granada 2-0 racing

La pegada condena al Racing

Matheus, peleando un balón aéreo ayer en Los Cármenes. / GRANADA CF

El conjunto cántabro sumó su segunda derrota en dos partidos | Que mejor en el primer tiempo pero el Granada dio un paso al frente en el segundo, que hizo méritos para lograr la victoria | Lanzó tres veces y marcó dos goles

El Racing no mereció perder ante el Villarreal B ni recibir semejante golpe contra el Granada, pero lo cierto es que sigue sin marcar y, sobre todo, sin puntuar. El conjunto cántabro compite y durante muchos minutos incluso se siente poderoso y superior, pero carece de la pegada que, por ahora, han tenido sus rivales. Al filial amarillo le bastaron tres lanzamientos entre palos para anotar dos goles, lo mismo que al equipo nazarí ayer. Los hombres de Romo apenas conceden pero, como intuían, nadie perdona en Segunda División. Quien sí lo hace es el Racing, que ayer tuvo un par de buenas ocasiones y un lanzamiento al larguero para haberse ido con una sonrisa, pero no acierta. Le faltan cosas más allá de la línea de medios.

Se pareció el Racing al equipo que jugó contra el Villarreal B. De hecho, el guión del primer tiempo del encuentro tuvo mucho que ver porque, como en el debut, el conjunto cántabro comenzó desorientado y transmitiendo la sensación de ser tremendamente inferior e incluso impotente para, alrededor del minuto veinte, comenzar a coger la manija del juego y a conseguir jugar mucho tiempo en campo contrario. De hecho, durante buena parte de lo que sucedió antes del descanso dio la sensación de ser el conjunto cántabro quien más cómodo estaba sobre el terreno de juego y quien estaba consiguiendo que se jugara a lo que se quería jugar. Lo malo fue que todo cambió tras el paso por vestuarios. Ahí se impuso el bueno porque tiene más y mejor munición.

No hubo sorpresas en el once inicial y se confirmó el debut de Germán en un lugar especial para él como es el estadio de Los Cármenes, que es donde ha vivido sus mejores años como futbolista. Cuando se presentó con el Racing negó la mayor y advirtió de que es ahora cuando está en su mejor momento. A Fernández Romo le parece estupendo y ayer le dio los galones que le quiere dar no teniendo en cuenta el buen partido que había completado Rubén Alves contra el Villarreal B para dar la oportunidad al viejo rockero de saltar al escenario al que más quería saltar. Quería aprovechar, quizá, su motivación extra por querer demostrar a Aitor Karanka que se equivocó poniéndole en la lista de descartes.

El experimentado central comenzó bien pero sufrió cuando el rival tocó a rebato. De hecho, se tragó el balón que acabó en el gol de Callejón y, poco después, tuvo que pedir el cambio con la sensación de haberse roto. A buen seguro que se abrirá el debate de si fue una reaparición prematura, pero lo cierto es que tiene pinta de que tendrá que parar unas semanas. Durante sus mejores momentos, aportó pausa y tranquilidad a la retaguardia con la pelota en los pies y, sobre todo, un buen potencial aéreo en las dos áreas. De hecho, la mejor ocasión para que el Racing hubiera roto la igualada inicial salió de su cabeza. Tras botar Juergen un segundo córner consecutivo desde la banda derecha, la pelota se fue directamente a la cazuela, al lugar donde se cuece el pulpo. Allí había mucha gente pero Germán supo encontrar el espacio. Cuesta adivinar cómo incluso viendo las imágenes repetidas varias veces, pero fue capaz de cabecear sin saltar. El balón fue entre palos y lo atajó bien André, que estaba bien situado.

El bando local no se acercó con verdadera sensación de peligro ni tan siquiera en el arranque del encuentro, cuando amenazó con pasar por encima de su timorato rival, que parecía llamado a atrincherarse a atrás y a sacar balones como podía. Comenzó el encuentro quitándose la pelota de encima y sin conseguir enlazar pases. Parecía incapaz de generar peligro con una banda derecha poco profunda con la presencia de dos laterales, ya que Fernández Romo apostó por Dani Fernández para jugar por delante de Unai Medina, y un Marco Camus por la izquierda que estuvo desasistido. Juergen tardó en aparecer mientras que Matheus, en punta, parecía estar ahí más para incordiar en la salida del balón nazarí que para rematar, ya que no tuvo ni una dentro del área.

Con el paso de los minutos y, sobre todo, a partir de esa ocasión de Germán, el Granada comenzó a fruncir el ceño. No estaba disfrutando. El Racing le aguardaba en zona de tres cuartos y sin recular. Le dejaba tocar atrás pero los hombres de Karanka no tenían muy claro qué hacer con esos balones cercanos a su área. Y se hizo gigante el centro del campo verdiblanco y, sobre todo, un Íñigo que estaba en todas partes, que lo mismo abortaba el acercamiento más peligroso de Callejón a los dominios de Parera que centraba un balón perfecto a Matheus que abortó uno de los centrales a última hora.

Quería jugar el Granada con una defensa adelantada que se plantaba casi en el medio campo. El Racing lo esperaba y buscó sus espaldas. Y hubo dos acciones en las que estuvo a punto de obtener premio, pero no acertó a desarrollarlas bien. La primera por fuera de juego y la segunda por falta de calidad arriba. Y es ahí donde sigue cojeando el conjunto cántabro. Es Juergen el hombre llamado a hacer que salte la chispa más allá de la línea de medios pero el colombiano, aunque siempre se ofrece para lo que sea, todavía no se ha comprado el cuchillo a utilizar cerca de las áreas rivales. Su mayor aportación, por ahora, está las acciones a balón parado. Los buenos rematadores lo son menos sin buenos centradores.

Quizá para compensar la injusta decisión de sentar a Rubén, tomó otra justa como sentar a un peso pesado como Íñigo Vicente para incorporar a Marco Camus al once. El cántabro fue de lo mejor de la pretemporada y cuando entró en el descanso del encuentro ante el Villarreal B estuvo bien y resultó productivo. Ayer necesitaba un extremo como él en una banda teniendo en cuenta que por la otra estaba Dani Fernández y no Alfon, que entró en el segundo tiempo. Lo que sucede es que el conjunto cántabro necesita al de Derio. Apareció tras el 1-0 pero sólo sacó el guante para darle un gran pase a Peque con el exterior al que respondió bien la defensa local.

Camus tuvo una buena para haber marcado el primer gol del Racing esta temporada. Fue en la primera acción ofensiva de los suyos tras el descanso, en la jugada que, por lo menos, le permitió al conjunto cántabro sacudirse la presión inicial del Granada, que salió de vestuarios con ambición de dar un paso hacia delante y hacer evidente su teórica superioridad. Fue un rápido ataque fabricado por la derecha con Dani Fernández asistiendo a Íñigo, que actuó como extremo (una vez más) para centrar a Matheus en el segundo palo, que dejó la pelota muerta en un espacio intermedio entre el ‘once’ santanderino y Juergen. Al primero de ellos le cogió a su pierna mala y fue quien remató, pero lo hizo alto.

La respuesta del Granada fue inmediata con un cabezazo que cualquiera vio dentro, ya que Uzuni cabeceó absolutamente solo un metro por delante del punto de penalti, pero lo hizo desviado. Fueron minutos de un agobio total que sonaban a toque de corneta, a querer decidir cuanto antes un partido que el Granada entendía que debía ganar sí o sí. Se le afiló el colmillo, era fácil oler el gol.

Las primera maniobra del Fernández Romo para intentar alterar el guión fue cambiar las bandas. El Granada pasó a jugar con dos delanteros y metió a Saúl García para, en defensa, meterse como un carrilero para que Satrústegui ejerciera como un tercer central. Las acometidas nazaríes daban miedo y acabó llegando lo que tenía que llegar. El recién entrado Melendo le dio un gran pase a Callejón para que éste ganara la espalda a los centrales, que estaban muy abiertos. No le vio Germán y el delantero no perdonó de cabeza.

Lo bueno fue que el Racing no cayó noqueado, sino que siguió en el combate. Y pudo haber empatado primero con un misil de Medina que golpeó con dureza al larguero y con un remate de Alfon a pase en profundidad de Aldasoro al que respondió bien André. Sin embargo, lo que llegó fue el segundo del Granada, la puntilla, la sentencia, cuando ya era el descuento. Fue un gol afortunado recortando a Satrústegui y Pol Moreno en el interior del área y poniendo el balón en el lugar adecuado en el momento justo.