16.04.2024 |
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Cabezón contó con una fábrica de cervezas a principios del siglo XX

Casco urbano de Cabezón de la Sal. / A. del Saja
Casco urbano de Cabezón de la Sal. / A. del Saja
Cabezón contó con una fábrica de cervezas a principios del siglo XX

Cabezón de la Sal contó con una fábrica de cervezas a principios del siglo XX. La instalación denominada ‘El Niágara’ se situaba en un molino situado entre la carretera N-634 y las instalaciones de la fábrica Textil Santanderina. Hoy en día no existe ni rastro de esta fábrica que se inauguró el lluvioso 17 de mayo de 1905. La fábrica, que elaboraba sidra, soda y gaseosas era propiedad de Manuel de la Huerta y Joaquín Ríos. Y, según contaba el corresponsal del periódico La Atalaya «reúne todas las condiciones que requieren este tipo de industrias. Las máquinas han sido construidas en acreditados talleres del extranjero, los géneros recibidos de renombradas marcas y los materiales hechos con gran perfección».

Estaba enclavada «en un sitio pintoresco, contado con extenso arbolado y jardines». La inauguración supuso todo un acontecimiento social en el pueblo, ya que acudió numeroso público a degustar sus productos, pese a que la lluvia deslució el festejo. Los asistentes pudieron observar un tronco de coche tirado por «dos magníficas mulas adquiridas en la feria de Medina del Campo» y que iba a ser utilizado para el reparto de los productos, junto con un coche a motor.

El recorte del periódico La Atalaya, del 20 de mayo de 1905 que recoge la información de la inauguración de la fábrica  de cervezas ‘El Niágara’ nos ha llegado gracias a José Ramón Gómez, estudioso de la historia de la villa de la sal, natural de Cabezón de la Sal, que ahora reside en Cataluña. Cabezón de la Sal contó, también, con un molino de chocolate, ubicado en la mies de Domañanes, cuya edificación se está derrumbando, ante la indiferencia del Ayuntamiento, que ve como desaparece otro de los vestigios de la historia industrial de la villa, junto con el pozo de salinas de Tresano.

Según se recoge en ‘La Guía Integral de Recursos de Cabezón de la Sal’, Clemente García fundó en 1856 una pequeña fábrica conocida como ‘Chocolates la Selva’ para lo cual adaptó un molino harinero a las necesidades de la moldura del cacao. Además, incluyó un mecanismo que simultáneamente mezclaba con azúcar el cacao, para la elaboración posterior del chocolate.

Cabezón contó con una fábrica de cervezas a principios del siglo XX
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