20.04.2024 |
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DÍA MUNDIAL TEA

Los jóvenes con TEA se adaptaron al confinamiento «mucho mejor»

Un estudio realizado durante la época de encierro que tuvo la población ofrece datos del comportamiento de las personas con esta enfermedad
El autismo se empieza a manifestar en los inicios de la vida de la persona. / alerta / archivo
El autismo se empieza a manifestar en los inicios de la vida de la persona. / alerta / archivo
Los jóvenes con TEA se adaptaron al confinamiento «mucho mejor»

La Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación ha puesto en marcha la campaña #TEAporto con motivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, que se celebra hoy 2 de abril, con el objetivo de sensibilizar sobre la importancia de la inclusión social y laboral de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo. El TEA (Trastorno del Espectro del Autismo) afecta a una de cada 150 personas en España.

Se trata de un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la persona a lo largo de toda su vida, al modo de comunicarse y relacionarse con otras personas y con el entorno en el que se desenvuelve. Se manifiesta en los tres primeros años de vida y, actualmente, incluye el Trastorno Autista, el Síndrome de Asperger, el Trastorno Generalizado del Desarrollo No Especificado, el Trastorno Desintegrativo Infantil y el Síndrome de Rett. Los menores con Trastorno del Espectro Autista (TEA) mejoraron la comunicación y la relación con sus familiares durante el confinamiento, aunque las familias echaron en falta más apoyo de las escuelas y mayor comprensión social durante ese período.

Así se desprende del estudio «¿Cómo han manejado los jóvenes con trastorno del espectro autista la cuarentena derivada de la pandemia de COVID-19? Un enfoque a las perspectivas de las familias», que ha liderado la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), junto a la Universidad de Perugia y el Centro de Terapia Ocupacional y Psicología Infanto-Juvenil Abaula de Girona. A partir de los testimonios de las familias, el estudio, dado a conocer coincidiendo con la celebración mañana del Día Mundial del Autismo, ha analizado el comportamiento de los menores que padecen TEA durante el período de confinamiento más estricto, en los meses de marzo,

abril, mayo y junio de 2020, para sentar las bases de un apoyo futuro más adaptado a sus necesidades reales. La autora principal del estudio es la doctora en Psicología Cristina Mumbardó, que colabora con el Grupo de Investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL) de la UOC y es investigadora del grupo Discapacidad y Calidad de Vida: Aspectos Educativos (DISQUAVI) de la misma universidad. Según Cristina Mumbardó, la mayoría de las familias participantes en el estudio observaron durante el confinamiento un cambio en el estado emocional de los menores con TEA, que se sentían «más felices, más tranquilos y más pacíficos que antes de la cuarentena».

En este sentido, ha señalado que las familias destacaron que los niños y jóvenes con TEA se adaptaron al confinamiento «mucho mejor de lo esperado». «Tras un período inicial complejo, estos menores mejoraron en aspectos como la comunicación, sus relaciones y sus respuestas emocionales, e incluso participaron con mayor frecuencia en las rutinas propuestas por las familias», ha añadido la experta. En gran medida, el cambio se atribuye al aumento de tiempo que los menores pudieron pasar con sus familias y a las nuevas rutinas adoptadas. La flexibilización del horario durante el confinamiento «favoreció que las familias tuviesen más tiempo para cuidar de sus hijos, de enseñarles a crecer y de progresar junto a ellos», ha señalado la investigadora, que ha constatado que «los horarios de trabajo en el contexto europeo dificultan la conciliación» y son uno de los «obstáculos» para mejorar la comunicación y la relación de los menores con TEA con sus familias.

Pese a la satisfacción por estos resultados, el estudio recoge también las quejas de las familias, que expresaron «sufrir dificultades en los momentos iniciales de la cuarentena» debido tanto a la «ruptura de los hábitos de los menores», que son «muy necesarios para su estabilidad», como a los recursos de atención y educativos ya que «no estaban adaptados al nuevo contexto». En este sentido, las familias afirman que echaron de menos el apoyo de las escuelas, por lo que la experta ha afirmado que «se necesitan nuevas medidas en el ámbito educativo para afrontar este tipo de desafíos». Durante la investigación, las expertas también evaluaron la adaptación y la respuesta de los menores con TEA a procesos a los que estaban menos habituados, como mantener el contacto mediante las nuevas tecnologías gracias a las videollamadas.

De este modo, comprobaron que «observar a sus familiares, profesores y amigos a través de las pantallas aumentó su bienestar y tranquilidad», por lo que ha afirmado que la tecnología «ayudó mucho a estos niños». Por otro lado, la investigación también pone de manifiesto, a partir de los testimonios de familias, que la cuarentena y el confinamiento «evidenciaron la falta de comprensión social que padecen las personas con TEA y su entorno». La situación tomó relevancia especialmente en los momentos concretos de la pandemia en que se permitió salir a la calle a ciertos colectivos sociales con mayores dificultades, ha señalado la investigadora, lo que «despertó el rechazo, quizás por desconocimiento, de una parte de la población». Por ello, ha destacado la necesidad d «extender más la información sobre el colectivo para sensibilizar» a la sociedad.

Los jóvenes con TEA se adaptaron al confinamiento «mucho mejor»
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