"Fue una orgía de sangre y muerte en el imperio del alambre". Las imágenes de unos 450 ejemplares, la mayoría ciervos y jabalíes abatidos y ensangrentados expuestos sobre el suelo, perfectamente alineados como trofeos en numerosas filas tras celebrarse una montería en la finca 'Los Posteruelos' en Villaviciosa de Córdoba, ha encendido la polémica y, en muchos casos la indignación, con respecto a esta modalidad cinegética. Además, ha reabierto el debate sobre los límites éticos de esta actividad de caza mayor que se celebró el pasado fin de semana y que contaba con autorización legal para su desarrollo, según confirma la Real Federación Española de Caza (RFEC).

Su presidente, Manuel Gallardo, aunque matiza que la caza comercial que se realiza en fincas privadas (como era ésta) no corresponde como actividad a su federación, señala que "es necesaria por la sobreabundancia de ejemplares".

La gran batida la protagonizaron unos 70 cazadores en un paraje de más de 3.200 hectáreas en plena Sierra Morena, dentro de un terreno cercado perimetralmente, donde las monterías son un auténtico referente para los cazadores dentro un terreno adehesado, con una gran cantidad de monte y exigentes pendientes, un lugar privilegiado, muy cotizado y foco de atracción para los cazadores, que suelen abonar cantidades importantes para su participación, en esta ocasión alrededor de 1.000 euros por escopeta. Según ha informado el portal 'Cordopolis', la finca perteneció a la constructora Prasa y ahora estaría en poder del BBVA tras una ejecución hipotecaria, estando a la venta en el portal inmobiliario Haya.es.