Miranda puede ser una fiesta y nadie se la quiere perder. Lógico. Ha habido que picar mucha piedra para llegar hasta aquí y es normal querer disfrutar de un sábado que puede significar mucho para los intereses racinguistas. El Racing sabe que tiene el trabajo prácticamente hecho pero la diferencia y a menudo lo más complicado suele estar en el acabado. Falta finiquitar la obra y eso puede suceder en Anduva, por lo que ya se puede garantizar una presencia masiva de aficionados racinguistas en las gradas.

Las dos últimas victorias en casa no sólo han disparado las opciones de permanencia del conjunto cántabro, sino que también han calentado a la hinchada. Se ha expandido el racinguismo, todos hablan del espectacular ambiente que se viene viviendo en Los Campos de Sport y del sabor a partido decisivo que se paladea en cada jornada y todos se quieren apuntar. Es lo mejor del fútbol, la razón de todo. Y todo puede quedar visto para sentencia este fin de semana porque incluso se puede dar la permanencia matemática tres semanas antes de termine el campeonato, lo que sería un éxito rotundo teniendo en cuenta los precedentes. Todos los ingredientes parecen estar en el plato y sólo falta cocinarlos. Uno de

ellos es la afición, que ha vuelto a responder. El Mirandés envió durante el fin de semana 777 entradas para el partido del próximo sábado y ya no queda ninguna. La mitad, como es costumbre, se puso a disposición de la APR para que las repartiera como considerara oportuno y la otra mitad, la que se puso a la venta en las taquillas de Los Campos de Sport, duró tres horas. Y gracias. No se agotó el papel en cuestión de minutos por el proceso que conlleva la adquisición de cada una de ellas (enseñar el DNI y el carné de abonado de cada beneficiario de la entrada).

Los racinguistas saben cómo se negocian este tipo de asuntos y olían que las localidades iban a volar porque era mucho mayor la demanda que la oferta, por lo que hubo que madrugar. Desde poco más tarde de las seis de la mañana ya hubo aficionados aposentados frente a la taquilla para guardar cola y garantizarse un billete para Anduva. Quien llegó un par de horas más tarde ya no cogió. La venta comenzó a las diez y a la una ya estaba todo cerrado sin posibilidad de que el club local enviara más entradas porque no puede hacerlo, ya que sólo se pueden enviar las de la zona reservada para la afición visitante. De este modo, a los que ayer no se pegaron el madrugón sólo les queda una salida, que es acudir a la web del Mirandés. Deberá hacerlo con la chequera preparada. El club burgalés sabe de sobra que su equipo está salvado y, por lo tanto, quiere aprovechar el encuentro para hacer taquilla sin importarle demasiado que los racinguistas sean muchos y hagan mucho ruido. No se esconde y es lógico. Prevé una gran afluencia de visitantes y no va a poner impedimento a que se venda todo el papel disponible desde su página web, donde hay entradas a 35 o 40 euros.

El Mirandés sabe que no se va a coger los dedos porque conoce a la afición del Racing, a la cual ya ha recibido en varias ocasiones en la última década. Si ya llenó todo un fondo bajo la nieve, qué no va a hacer en la víspera del día de la madre y con la posibilidad de prácticamente celebrar un ascenso.

El equipo verdiblanco sabe que lo tiene en su mano tras los buenos resultados del pasado fin de semana, comenzando con la victoria propia, continuando con las derrotas de 

Villarreal B y Leganés, a quienes ya ha superado en la tabla, y el empate del Málaga. Sólo una catástrofe de dimensiones bíblicas le dejaría sin premio pero falta dar el último paso, que es certificarlo. En el fondo, es como cuando el año pasado estaba hecho el ascenso pero nadie se atrevía a abrir el champán antes de tiempo porque en fútbol puede suceder cualquier locura.

La espera se puede terminar el próximo fin de semana si cuadran los resultados. No se trata de ninguna locura. El Racing certificará que por fin, al cuarto intento, conseguirá la permanencia en Segunda División si es capaz de ganar su partido en Anduva y el Málaga no gana en Ponferrada.

Es cierto que el equipo berciano se sabe condenado y que sólo se aferra a unas matemáticas que pueden morir en su siguiente compromiso, pero es improbable que se deje llevar ante el conjunto andaluz. Y no es fácil ganar en El Toralín.

De este modo, si el equipo pilotado por José Alberto gana en Miranda sí tendrá derecho a meter el champán en la nevera. A media tarde del domingo (el Ponferradina Málaga es a las 16.15) podría haber fiesta. Y ésta podría comenzar en el campo del Mirandés. Por eso hay que estar. Por eso van a estar más de mil racinguistas. 

Germán sufre una fascitis y Rubén una contractura. El Racing va a necesitar una nueva pareja de centrales para el partido del próximo fin de semana. La más habitual durante la segunda vuelta, desde que llegara José Alberto al banquillo, no va a poder ser alineada porque ninguno de sus dos componentes estará listo para ello. Están lesionados. Ambos se retiraron de manera precipitada en el primer tiempo del encuentro ante el Ibiza y, tras someterse a sendas pruebas de imagen, ya tienen un diagnóstico de lo que les pasa. No hay ninguna sorpresa. Germán se retiró resintiéndose de la planta del pie y ahora ya sabe que padece «una lesión de alto grado en la fascia del pie derecho».

Una fascitis en toda regla que, seguramente, haya dado por cerrada su temporada. En el caso de Rubén, le han detectado «una contractura severa en el bíceps femoral de la pierna derecha». Eso quiere decir que no se ha producido una nueva rotura y que incluso podría llegar para el partido contra el Eibar. Con todo, visto lo sucedido el pasado viernes, cuando jugó sin apenas haber entrenado entre semana y sintió que recaía, es probable que avance más despacio. Sobre todo, si la permanencia sigue encarrilada o incluso se logra. Otra cosa sería que se volviera a complicar.