20.04.2024 |
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ENTERRAMIENTOS

Treinta y siete enterramientos se han hecho este año el cementerio de Navas

El camposanto cuenta con  80 tumbas y 1.505 nichos de los que 56 están libres

Vista del cementerio de Navas. / A. del Saja
Vista del cementerio de Navas. / A. del Saja
Treinta y siete enterramientos se han hecho este año el cementerio de Navas

Un total de 37 personas se han enterrado en el presente año  en el cementerio municipal de Las Navas de Cabezón de la Sal. El camposanto cuenta con 1.505 nichos y 80 tumbas. El primer enterramiento de 2021 el de Obdulia Rubín de Celis, el 2 de  enero, y el último el de Ascensión González Cuenca, producido el 11 de noviembre.

En la actualidad hay 56 nichos libres, que el Ayuntamiento alquila por un periodo máximo de 50 años. El alquiler oscila entre los 500 y los 700 euros anuales. La última batería de nichos se construyó en 2.008. La villa de Cabezón de la Sal cuenta con 5.300 habitantes.    

El cementerio de Navas se  inauguró el 25 de julio de 1.910. El primer enterramiento fue el del niño de dos años Juan Echevarría Pérez, hijo de Gonzalo Echevarría Posadas y Aurora Pérez González. El primer adulto enterrando en este recinto, que se construyó con muchas dificultades, en el lugar conocido como Cotera Venera, correspondió a Nicolás Bueno Díaz, muerto el 11 de octubre. Tenía 86 años de edad, y era padre de José Bueno Díaz, encargado durante bastantes años, con su mujer, Victoriana Ruiz Días, del ferial de La Losa, según refleja  Ricardo Aguirre, en su libro “Cabezón a principios de siglo. Una aproximación histórica”.

Este  cementerio  vino a sustituir al de La Fuentanuca, donde, en un altozano, se levantaba la antigua parroquia de San Martín, un  lugar en el que existió un monasterio, que se vio afectado por corrimientos del terreno. Estudios al carbono 14 realizados a restos óseos allí encontrados los datan en el siglo X.

Según describe  Ricardo Aguirre, que fuera párroco de Cabezón de la Sal, en su libro “Cabezón de la Sal en los siglos XVII, XVIII y XIX” algunas familias recogieron los restos de sus antepasados y los subieron al actual cementerio, como hizo Higinia Sánchez Balbás, que construyó un panteón a la entrada del camposanto, con los restos del que Petra había construido en La Fuentanuca. En este espacio, situado en el lado derecho junto a la puerta del cementerio está el punto final de las historia de la familia de los Igaredas de Santibáñez, Carrejo y Cabezón de la Sal, actores importantes de la pequeña historia local en los siglos XVII, XVIII y XIX.

Según describe  Ricardo Aguirre, que fuera párroco de Cabezón de la Sal, en su libro “Cabezón de la Sal en los siglos XVII, XVIII y XIX” algunas familias recogieron los restos de sus antepasados y los subieron al actual cementerio, como hizo Higinia Sánchez Balbás, que construyó un panteón a la entrada del camposanto, con los restos del que Petra Igareda, gran benefactora, había construido en La Fuentanuca para acoger los restos de su familia. En este espacio, situado en el lado derecho junto a la puerta del cementerio está el punto final de la generosa  historia de la familia de los Igaredas de Santibáñez, Carrejo y Cabezón de la Sal.

Treinta y siete enterramientos se han hecho este año el cementerio de Navas
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