Los ataques de los lobos al ganado doméstico por frecuentes no dejan de ser noticia. Y para los que los sufren en sus explotaciones, motivo de impotencia y desesperación. Ante el último ataque ocurrido al ganadero del pueblo de El Tojo, Laureano Puente, la alcaldesa de Los Tojos y presidente de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, Belén Ceballos, ha vuelto a expresar su indignación, señalando que “sigue la barbarie en nuestros pueblos y seguimos sumando dolor y destrucción”.

El último  suceso fue la muerte de un potro, que resultó devorado por los cánidos salvajes, en una finca situada encima de El Tojo, muy próxima al caserío.

Belén Ceballos advirtió que los ganaderos deben prepararse para lo que viene con las lobas  que están pariendo en primavera.  Y exclamó “¡fuera el lobo del LESPRE¡”, ”¡control poblacional ya!”, “¡van a terminar con la ganadería extensiva y con nuestros pueblos!” y pidió a políticos y sociedad   “¡por Dios, despertar!”.

Hace dos domingos, al medio día, cuando el pueblo de Barcena Mayor se encontraba lleno de visitantes, se gravó a un lobo correteando por las inmediaciones, que pude visionarse en las redes sociales.

En otro enclave próximo, en Los Tojos, el mes pasado los cánidos salvajes mordieron gravemente a “Rex” un perro que se encontraba delante de la cuadra de Tío Chavis. “Nos hacéis abandonar, nos hacéis tirar la toalla a tías recias y bravas que apostaron por su forma de vida en el medio rural”, dijo Ana Mier, concejal regionalista del municipio de Los Tojos.

Desde que a los lobos no se les pueden  matar, parece que han perdido el miedo a los humanos y ya no se asustan de ellos. E incluso les hacen frente.

Al menos, eso fue lo que le pasó al vecino de Ruente Hilario Molleda, cuando hace un par de meses se encontraba en su cuadra, situada en la zona de Casa Vieja, de Monte Aa, atendiendo a sus vacas y ovejas. Él que siempre se mueve con su perra border colie y que le espera en el exterior del invernal, vio como ésta entro asustada escondiéndose entre las ovejas. Entonces salió Hilario  y se topó con 2 lobos a la puerta, que no se  asustaron ni con sus voces, ni con la luz de la linterna. Después de trascurrido un tiempo, los cánidos salvajes se fueron apartando del lugar, sin ningún temor.