24.04.2024 |
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CABEZÓN DE LA SAL

La futura planta de biogás podría amenazar la salud de los vecinos de Cabezón

Impacto medioambiental con una repercusión directa en la calidad de vida de los vecinos de Cos, Mazcuerras, Vernejo, Ontoria, Carrejo y centro urbano de Cabezón de la Sal se verían afectados

Vista de la entrada a la localidad de Cabezón de la Sal, Cantabria. / SAJA
Vista de la entrada a la localidad de Cabezón de la Sal, Cantabria. / SAJA
La futura planta de biogás podría amenazar la salud de los vecinos de Cabezón

Pocos son ya los vecinos que desconocen la intención de la empresa Biogenera Innovación SL de construir una planta de biogás en su localidad. Por eso, la Coordinadora contra la planta de biogás de Cabezón de la Sal comenzó ayer, lunes, a difundir su primera alegación a esta instalación y a pedir firmas que la respalden. Aquellos que quieran sumarse a la petición la encontrarán en la antigua Confitería Pedro del municipio, tanto en horario de mañana como de tarde.

Según ha informado el pasado domingo la propia coordinadora, su equipo técnico sigue trabajando y ampliará las alegaciones, puesto que, en su opinión, el proyecto presentado por Biogenera Innovación «tiene numerosas deficiencias con gran impacto medioambiental para el municipio de Cabezón de la Sal y colindantes». El plazo para presentarlas concluye el 9 de febrero. El próximo sábado, 14 de enero, a las 17.30 horas, se celebrará una reunión informativa en el edificio La Torre para explicarlas, así como para informar a los vecinos de la colaboración del Ayuntamiento de Mazcuerras, también afectado por la planta.

Un proyecto con numerosas deficiencias. La coordinadora ha señalado que la planta producirá «155 toneladas diarias» de biogás y ha apuntado que «los olores llegarán a Cos, Mazcuerras, Vernejo, Ontoria, Carrejo y centro urbano de Cabezón de la Sal, como la propia empresa Biogenera especifica en el proyecto», hecho que empeoraría la calidad de vida de los vecinos de la zona.

La coordinadora basa la primera alegación al proyecto industrial de biogás en nueve puntos, el primero «la improvisación en política regional», donde sostiene que «la permisividad mostrada por las autoridades regionales y locales ante un proyecto carente de marco regulatorio» como en su opinión es el caso «choca frontalmente con el principio de precaución de la Unión Europea, que evita actuaciones potencialmente dañinas para la sociedad y el medio ambiente si antes no se ha realizado un profundo análisis de sus efectos en el tiempo».

También denuncia la carencia de un marco regulatorio específico, tanto a nivel nacional como autonómico, con lo que la «desprotección» de todas las partes es «completa»; y también alega un vacío en el Plan de Residuos 2017-2023 pues éste «no recoge ningún despliegue de las plantas de biogás como solución a la gestión del biorresiduo». En este sentido, sostiene que el proyecto «no tiene cabida» en el Plan de Residuos de Cantabria y no es responsabilidad de la Consejería de Medio Ambiente sino de Industria «de manera integral».

También aduce carencias de motivación energética pues en su opinión el biogás es «una burbuja». «La planta industrial proyectada en Cabezón de la Sal adolece de debilidades energéticas, no se justifica como alternativa a la gestión de los purines animales y no es ninguna panacea ante la histórica dependencia energética del exterior que sufren Cantabria y España. El proyecto de su instalación debe ser considerado como innecesario, inexacto en sus previsiones y gratuito en sus promesas», sostiene. Igualmente apunta a carencias de motivación climática. Afirma que la planta no garantiza la hermeticidad del proceso y tampoco «la supuestamente elevada tecnología aplicada, al no disponer de modelos piloto correctamente probados en el tiempo. El riesgo de convertirse en una fuente concentrada de emisiones de GEI en planta es muy alto». Se esgrime asimismo la «ignorancia de las políticas europeas en materia de gestión de residuos», apuntando que «las materias primas con las que trabajaría la planta se integran dentro de un paquete de residuos peligrosos y tóxicos, comparables, según la normativa comunitaria, con los nucleares y explosivos. Este tipo de residuos no tienen cabida en un territorio densamente poblado como el de Cabezón de la Sal y su entorno». Finalmente, la alegación aborda las ayudas públicas, donde habla de «pelotazos»; el obstáculo a futuros desarrollos como el Polígono Las Navas; y la participación ciudadana e impacto social. Todas estas razones son más que suficientes para paralizar el proyecto.

La futura planta de biogás podría amenazar la salud de los vecinos de Cabezón
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