El entonces corresponsal del diario ALERTA en la comarca, Don Edesio Gómez Rodríguez, decía allá por el año 1981, que el panadero de Orzales llegaba a Reinosa cada mañana con la puntualidad del Rey. Así, comenzó la semblanza que la Cofradía Gastronómica Nacimiento del Ebro dispensó a Antonio Ruiz Martínez, en el acto de entrega de la Arveja de Oro, el año 2014 en el restaurante Fuentebro, en Fontibre.

Toñín, nació en 1932, en Orzales, pueblo del Ayuntamiento de Campoo de Yuso, cuando parte del pueblo todavía no había sido anegado por las aguas del Pantano.

Comenzó a trabajar en la panadería el 3 de noviembre de 1948. Durante todo este tiempo, no faltó un solo día a coger su pan y entregarlo a toda la comarca, ni siquiera aquel triste día que se le olvidó echar sal a la masa. O, aquel otro día, de nefasto recuerdo, que el pobre Antonio comió algo que le sentó mal, y con una gran nevada y exhausto, no pudo llegar a Orzales, se paró el coche, se cayó a la nieve, y de no ser por el perro de Carmen su vecina, como él mismo decía, no abría hecho más pan.

Antonio, ha representado durante toda su vida, el empeño y éxito de emprendedor. Durante más de setenta años de oficio, presenció en el sector panadero muchas novedades de índole técnico, pero dándose cuenta que lo que el cliente demandaba era un pan artesano, hecho de miga densa, que es el pan que todos valoramos hoy en día, es decir, el mismo que se hacía en sus principios por los años cuarenta.

Ese tipo de pan comentaba, no admite ayudas, hay que hacerlo a mano sin la ayuda y el auxilio de las cámaras de fermentación controladas y congelación, hay que seguir amasando el pan a las dos de la mañana, cociéndolo a las cuatro y repartiéndolo a las ocho. Esa es, y así lo hizo toda su vida, transmitiendo su sabiduría a su relevo generacional.

Hoy en día, el pan de Campoo es bien conocido más allá de las fronteras de la comarca, es cierto, todos hemos podido comprobar como turistas y visitantes se acercan preguntando, ¿dónde hay pan de Orzales? Eso no lo da la comarca ni el Pantano del Ebro, es mérito de Antonio.

Pero, no nos explicamos como, después de setenta años de profesión, todavía ha sacado tiempo para criar una familia tan prolija, con tanto hijos y nietos, a los que hoy nos sumamos en su dolor. Esta familia, es la que hoy representa el relevo generacional.

Antonio es algo más que el panadero de Orzales, ha sido un emprendedor visionario, romántico y bellísima persona. El entierro se realizará en la intimidad familiar.