad de una educación “más activa y menos memorística, más participativa. Propone que no es tan importante la información como tener una actitud crítica, aprender a aprender, analizar la información y aplicarlo”.

Con la llegada del franquismo “se volvió a lo de antes, a la letra con sangre entra o a la división de sexos, pero hubo maestros que siguieron con métodos innovadores y cuando llegó la democracia este hilito de ilusión, de trabajo, permaneció y se recuperó”. 

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