25.04.2024 |
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Un final que no está a la altura

Haber ascendido tan pronto ha hecho que el Racing se haya desconectado de la competición durante el mes de mayo | Se queda la oportunidad de poner la guinda el tres de junio

Arturo, el pasado sábado en Lezama. / ATHLETIC CLUB
Arturo, el pasado sábado en Lezama. / ATHLETIC CLUB
Un final que no está a la altura

Hay debate sobre si un mal final estropea una buena película. La que ha narrado la trayectoria del Racing esta temporada ha sido inmejorable, tan buena que era imposible que tuviera una conclusión a la altura. El equipo avanzó por la categoría de manera tan aplastante que alcanzó su objetivo demasiado rápido y le sobró un mes de competición con el que no sabía ni qué hacer. No lo quería para nada pero había que jugarlo. Así que montó en una balsa sin remos y, sencillamente, se dejó llevar por la corriente hasta alcanzar las vacaciones. Perdió más partidos en quince días que en siete meses enseñando una imagen poco reconocible y obligó así al espectador a salir de la sala haciendo esfuerzos por quedarse con sólo la primera hora y media de la película y olvidar los veinte minutos finales.

Es lo que hubo que hacer con ‘Inteligencia Artificial’, la película que Stanley Kubrick tuvo en su cabeza durante años para acabar regalando en 1995 a Steven Spielberg, que la acabaría estrenando en 2001. El director de ‘La naranja mecánica’ ni siquiera la pudo ver acabada porque murió poco antes, por lo que nunca conoceremos su opinión final sobre una obra que se resistió a realizar él mismo porque entendía que no había niño alguno capaz de interpretar con credibilidad al androide David ni tecnología para suplantarlo. Hasta que Spielberg vio ‘El sexto sentido’ y pensó: ahí está, ese es mi chaval.

La película está a la altura de los dos grandes nombres que, junto a una tropa de guionistas, enredaron en ella y está cerca de tener un final perfecto, pero lejos de acabar en el momento oportuno, decide continuar otros veinte minutos más para dotarla de un final mediocre, cursi y de cuento de hadas. Al igual que Pinocho, ese joven robot se pasa la segunda mitad de la película buscando al Hada Azul para que le convierta en un niño de verdad. Y cree encontrarla en una vieja escultura de feria hundida bajo las ruinas marinas de un Nueva York distópico. Cuando llega a ella, él empieza a verbalizar una y otra vez su deseo sin demasiada suerte. Pasa el tiempo y en la superficie se produce una glaciación que deja a David congelado mientras no deja de pedir lo que, en definitiva, es imposible. Por mucho que se esfuerce y tenga fe, su sueño no se va a cumplir.

Si ahí hubiera acabado la película, cualquiera, aunque estuviera solo en su casa, se levantaría a aplaudir por mucho que su cabeza comenzara a dar vueltas y toda la obra le dejara tocado, pero hubo más. Como hubo más jornadas después de aquel primero de mayo para el recuerdo en el que el Racing consiguió el ascenso. Si la temporada hubiera terminado ahí lo habría hecho por todo lo alto, pero aún quedaban cuatro jornadas y tres partidos convertidos en atonía. Tanto es así, que el equipo ha perdido en Tudela y en Lezama ofreciendo una imagen ausente y ganó en casa a última hora con un poco más de intención pero sin motor ni ganas. Sobró mayo como sobraron los últimos minutos de ‘Inteligencia Artificial’.

No es fácil terminar bien. Antes era más fácil hacerlo en lo más alto de la montaña rusa porque había que superar un playoff, pero hacerlo tras una temporada regular y con ventajas de dos dígitos sobre el segundo condena a una muerte plácida del curso que, lejos de disfrutarse, se sufre y obliga a mirar el reloj constantemente para ver cuándo acaba de una vez todo y se empieza a hablar más de fichajes y proyectos futuros. Es la penitencia por haber disfrutado tanto durante meses. Como sucedió con los que vieron ‘Perdidos’. Lo pasaron tan bien durante años a base de abrir melones improbables que era complicado cerrarlos todos en una gran temporada final que diera sentido a todo.

La saga ‘Star wars’ lo podía haber conseguido si hubiera dado continuidad a la labor de Rian Johnson en el episodio octavo, ‘Los últimos Jedi’. La película fue un exitoso intento de pasar página, la traslación a la pantalla de la certeza de que había que evolucionar y desprenderse de los mitos del pasado. Sin embargo, para la última película de la saga, ‘El ascenso de Skywalker’, volvió a coger el timón JJ Abrams, el autor del episodio siete. Y lo que hizo fue escribir un final opuesto a la anterior película, al gusto de los más nostálgicos del pasado y atento a lo que los fans más acérrimos querían ver. Una chapuza que ni siquiera respetó las normas del juego.

El Racing tuvo en su mano poner la guinda perfecta a la temporada porque, tras empatar contra el Celta B y lograr el único objetivo de la temporada, aún tenía en su mano mantenerse invicto en Los Campos de Sport, algo que ha logrado, y batir el récord de 86 puntos en la categoría de bronce. Sin embargo, finalmente se va a quedar con 82 una vez que el próximo fin de semana le regalen los tres que han regalado a todo el mundo tras abandonar la competición el Extremadura.

Esto último incluso va a hacer que el Racing, además de tener todos los deberes hechos y sobrevivir todas estas semanas en una balsa a la deriva en busca de las vacaciones, tenga que pasarse quince días sin competir hasta que por fin dispute el partido de campeones contra el Andorra el tres de junio. Esto no ayuda a tener un final a la altura de toda la obra. Es lo que le vino a suceder a Scorsese en ‘Gangs of New York’. Él tenía pensada una película de prácticamente cinco horas pero los productores utilizaron la tijera a lo grande para dejarla en 166 minutos. Y eso hizo que los últimos cuarenta parecieran deslavazados, sin mucho sentido y sin estar apoyados sobre algo. Como si al espectador le faltara información. Como un fin de semana sin partido cuando muchos otros se estarán jugando la vida.

Precisamente la vida entrega el personaje de Will Smith en ‘Soy Leyenda’ para dar forma a otro final que pretende ser trágico y épico a la vez que optimista pero que termina siendo ridículo. La segunda parte de la película ya estaba muy por debajo de la primera pero con ese final que alteró el de la novela original de Richard Matheson ya lo estropeó todo. En el libro, el protagonista se da cuenta de que él es la gran pesadilla de esos vampiros que han pasado a dominar todo el planeta, se convierte en el hombre del saco para ellos y asume que ese va a ser su destino. En la película, averigua que queda más gente viva y que incluso hay una colonia donde poder empezar de cero, pero él juega a ser el mesías y entrega su vida sin que venga mucho a cuento para que el espectador salga de la sala un poco más optimista y supuestamente emocionado por su generosidad. No fue así, en realidad, lo hizo con rubor.

El Racing tendrá la oportunidad de no caer en eso y resarcir su propio final en ese partido de campeones programado por la Federación. Ésta es la que más ha hecho por acabar con los grandes finales, con esos playoffs que conseguían levantar cualquier película mediocre. El que los abrirá será ese duelo entre el equipo cántabro y el Andorra en el que, por muchos aficionados cántabros que vayan, parecerá que no hay nadie en la grada. Será un quiero y no puedo, un partido que parecerá a puerta cerrada y que sólo se podrá interpretar como un final decente a la temporada en caso de levantar la copa. Si ni siquiera eso es capaz de hacer el conjunto cántabro, sus últimas cinco semanas estarán a la altura de los últimos veinte minutos de ‘Inteligencia artificial’.

Un final que no está a la altura
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