20.04.2024 |
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Despedida y cierre en El Sardinero

El Racing juega esta tarde su último partido en Santander de la temporada | Recibe al Valladolid Promesas, que está ante su última oportunidad de pelear por la salvación, con el deseo de lavar su mala imagen de hace una semana

Cedric, nada más marcar el segundo gol ante el Celta B. / RrC
Cedric, nada más marcar el segundo gol ante el Celta B. / RrC
Despedida y cierre en El Sardinero

Lo que sucedió en Tudela no se puede volver a repetir. En el Racing lo tienen claro. Han hablado sobre ello y se han confabulado para no dejarse llevar de manera tan penosa en lo poco que queda de curso porque la enorme temporada que ha hecho el equipo no se merece un último capítulo depresivo. Es cierto que si uno echa la mirada atrás, después de que los proyectos liderados por Paco Fernández e Iván Ania supieran que iban a terminar campeones, apenas volvieron a ganar hasta la hora de la verdad. Entonces, debían administrar esfuerzos, limpiar tarjetas y demás antes de la eliminatoria decisiva, algo que ahora no hay que jugar porque el objetivo ya está cumplido. Los deberes al completo ya están hechos y no dejarse apabullar como el pasado sábado en Tudela es ya una cuestión de orgullo.

El accidente en tierras navarras era algo que podía pasar. Todos los ingredientes estaban en el plato después de una semana de fiestas, comidas, cenas y compromisos. Para colmo, hubo que jugar en un campo en malas condiciones, con poco atractivo y, lo que era peor, con un calor tremendo. A nadie le apetecía aquello y no tardó en verse reflejado tanto en el juego como en el marcador. Pero aquello ya pasó. Los condicionantes hoy son otros y, precisamente por haber vivido ya el bochorno de hace ocho días, se antoja improbable que se repita hoy.

Menos aún jugando en casa. Se puede perdonar que el Racing se arrastre fuera, pero no ante los suyos. De partida, porque tendrá ante sí la conservación de un objetivo que ha ido poco a poco alimentando, que es el de haberse mantenido invicto hasta la fecha en Los Campos de Sport. Hoy será el último partido de la temporada en el coliseo verdiblanco y en el vestuario quieren, por lo menos, terminar con la capacidad de presumir para siempre de no haber perdido en su campo en aquella histórica temporada. Aún así, tampoco hay que fiarse porque en Tudela también estaba en juego la posibilidad de superar el récord de puntos de la categoría de bronce y prolongar la racha de 19 partidos sin perder que acumulaba el equipo pero lo echó a perder. Y también hay que entenderlo. Como dijo Fernández Romo, los jugadores del Racing no son súper hombres.

Otro aspecto que diferencia el encuentro de esta tarde a partir de las seis con el de hace ocho días es que delante habrá un equipo que se juega algo. El Tudelano recibió al conjunto cántabro habiendo consumado la semana anterior el descenso y jugó contra un equipo que ya había ascendido. Fue el partido más intrascendente de la aún reciente historia de Primera RFEF. Esta tarde, en cambio, el Valladolid Promesas vendrá jugándose el tipo. Y eso genera ciertas obligaciones porque habrá ojos de terceros equipos mirando lo que pasa y hay que mantener el tipo. La dignidad del escudo hay que conservarla.

Lo cierto es que el filial pucelano no lo tiene nada bien. Prácticamente, El Sardinero se convierte para él en un último clavo ardiendo porque va a saltar a jugar con 36 puntos, que son cinco menos de los 41 con los que comenzó la jornada el Bilbao Athletic, que es quien marca la permanencia. Necesita un milagro de última hora aunque al menos se presentará en el coliseo verdiblanco con el recuerdo de haber ganado 3-0 al Racing en el partido de la primera vuelta. Precisamente fue esa derrota la que generó la tremenda reacción racinguista, ya que, desde ese momento, no volvió a perder un partido hasta el sábado de la semana pasada.

El encuentro servirá como despedida del Racing campeón, ya que los otros dos partidos que le quedarán por jugar serán ante el Bilbao Athletic en Lezama y la final de campeones el 3 de junio en Galicia. A esto hay que sumar el adiós de algunos jugadores que saben que no vestirán de verdiblanco el próximo curso. Uno de ellos es Pablo Torre, que ha fichado por el Fútbol Club Barcelona. Se marcha la perla de la cantera como muchos otros se fueron antes que él. Hoy dirá adiós habiendo, al menos, dejado al equipo en Segunda División y a buen seguro que se vivirá un momento especial cuando, rondando la hora de encuentro, Fernández Romo decida sentarle en el banquillo.

También será el último encuentro de Soko, que dijo repetidamente que quería jugar en Segunda con el Racing pero que, finalmente, lo hará en el Huesca. Tras ser uno de los más aclamados en la fiesta del ascenso de hace quince días, está por ver cómo le recibirá el aficionado hoy. No hay duda de que jugadores como Álvaro Bustos o Lucas Díaz, que probablemente tenga la oportunidad de despedirse bajo palos, reciban también el cariño de la grada, como los cedidos Manu Justo, Javi Vázquez y Jack Harper. Isma López, que tiene contrato en vigor, también es probable que esté ante su última actuación con la camiseta racinguista.

Entre una cosa y otra, hay razones para confiar en ver al Racing por última vez en su campo acercándose a la versión de los últimos meses. Es cierto que los jugadores no tendrán el nivel de tensión competitiva que cuando atacaban directamente el ascenso, pero jugar en casa y la necesidad de lavar la imagen de la semana pasada les hará dar un paso hacia delante. Desde el banquillo les empujarán a ello. Es posible que incluso haya menos rotaciones porque, de partida, el técnico recupera a tres jugadores que no pudieron jugar en Tudela como Arturo, Fausto Tienza y Bustos. Y los dos primeros acostumbran a ser titulares. Nadie duda de que, al menos el extremo, estará entre los once elegidos.

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